sábado, 5 de noviembre de 2016

Macías... El Trovador Enamorado.


Existen muchas versiones sobre la historia y la leyenda de este personaje. Por algunos poetas y escritores, contemporáneos suyos, sabemos que murió a manos del esposo de su amada, después de sufrir cautiverio, muchos le definieron como "el mártir de Cupido", y el ejemplo del enamorado fiel hasta la muerte. El caso es que Macías pertenecía a la escuela galaico-portuguesa del Cancionero de Baena y fue autor de hermosos poemas de temática amorosa. Era originario de Padrón en Galicia, aunque vivió en Castilla en el siglo XV.

Una de las leyendas más conocidas en torno a él y a sus amores, es la siguiente:

Enrique de Villena, personaje ya de por sí bastante extraño y también legendario, estaba casado con María de Albornoz, ambos pertenecían a familias de la nobleza castellana del momento, que matrimoniaron por cuestiones de interés dinástico o económico. Como en la mayoría de estas uniones no existía el más mínimo cariño, sino que más bien se despreciaban el uno al otro. Sin embargo, al servicio de la casa Villena-Albornoz estaba Macías, enamorado desde siempre de doña María, a la que siguió después de su boda, logrando ganarse la confianza del esposo que le tenía en gran estima. Doña María correspondía a la adoración del trovador, que le dedicaba ardientes rimas hablándole de amor, menudeaban los encuentros secretos entre ambos, lo que vino a desembocar en un sentimiento mutuo y compartido.

Y sucedió que don Enrique estaba empeñado en conseguir el maestrazgo de la Orden de Calatrava, cuyo poder era muy grande en Castilla, pero para obtener tal dignidad, debía ser soltero o viudo y ninguna de estas dos circunstancias se daban en el estado de Enrique. Lo mejor era deshacerse de la esposa, lo cual no era fácil, pues el linaje de los Albornoz era poderoso y un divorcio le habría ocasionado numerosos problemas. También podía recurrirse al asesinato, pero para ello se necesitaba alguien lo suficientemente discreto y afecto a su causa. Pensó en Macías, y así se lo comunicó, ante el espanto del enamorado trovador que se negó en redondo.

No obstante, Enrique persistió en su empeño y sobornó a seis sicarios para que secuestrasen a María, haciendo público al cabo de unos días, que en bosque cercano se habían encontrado las ropas ensangrentadas de su esposa, lo que bien a las claras demostraba que había muerto. Él podía considerarse oficialmente viudo y libre para acceder al puesto deseado. Los rumores que existían sobre los amores de Macías y de María,  así como la necesidad de silenciar a alguien que conocía sus propósitos, hicieron que el trovador fuese apresado y encarcelado en un castillo de Arjonilla, cerca de Jaén, propiedad de don Enrique. Allí estaba también encerrada doña María de Albornoz.

En celdas separadas y encerrados de por vida, los amantes no tardaron en saber el uno del otro, y Macías seguía cantándole dulces sonatas de amor a su amada. Se dice que hasta los duros carceleros sentían pena de aquellas dos almas, hundidas en la miseria y en el hambre, y lo que es todavía peor, ¡tan cerca y tan lejos el uno del otro! Don Enrique, al cabo de algún tiempo, fue a Arjonilla para asegurarse de que sus dos presas yacían sepultados en aquel lóbrego lugar que pronto acabaría con ellos. Cuando supo que, a pesar de tanta desgracia, Maclas y María seguían amándose, él mismo penetró en la celda de Macías y lo mató a lanzazos.

Esta muerte parece que afectó a la mente de Enrique, que siempre fue bastante extraña. Logró el maestrazgo de Calatrava, pero lo perdió por sus rarezas, se dio a la bebida y al juego llegando a perder cuanto poseía. El rey Juan II, viendo al estado que había llegado, le otorgó el señorío de Iniesta, compadecido de su miseria y extravío.

Doña María, según algunos, regresó a sus posesiones de Cuenca, pero el decir popular da otra versión. Durante varios años, se vio a una mujer, una mendiga, rondando por el castillo de Arjonilla. Pasaba días enteros junto a sus muros, mientras la chiquillería le tiraba piedras y le hacía burla. Otras veces entraba en la iglesia en la que estaba enterrado Macías y durante horas se postraba sobre la lápida que cerraba el sepulcro, hasta que un día, cuando el sacristán la fue a echar de la iglesia porque era la hora de cerrar el templo, se encontró con que la mujer estaba muerta, con los labios pegados sobre la inscripción en la que podía leerse: "Aquí yace Macías el enamorado".


A muchos no les cupo duda de que aquella pobre mujer, aquel despojo humano, era doña María que nunca pudo superar la trágica muerte de su amor. Se arrastró por la vida, ausente de la realidad, esperando que la muerte misericordiosa se acordase de ella y la llevase a reunirse con el poeta enamorado.


Autor: Desconocido.




14 comentarios:

  1. Qué cosa tan importante es el amor querida amiga, que te destroza la vida o te la hace vivir entre algodones, según se tercie el momento.
    Y es que el querer, el enamorarse, tener un amor que te deje sin más vida que la que el alija es un gran misterio, no hay forma de elegir si te enamoras o no de quien mas de una vez no te hará feliz, o todo lo contrario, pero es algo tan intenso y placentero que somos afortunados los que así sentimos, los que vivimos eternamente de esa manera, sin querer más que a ese amor deseado y a veces lejanos, y cuando le tenemos… vivimos y morimos con él.
    Preciosa historia amiga Piruja. Un beso.

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  2. Supera en mucho a cualquier leyenda de amor, incluso a Romeo y Julieta. Besetes.

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  3. Cuanto amor la de esta pareja y que triste final para ambos.Besicos

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  4. Los amores imposibles suelen ser eternos. Qué historia más triste, pero preciosa tu manera de contarla.
    Muchos besitos de anís.

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  5. Una triste historia de amor. Una pena un final así,
    Besitos. Feliz fin de semana,

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  6. Historia de unos amantes de lo más triste, pero que no cedieron en ningun momento.
    Besos.

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  7. Como siempre es un gustado, leer tus leyendas, detenerme un rato, que siempre voy corriendo, y disfrutar con ellas, esta vez ha sido muy triste.
    Un besazo guapa!

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  8. Awww que triste, maldito Enrique, esto de que arreglaban matrimonios que pena ,donde haya amor...encima Enrique con ansias de poder, pobre Macias y Doña María espero que en la eternidad si pudieran estar juntos,besos

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  9. Qué bonita y qué triste historia... Y muy bien contada. Una se queda embelesada "escuchando" estas leyendas (me la imagino contada por un anciano frente a un fuego...)
    Un placer, Pirujita, no dejes de traernos estas preciosas leyendas, además tan bien ilustradas... :)
    Muchos besos

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  10. Como siempre es un placer leer tus leyendas.
    Los amores imposibles suelen quedarse eternamente en el corazon.
    Un beso Piruja
    Isa

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  11. Por favor, qué historia tan triste. Esos dos enamorados... buf.
    Si no comento todos los posts es porque voy y vengo una temporada hasta que se solucionen unos asuntos.
    Besos, guapa.

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  12. Triste historia la de María y Macias, su amor permaneció hasta después de la muerte.

    Un abrazo.

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  13. Triste historia, pero como todos los grandes amores perdura incluso después de la muerte.
    Ya estoy de regreso y paso a disfrutar del regalo de tus maravillosas letras.
    Gracias por siempre tenerme en tu recuerdo.
    Un abrazo.
    Ambar
    http://ambaringles.blogspot.co.uk/2016/11/triste-canto.html

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  14. Es triste pero me ha encantado Piruja, porque es una historia en la que te metes dentro y te transporta a otro tiempo. Un fuerte abrazo y buen fin de semana amiga.

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