sábado, 13 de diciembre de 2025

Adalina el Hada sin alas.

Nadie sabía por qué, pero Adalina  no tenía alas. Y eso que era la princesa, hija de la Gran Reina de las Hadas. Tan pequeña como una flor, todo eran problemas y dificultades. No  podía volar, y apenas tenía poderes mágicos, ya que la magia de las hadas se esconde en sus delicadas alas. Así que desde muy pequeña dependió de la ayuda de los demás para muchísimas cosas. Adalina creció dando las gracias, sonriendo y haciendo amigos, de forma que todos los animalillos del bosque estaban encantados de ayudarla.

Cuando cumplió la edad en que debía convertirse en reina, muchas hadas dudaron  que  sería  una buena reina con tal discapacidad. Ante dicha duda Adalina tuvo que aceptar someterse a una prueba  para  demostrar a todos las maravillas que podía hace.

Ella se preguntaba: ¿Qué podría hacer, si apenas era mágica y ni siquiera podía llegar muy lejos con sus cortas piernecitas? , mientras Adalina trataba de imaginarlo , la noticia se extendió entre sus amigos los animales del bosque. Y al poco, cientos de animalillos estaban junto a ella, dispuestos a ayudarla en lo que necesitara.

- Muchas gracias, amiguitos. Me siento mucho mejor con todos vosotros a mi lado- dijo con la más dulce de sus sonrisas- pero no sé si podréis ayudarme.

 Me encantaría atrapar el primer rayo de sol, antes de que tocara la tierra, y guardarlo en una gota de rocío, para que cuando hiciera falta, sirviera de linterna a todos los habitantes del bosque. O... también me encantaría pintar en el cielo un arco iris durante la noche, bajo la pálida luz de la luna, para que los seres nocturnos pudieran contemplar su belleza... Pero como no tengo magia ni alas donde guardarla...

- ¡Pues la tendrás guardada en otro sitio! ¡Mira! -gritó ilusionada una vieja tortuga que volaba por los aires dejando un rastro de color verde a su paso.

Era verdad. Al hablar Adalina de sus deseos más profundos, una ola de magia había invadido a sus amiguitos, que salieron volando por los aires para crear el mágico arco iris, y para atrapar no uno, sino cientos de rayos de sol en finas gotas de agua que llenaron el cielo de diminutas y brillantes lamparitas. Durante todo el día y la noche pudieron verse en el cielo ardillas, ratones, ranas, pájaros y pececillos, llenándolo todo de luz y color, en un espectáculo jamás visto que hizo las delicias de todos los habitantes del bosque.

Adalina fue aclamada como Reina de las Hadas, a pesar de que ni siquiera ella sabía aún de dónde había surgido una magia tan poderosa. Y no fue hasta algún tiempo después que la joven reina comprendió que ella misma era la primera de las Grandes Hadas, aquellas cuya magia no estaba guardada en sí mismas, sino entre todos sus verdaderos amigos.


Autor: Desconocido.


sábado, 6 de diciembre de 2025

Leyenda del Río Hablador.

Hace mucho, pero mucho tiempo, vivía en la cima celestial el dios sol, conocido también como Inti. Un joven de gran postura y sumamente bondadoso llamado Rimac, quien de cuando en cuando bajaba al mundo de los humanos a contarles bellas historias, por lo que era muy querido y reverenciado.

Un día que acompañado de los demás dioses miraba hacia la tierra por las ventanas del palacio dorado, vio que los llanos junto al mar eran azotados por una grave sequía, las hierbas, las flores y los árboles se marchitaban y los hombres y animales morían de sed.

Los dioses se alarmaron y acudieron al dios Inti, su padre, a pedirle que librase a los hombres de la costa, de aquella horrenda sequía. Pero el Inti les dijo que era imposible, pues según las leyes celestiales solo sacrificando a uno de ellos en el altar de fuego podrían conseguir agua.

Los dioses callaron, sin embargo ante la sorpresa de todos, Chaclla, la mas bella y virtuosa de las hijas del sol, poniéndose delante de su padre se ofreció valientemente ante el sacrificio. Rimac que adoraba a su hermana, se arrodilló implorandole y pidió a Inti que lo sacrificase a él en vez de ella, pero Chaclla, aun cuando agradecía su gesto, no aceptó aduciendo que los hombres echarían de menos las bellas historias que aquel sabía contarles.

Mas Rímac insistió, finalmente a ruego de ambos y ante la resignación de Inti, los dos se dirigieron al altar de fuego para el sacrificio. El dios sol pudo así hacer llover la tierra. Agradeciendo a los cielos, los yungas, así llamados antiguos hombres de la costa, recibieron el agua jubilosos.

Rimac y Chaclla, envueltos en infinidad de gotas caían sobre las montañas cercanas al gran valle de Lima, y convertidos en un tormentoso río corrían, jugando y riendo, hacia el mar. Una vez allí, elevándose en forma de nubes, persiguiéndose, llegaban al cielo para vaciarse de nuevo. Pero eso duró solo cuarenta noches, al cabo de los cuales, Chaclla quedó convertida para siempre en lluvia y Rimac en el mas bullicioso río de la costa peruana.

Cuenta la leyenda que quienes suelen sentarse a orillas del río Rimac y se ponen a escuchar con atención perciben claramente el murmullo de sus aguas como se disuelve en una voz humana que cuenta bellísimas historias de este y de antiguos tiempos, por eso se le llama “Río hablador”.

Seamos amigos, conóceme y será tuyo mi saber, cuidemos la naturaleza y el agua que es fuente de vida y alegría en el mundo.


Autor: Desconocido.


sábado, 29 de noviembre de 2025

La Encina y el Junco ( Fábula )

En una vasta pradera se alzaba majestuosa una encina que, día tras día, expresaba su gratitud a la madre naturaleza por los dones que había recibido. Y tantos eran los dones, que la encina no podía hacer otra cosa que considerarse el árbol más perfecto y bonito del lugar. De hecho…, ¡se consideraba el árbol más perfecto del mundo!

Desde luego, aquella encina tenía muchas virtudes, pero una de las que más le enorgullecía era su altura, pues le brindaba una visión absolutamente privilegiada de todo lo que acontecía a su alrededor. Pero también se deleitaba con su belleza, luciendo una copa bien recortada y compuesta por hojas verdes y resplandecientes. Además, gozaba de una excelente salud, produciendo en otoño abundantes y deliciosas bellotas, pero lo que más amaba de verdad era su robusto tronco, fuerte, seguro y totalmente imponente.

Sin embargo, pronto todo aquel exceso de virtudes comenzó a tener un efecto negativo en la encina, pues pronto comenzó a sentirse superior al resto de plantas de la pradera, mostrando una actitud muy irreverente, especialmente hacia aquellas que creía más débiles.

En aquella misma pradera, un poco más abajo, en un pequeño humedal, vivía un junco joven y delicado. A diferencia de su altiva vecina, el junco era delgado y carecía de hojas y flores, pasando inadvertido para muchos y viviendo muy tranquilo, hasta que un día la encina se percató de la existencia del junco y comenzó a burlarse de él:

—¡Eh, junco! ¿Cómo se siente uno siendo tan frágil e insignificante?

—Pues la verdad es que vivo tranquilo y satisfecho.

Ante aquella respuesta, la encina estalló en carcajadas desdeñosas:

—¡Ja, ja, ja! Vaya, vaya…Creo que te conformas con muy poco. No entiendo cómo puedes ser feliz viviendo en ese lodo húmedo y pegajoso. ¡Siento asco de solo pensarlo!

Entonces, el junco no pudo más que responder con la humildad que le caracterizaba:

—Es que soy una planta acuática, es decir, que necesito el agua para crecer, por lo que no puedo estar en mejor lugar, aunque tal vez hubiera preferido ser como tú y vivir ahí arriba, en la pradera.

Pero la encina no cesó y se burló nuevamente:

—¡Ja, ja, ja! ¿Crecer? ¿A qué te refieres con crecer? ¡Mides menos de medio metro! Mírame a mí: soy un árbol estilizado, bello y… ¿has notado mi tronco poderoso? ¿Te das cuenta de lo impresionante que es? Tú, en cambio, eres tan flaco y delgado como un hilo, por lo que no desearía tu suerte por nada del mundo.

El junco sabía que no era el más robusto de todos, pero se sentía igualmente valioso:

—Sí, es cierto que soy delgado. Pero eso no tiene nada de malo. Es más, gracias a eso poseo una virtud que tú no tienes…

—¿Y cuál es esa virtud? Si es que existe…

—Que soy muy flexible.

—¡Qué ocurrencia! ¡Qué barbaridad! ¿Para qué sirve ser flexible? Debes doblegarte ante el viento como un títere y temblar ante la brisa. ¡Qué desgracia!

—No creas, en ciertas situaciones ser flexible puede ser algo muy beneficioso.

—¿Beneficioso? ¿Pero tú sabes lo que es realmente beneficioso? ¡Tener un tronco grande y firme como el mío! ¡Eso sí!

En ese momento un rayo cayó a lo lejos y unas nubes muy negras se posaron sobre el cielo, ensombreciendo todo a su alrededor. Y así, como un estallido, las gotas de lluvia empezaron a caer desatando una feroz tormenta. Los animales buscaron refugio, pero las plantas y los árboles no tuvieron más remedio que soportar la tempestad. El viento se convirtió en un huracán feroz que arremetió contra todo lo que encontraba a su paso, y arrancó la encina arrojándola al abismo. Su altura, belleza y robustez no salvaron a aquella orgullosa encina de ser presa de la fiereza del huracán, pero tampoco al junco, que sufrió grandes golpes al ser embestido por el viento.

Sin embargo, el junco finalmente pudo resistir la tormenta, pues su gran flexibilidad le permitió permaneces en el mismo lugar a pesar de los golpes. Después de la tormenta, cuando todo había pasado, el junco observó su tallo maltrecho y se quejó.

—Estoy todo magullado, lleno de golpes y moretones… ¡ni siquiera mis raíces se han salvado!

Pero luego miró a su alrededor y hacia el espacio en el que antes se erguía la encina y reflexionó:

—Lo que la encina consideraba ser una debilidad y a mí me hacía sentir orgulloso, parece ser que he tenido razón, porque eso me ha salvado la vida.

La moraleja de esta historia es que todos tenemos cualidades especiales, cada uno a su manera, pero todas muy valiosas.  Por eso no olvidéis valorar los dones que la vida os vaya dando y utilizadlos para el bien y, sobre todo, ¡nunca menospreciéis a otros por ser distintos!



sábado, 22 de noviembre de 2025

Los Dos que Soñaron.

Cuentan los hombres dignos de fe, que hubo en El Cairo un hombre poseedor de riquezas, pero tan magnánimo y liberal que todas las perdió, menos la casa de su padre, y que se vio forzado a trabajar para ganarse el pan. Trabajó tanto que el sueño lo rindió debajo de una higuera de su jardín y vio en el sueño a un desconocido que le dijo:

-Tu fortuna está en Persia, en Isfaján, vete a buscarla.

A la madrugada siguiente se despertó y emprendió el largo viaje y afrontó los peligros de los desiertos, de los idólatras, de los ríos, de las fieras y de los hombres.

Llegó al fin a Isfaján, pero en el recinto de esa ciudad lo sorprendió la noche y se tendió a dormir en el patio de una mezquita. Había, junto a la mezquita una casa, donde una pandilla de ladrones atravesó la mezquita y se metió en la casa,  las personas que dormían se despertaron  pidiendo  socorro. Los vecinos también gritaron, hasta que el capitán de los serenos de aquel distrito acudió con sus hombres y los bandoleros huyeron por la azotea.

El capitán hizo registrar la mezquita y en ella dieron con el hombre de El Cairo y lo llevaron a la cárcel. El juez lo hizo comparecer y le dijo:

-¿Quién eres y cuál es tu patria?

El hombre declaró:

-Soy de la ciudad famosa de El Cairo y mi nombre es Yacub El Magrebí.

El juez le preguntó:

-¿Qué te trajo a Persia?

El hombre optó por la verdad y le dijo:

-Un hombre me ordenó en un sueño que viniera a Isfaján, porque ahí estaba mi fortuna. Ya estoy en Isfaján y veo que la fortuna que me prometió ha de ser esta cárcel.

El juez echó a reír.

-Hombre desatinado -le dijo-, tres veces he soñado con una casa en la ciudad de El Cairo, en cuyo fondo hay un jardín. Y en el jardín un reloj de sol y después del reloj de sol, una higuera, y bajo la higuera un tesoro. No he dado el menor crédito a esa mentira. Tú, sin embargo, has errado de ciudad en ciudad, bajo la sola fe de tu sueño. Que no vuelva a verte en Isfaján. Toma estas monedas y vete.

El hombre las tomó y regresó a la patria. Debajo de la higuera de su casa (que era la del sueño del juez) desenterró el tesoro. Así Dios le dio la bendición,  lo recompensó y exaltó.



Autor: Desconocido.

sábado, 15 de noviembre de 2025

El hada del viejo pino ( Leyenda )

Hubo una vez, en unas lejanas llanuras, un árbol antiquísimo al que todos admiraban y que encerraba montones de historias. De una de aquellas historias formaba parte un hada, que había vivido en su interior durante años. Pero aquella hada se convirtió un día en una mujer que mendigaba y pedía limosna al pie del mismo pino.

Muy cerca, vivía también un campesino (al que la gente consideraba tan rico como egoísta), que tenía una criada. Aquella criada paseaba cada mañana junto al viejo pino y compartía con la mujer mendiga todo el alimento que llevaba consigo. Pero cuando el campesino se enteró de que la criada le daba el alimento a la señora que mendigaba, decidió no darle ya nada para comer para no tener así que regalárselo a nadie.

Tiempo después, el campesino avaro acudió a una boda en la que tuvo la ocasión de comer y beber casi hasta reventar cuando, regresando a casa, pasó cerca del pino y de la mujer que mendigaba a sus pies. 

Pero en lugar de un árbol, el campesino vio un palacio precioso que brillaba a más no poder. Animado aún por la boda, el campesino decidió entrar y unirse a lo que parecía otra fiesta. Una vez dentro del palacio, el campesino vio a un hada rodeada por varios enanitos disfrutando de un festín. Todos invitaron al campesino a compartir la mesa con ellos y no lo dudó dos veces, a pesar de que había acabado muy lleno de la boda.

El campesino, ya sentado en la mesa, decidió meterse todo cuanto pudo en los bolsillos, puesto que ya no le cabía nada en el estómago. Acabada la fiesta, el hada y los enanitos se fueron a un salón de baile y el campesino decidió que era el momento de volver a casa. Cuando llegó, quiso presumir de todo cuanto le había pasado ante su familia y sus criados y, para demostrarlo, sacó todo cuando había metido en sus bolsillos. Pero, oh, oh…de los bolsillos no salió nada.

El campesino, enfurecido por las risas de todos, ordenó a la criada que se fuera de su casa y que comprobara si quisiera cuanto le había contado. La pobre joven salió de la casa entristecida, y acudió hasta los pies del pino. Pero, de pronto, poco antes de llegar, notó algo muy brillante en los bolsillos de su delantal. Eran monedas de oro.

Tan contenta se puso la criada que decidió no regresar nunca más al hogar del campesino egoísta, y fue a ver a la mujer que mendigaba en el pino para darle algunas monedas.

Tome señora, unas pocas monedas que tengo, seguro que le ayudarán. – Dijo la joven.

En aquel mismo momento la falsa mendiga retomó su forma de hada, recompensando la actitud de la joven con un premio todavía mayor, su libertad y su felicidad eterna.



Autor: Desconocido.




sábado, 8 de noviembre de 2025

Leyenda de la Salvia.

Hace muchos, muchísimos años, una hechicera cuyo nombre era Galadriel vivía en un reino lejano, perdido en una ciudad europea que ya no existe y cuyo nombre no fue registrado en las historias escritas.

Algunos cuentan que estaba en Italia, otros cuentan que en Alemania…, algunos incluso mencionan que pudo haber estado en España, cerca del País Vasco. Lo cierto es que, en aquella comarca, Galadriel era muy conocida por preparar unas pócimas con unos grandes poderes curativos para ayudar a las personas.

Estas pócimas tenían como ingrediente principal la planta de la salvia, que la hechicera cultivaba en un jardín que tenía en la parte de atrás de su casa, un lugar sagrado al que nadie solía acercarse y donde guardaba algunos de los secretos más valiosos de la naturaleza. No obstante, se había extendido el rumor de que en el jardín de Galadriel había un secreto mágico que podía darle a quien lo poseyera el poder de gobernar en el país que quisiese, y que ese secreto se encontraba precisamente en la planta de la salvia.

Así, cuando se acercaban los días navideños, un hechicero de nombre Malgus intentó robar la salvia para así hacerse con un reino cercano. Aprovechando que Galadriel estaba celebrando el nacimiento del niño Dios, intentó colarse en su jardín para robar el secreto de la planta y poder imponerse como el gran rey. Pero el jardín de Galadriel era especial, y nadie que no fuera ella podía ingresar en él, de manera que las plantas formaron una barrera que las protegió de la intromisión del malvado mago, que no pudo más que huir muy avergonzado por su fracaso:

—Oh, Malgus, malvado mago, no sabes que las malas intenciones nunca tienen buenos resultados, y que mis plantas tienen magia propia y pueden proteger mi jardín de la maldad.

Pero Galadriel se dio cuenta entonces de que Malgus solo necesitaba algo de brillo en su corazón, al igual que muchas otras personas, por lo que decidió compartir su magia con el resto de la gente como regalo de Navidad. De esa forma, plantó muchas salvias alrededor del continente europeo y enseñó a las personas cuáles eran los beneficios de aquella planta tan especial y tan mágica.

Y así, incluso el mismo Malgus, que tiempo atrás había intentado robarle, se sintió agradecido por el regalo que les hacía, confesándole:

—Yo intenté robar la salvia porque quería ser rey, pero me avergüenzo de mi actitud y te pido perdón. ¡Gracias por tu regalo, Galadriel!

Desde entonces, en aquellos tiempos tan remotos, en nuestro mundo se sabe que la salvia tiene propiedades muy valiosas, y que puede incluso lograr que un mago malvado pueda ablandar su corazón. Por ello, como cualquier otro regalo de Navidad, debe ser apreciado y recordado, como símbolo del gran regalo que es la naturaleza, la bondad y la esperanza en el mundo. 




sábado, 1 de noviembre de 2025

Samaín, la Fiesta de las Calabazas.

Estos días como todos los años ya tenemos el famoso Halloween entre nosotros, pero lo que no se sabe y yo entre ellos es que esta fiesta no es originaria de EE.UU, a que todos pensabais que era de allí, pero todos estamos muy equivocados, ya que es una festividad de origen Celta y cuyo nombre originario era el de Samhain,  por lo que vais a leer estaba mucho antes que la famosa celebración de EE.UU,  que poco a poco vamos adoptando sus costumbres sin saber que mucho antes ya la teníamos en nuestros países, y lo que es peor no sabemos conservar nuestras tradiciones, os cuento:

Samhain, es la festividad de origen celta  mas importante del periodo pagano que domino Europa hasta que se convirtió al cristianismo, en ella se celebraba el final de las cosechas y se consideraba el "Año Nuevo Celta", la "Fiesta de las Calabazas", se celebra cada año a finales de Octubre y principio de Noviembre sobre todo en Galicia, tradición heredada como ya hemos dicho del mundo celta que se ha conservado hasta nuestros días.

Tribus celtas que ocupaban parte de la actual Europa (en España en lugares como Galicia, el norte de Portugal, algunas zonas de Asturias, Cantabria, País Vasco, Navarra) hace mas de 3.000 años consideraron estas fechas como el momento en el que se abrían las puertas que separaban los dos mundos, el de vivos y el de muertos, para que las almas visitaran sus antiguos hogares. Era la noche del Samaín, donde se unían a un tiempo los misterios ontológicos, ritmos de cosechas, el fin de año y estaciones, y que tenia como objetivo la reverencia a los ancestros.

El calendario galo dividia el año en dos mitades, la mitad oscura comenzando en el mes de Samonios (lunacion: Octubre-Noviembre), y la mitad clara, comenzando en el mes de Giamonios (lunacion: Abril-Mayo). Se consideraba que el año comenzaba con la mitad oscura, así Samonios se convertía en el año nuevo Celta. Todos los meses comenzaban con la Luna Llena, y la celebración del año nuevo tenia lugar durante las "tres noches de Samonios", la luna llena mas cercana de cada mitad del año durante las cuales se celebraban las fiestas.

La festividad céltica del Samhain se describe como una unión con los difuntos que en esta fecha tenían autorización para caminar entre los vivos, dándole a la gente la oportunidad de reunirse con sus antepasados muertos. Para mantener a los espíritus contentos y alejar a los malos de sus hogares, dejaban comida fuera, una tradición que evoluciono convirtiéndose en lo que hoy hacen los niños yendo de casa en casa pidiendo dulces.

Cuando el Emperador Constantino decreto que los habitantes de su imperio se convirtieran al cristianismo, ante la imposibilidad de abolir completamente las fiestas paganas, la Iglesia decidió santificar algunas de ellas, En el siglo IX el Papa declaro el 1 de Noviembre como el día de Todos los Santos, en honor a todos los martirizados.

La misa que se decía en el día de los santos es el All Hallowmas y con los años se convirtió en All Hallows Eve, All Hallowed Eve y finalmente en el famoso Halloween.


sábado, 25 de octubre de 2025

El zorro y el espino ( Fábula )

Esta es la historia de un zorro pelirrojo que vivía en un bosque muy lejano, rodeado de otros animales. El zorro era joven, lleno de juventud y de energía, por lo que pasaba todos los días corriendo de un lado a otro, molestando a los demás sin parar. Uno pudiera pensar que un zorro con tanta energía terminaría por cansarse, o que al despuntar la noche se echaría a dormir en su madriguera, pero este zorro era una excepción.

Tenía tanta energía que, cuando oscurecía, se sentía incluso más activo que durante el día, y en vez de correr de un lado al otro trepaba a los árboles y saltaba de rama en rama, gritando y despertando a los demás animales que buscaban conciliar el sueño dentro de sus madrigueras. Por eso ya no le bastaba con correr por el bosque o con saltar entre los árboles, y quería algo que fuera un reto de verdad para él. Así, un día miró a su alrededor pensando qué podía hacer, cuando su vista captó una gran montaña que se extendía un poco más allá del bosque.

—¡Eso es! Subiré hasta la cima de la montaña y mañana temprano lo haré—Gritó el zorro para que todos los animales le oyeran.

Y así fue, pues la madrugada del día siguiente el zorro se levantó incluso antes de que saliera el sol. Lleno de energía, empezó a correr a toda velocidad, pues quería subir lo más rápido posible aquella montaña. Atravesó el bosque y llegó hasta las faldas de la montaña, aunque se intimidó un poco con la altura, que era imponente.

Sin embargo, no dejó que eso le amilanara y empezó a escalar. Con rapidez y velocidad, subió y subió, de una forma que parecía completamente inaudita para un zorro como él, pues no son animales escaladores. Y cuando el sol comenzó a salir por el horizonte, el zorro ya había llegado a la punta de la montaña. Entonces las cabras, que apenas se despertaban, se sorprendieron de lo lindo al ver un zorro en un lugar como aquel, solo reservado para algunos animales, pero el zorro se sentía el rey del mundo.

—Nada es imposible para mi —dijo con soberbia—, todo lo que quiera hacer lo podré lograr.

Más tarde, un poco aburrido pero aún con mucha energía, se dispuso a bajar, pero como era un zorro y no sabía muy bien cómo bajar desde un lugar tan alto, descendió a toda velocidad. La mala suerte hizo que perdiera el equilibrio, y empezó a rodar montaña abajo como una piedra rodante.

A punto ya de caer a un oscuro abismo, el zorro avistó un arbusto del cuál pensó que se podría sostener, y haciendo acopio de sus reflejos y de todas sus fuerzas logró hacerlo:

—Uff —dijo aliviado—¡Estuve cerca de caer!

Pero pronto se dio cuenta de que algo le estaba molestando en las patas… ¡le dolía enormemente! Y fue entonces cuando se dio cuenta de que se había sujetado a un espino y que le estaba lastimando las manos.

—¿Por qué demonios me estás pinchando? —Preguntó el zorro colérico al espino— Si me he agarrado a ti para poderme salvar.

El espino entonces respondió:

—No se de qué te estás quejando, si soy un espino y todos saben que las plantas como yo pinchamos a quienes se nos acercan, pues es nuestra forma de protegernos de los peligros, y tú fuiste quien decidió salvarse sujetándose a mi.

—¡Sí, pero esa no es razón para lastimarme! —dijo el zorro, sin entender lo que el espino quería decir.

—Pero es que no podría ser de otra forma —replicó entonces el espino—, porque es mi naturaleza, y si tú elegiste salvarte agarrándote a mí, no podías escapar de mis espinas.


Moraleja:

 La vida muchas veces no es como parece, y terminarán presentándose piedras por el camino que nos pongan las cosas difíciles. Por eso es muy importante que seamos personas racionales y pensemos siempre en las consecuencias o en las dificultades de las cosas con pensamiento crítico, pues todo no siempre puede ser posible por más que uno lo quiera.

Todos debemos reconocer nuestras limitaciones y fracasos con honestidad y aprender de ellos, en lugar de engañarnos a nosotros mismos con justificaciones o echándole la culpa a otros, y esa es la lección que debía aprender el zorro. El espino no era el culpable del peligro que él había corrido, sino que era él el responsable de no pensar bien en los posibles resultados de sus imprudentes actos.

sábado, 18 de octubre de 2025

La verdad del elefante ( Leyenda India )

El rajá, no solo era un buen gobernante, era muy querido por su pueblo, ya que su gobierno era justo y en sus dominios se vivía bien, también disponía siempre de tiempo para darle una buena educación a su hijo Ramani.

Un día Ramani le preguntó a su padre:

— Papá, ¿qué es la verdad?”

Esta pregunta tomó al Rajá por sorpresa, respondiéndole a su hijo:

— Te contestaré, pero debes darme algunos días para hacerlo.

Pasadas algunas lunas, el Rajá le dijo a Ramani que lo acompañara, y lo llevó a un ojo de agua. Ahí se encontraban un elefante y cuatro ciegos.

— ¿Qué tienen que ver ellos con la verdad? — preguntó el muchacho.

— “Pues, tu pregunta es difícil, pues la verdad no es algo que todos los hombres conocen, por lo tanto, te voy a mostrar qué es la verdad, y así podrás conocerlo tú también — respondió el Rajá

De manera que él Rajá se acercó a los ciegos, diciéndoles:

—  Vosotros estáis frente a un elefante, y ya que no pueden verlo, os acercaré para que lo toquen y sepan cómo es este animal tan majestuoso.

Agradecidos, los ciegos se dejaron conducir por el Rajá.

El primero de los ciegos, el Rajá lo condujo hacia una de las patas del elefante. —  “Estas patas parecen columnas” —  dijo el ciego.

Luego tomó al segundo, esta vez conduciéndolo a otra parte del animal, la panza. El ciego dijo: —  “Esto es muy redondo, como una gran esfera”.

Al tercer ciego el Rajá lo condujo a que tocara la cola, que es larga, con pelos al final, tan duros como un alambre: —  “Me recuerda a un cepillo” dijo el ciego.

Por último, llevó al cuarto ciego, que era una mujer, hacia la cara del elefante. Y al tocar sus grandes colmillos, la mujer se asustó: —  “Ha de ser un gran depredador, el elefante”.

Rama ni se impacientaba, por lo que le preguntó a su padre: “Bueno, ¿cuándo habrás de decirme qué es la verdad?”

El llamó a los ciegos y les preguntó:

—  Ustedes, que han conocido lo que es un elefante, ¿cómo creen que es?”

—  El elefante tiene grandes patas como unas columnas, por lo que debe ser muy alto” — dijo el primer ciego.

— No, el elefante, en realidad, es un animal redondo, como una gran pelota” — dijo el segundo.

— Más bien. creo que el elefante es un animal delgado, con pelos al final de las extremidades, pues eso sentí —  dijo el tercero

— Se equivocan todos, pues el elefante es un depredador de grandes y aterradores colmillos — dijo la cuarta ciega.

Después de escucharlos, el Rajá preguntó a su hijo: “¿Ya sabes qué es la verdad?”

— Lo único que he aprendido es que ninguno de los ciegos llegó a alcanzar la verdad completa de qué es un elefante. — respondió Ramani

— La verdad es que cada uno de ellos tiene una versión parcial de lo que es un elefante, todos tienen algo de razón y a la vez no lo tienen. Pues, cada uno de ellos conoció una parte del elefante, y hablan en base a lo que conocieron. De esta misma forma ocurre con todos los seres humanos. Cada quien tiene una verdad parcial, basada en lo que conoce, en su propia perspectiva. Esto no significa que la verdad de alguien más no tenga validez, solo significa que conoce algo distinto… y esto, hijo mío, esto es la verdad.



sábado, 11 de octubre de 2025

La Niña, el Sol y la Luna.

Dicen, cuentan, que hubo una vez en que la luna y el sol ocupaban el mismo cielo. Sí, como ahora. Pero en ese tiempo lo hacían a la vez, sol y luna, vivían juntos.

Por ello solo había días, pues el sol brillaba todo el tiempo, y las jornadas eran eternas. La luna pasaba desapercibida y sólo una vez cada 8 años, cuando se interponía entre el sol y la tierra, su sombra mandaba en la tierra oscureciendo el sol, y entonces las gentes descansaban.

Dicen, cuentan, que ocurrió que el sol se enamoró de una campesina que nació un año de fuertes lluvias e inundaciones. El sol, a partir del instante de su nacimiento, brillaba sólo para ella acompañándola en todo momento.

Dicen, cuentan, que esa niña creció y se hizo mujer, y jamás le faltó el sol. De forma que aunque lloviera, siempre había un claro por donde los rayos se colaban y la acariciaban, siempre…, menos una vez cada 8 años.

Dicen, cuentan, que su piel empezó a avejentarse de forma prematura, que sus ojos perdieron visión encandilados permanentemente y que su pelo se volvió frágil y quebradizo.

Dicen, cuentan, que una noche de sombras de luna, la mujer habló con ella y le contó su amor por el sol, que siempre la acompañaba y que nunca la dejaba sola, y que aunque comprendía que su vida se acabaría antes de tiempo por ese motivo, prefería vivir amada.

Dicen, cuentan, que la luna se lo dijo al sol

Y dicen, Cuentan,que desde ese día, el sol se esconde para dejar descansar a su amada.

Dicen,Cuentan,que la primera noche, al ver el efecto de la luna sola en el cielo, la campesina se enamoró de ella.

Y dicen que desde entonces la campesina solo vive las noches, para estar junto a su amada.

Y cuentan que el sol no hace más que dar vueltas a la tierra, buscándola.


Autor: Desconocido.


sábado, 4 de octubre de 2025

La princesa Acafala ( Leyenda de Perú )

Cuenta la leyenda que, hace muchísimo tiempo, en un alejado rincón de Perú, nació una princesa que era tan hermosa como lo son las estrellas y, conforme pasaba el tiempo e iba creciendo, se volvía cada vez más hermosa. Tenía el pelo negro como la noche, los ojos oscuros como el azabache y la piel morena y suave, como los pétalos de una flor.

El nombre de la princesa era Acafala, y daba igual por dónde pasara, pues todas las personas que se cruzaban con ella quedaban rendidas ante su inigualable belleza…Aunque también era muy admirada por su inteligencia y su sagacidad, pues no todo es el exterior de una persona.

Sin embargo, y a pesar de ser tan hermosa y tan inteligente, la princesa Acafala tenía un defecto, un terrible defecto, y es que se veía tan hermosa que trataba de competir con la luna, con el sol, con el arcoíris…y hasta con el mismísimo mar. ¡Era muy presumida! Y no dudaba en caminar por la playa, gritando al mar y al cielo:

—¿Acaso no veis que soy más hermosa que vosotros? ¡Nadie es más hermoso que yo!

Tan enamorada estaba de sí misma, que la princesa Acafala no tenía tiempo para dedicar a ninguno de sus numerosos pretendientes. Y es que Acafala no podía enamorarse de nadie, pues en su corazón no había espacio para amar a nadie que no fuera ella misma.

Así pues, sus padres, muy preocupados, la citaron un día en el salón del trono para hablar con ella sobre su futura boda. Intentaron convencerla de que había muy buenos pretendientes para ella, hombres de buenos valores y gran sabiduría y valía, pero Acafala no quería oír nada de aquello y con un gran berrinche se tapó los oídos y se alejó de sus padres escapando hacia la playa, llena de orgullo y soberbia. Entonces Acafala corrió y corrió hasta llegar al mar, ya de noche. En el cielo oscuro, frente al mar lejano, brillaban cientos y cientos de estrellas como grandes velas en medio de la penumbra que daban color al mundo, y la princesa Acafala las miró y dijo:

—¡Estrellas! ¡Sí, ustedes! ¡Sé que pueden escucharme! ¡Miradme bien, estrellas! ¡Miradme bien! ¡Nadie es más hermoso que yo, ni siquiera ustedes que iluminan la oscura noche! ¿Por qué me obligan mis padres a casarme, si nadie podrá jamás superar toda mi grandeza? ¿Para qué he de amar a alguien que no sea yo misma? ¡Nadie jamás podrá superarme, así que todo lo que quiero es ser admirada!

Dándose cuenta del mal proceder de la princesa, las estrellas decidieron dar una lección que Acafala jamás olvidaría, y así la convirtieron en una estrella, tal y como ella había querido ser. Pero no en una de las que iluminaban el oscuro firmamento, sino en una estrella de mar hermosa y de muy vivos colores, pero oculta en el fondo del océano, donde nadie podría jamás admirar su belleza.

Y de esta forma es como nació la primera de todas las estrellas de mar en el mundo, una estrella preciosa pero que nadie puede admirar ni tocar, pues viven solitas en el fondo del mar. ¡Una dura lección la que tuvo que aprender la princesa Acafala por culpa de su vanidad!



sábado, 27 de septiembre de 2025

La laguna del Cajas ( Leyenda de Ecuador )

Cuenta la leyenda que, antes, muchísimos años antes, toda la zona era propiedad de un rico terrateniente que, justo en el centro de las tierras, tenía una casa muy suntuosa. Muchos eran los campesinos y criados que trabajaban para este terrateniente y su familia, y él los trataba de forma cruel y despótica.

Un día sucedió que una pareja de ancianos apareció en las inmediaciones de aquellas tierras. Ambos eran muy viejos y se encontraban haciendo un largo viaje. Por lo tanto, al ver la ostentosa propiedad, el anciano le dijo a su mujer:

—Hemos caminado mucho y estamos muy cansados, estamos muy viejos para hacer todo el camino sin descansar, vamos a pedir un poco de agua y un lugar donde descansar en aquella casa, y así les advertimos a sus habitantes.

Su mujer estuvo de acuerdo, de manera que se acercaron a la puerta y tocaron hasta que fueron atendidos. El terrateniente en persona fue quien les abrió la puerta. Los ancianos le pidieron agua y un lugar donde descansar, pero este se burló de ellos, diciéndole a su sirvienta:

—Deshazte de ellos, que me molestan y no los quiero ver en mi propiedad.

Y acto seguido desapareció por el interior de la casa, cerrando la puerta de la entrada con un gran estruendo, pues era una puerta grande y pesada. Una vez el terrateniente hubo desaparecido, la sirvienta volvió a abrir la puerta, disculpándose con los ancianos.

—Perdonen a mi señor, que tiene muy mal carácter…pero vengan, que yo les daré lo que piden.

Así los llevó a un cobertizo, lejos del terrateniente y su familia, donde les dio agua, también un poco de pan y un poco de carne para comer, y les hizo un sitio entre la paja para que descansaran.

—Esto es todo lo que puedo ofrecerles, espero que sea suficiente—dijo amablemente la anciana.

 —Has sido muy buena con nosotros—, le dijo el hombre a la anciana—por eso te daremos un regalo. Pero debes saber que el día de mañana en este lugar habrá una catástrofe. Así que no te quedes de brazos cruzados y avisa a todos los campesinos que puedas, recoged vuestras cosas y marcharos antes de que llegue la madrugada, si no, no viviréis para contarlo.

La anciana hizo caso y así avisó a los campesinos. De esta forma, la propiedad quedó vacía, solo permaneciendo ahí el terrateniente, su familia y los animales.

Más tarde, temprano en la mañana, cuando el gallo comenzó a cantar, el terrateniente y los suyos fueron despertados por los gritos desesperados de sus animales. Luego notaron el agua que entraba a borbotones por las ventanas. La familia pudo correr y escapar hasta una montaña cercana, solo para ver cómo su suntuosa casa era tragada por las aguas.

Quedó en el lugar una hermosa laguna cristalina y, en el fondo, la ostentosa casa de un terrateniente que, por malvado y despótico, perdió todo lo que más quería en el mundo: su hogar.



sábado, 20 de septiembre de 2025

Leyenda de la Catarata.

A orillas del Iguazú tenían sus poblados los indios caigangues que vivían felices en las fértiles tierras bañadas por el río en dónde habitaba el dios Mboi, hijo de Tupá. Este dios que tenía aspecto de monstruosa serpiente, sólo les exigía como pago por su protección que una vez al año le fuera entregada una bella joven que debía de ser arrojada al río para que viviera solamente para su culto.

Esta ceremonia era muy importante para la aldea y por eso, el día señalado para la ofrenda, se celebraba una gran fiesta a la que eran invitadas las tribus vecinas. Un año fue elegida para el sacrificio la hija de Igobi, el cacique de la aldea, una hermosa joven llamada Naipí de la que se decía que cuando se asomaba al río éste se detenía para contemplar su belleza, quizás por eso Mboi estaba tan satisfecho con la ofrenda. Pero las cosas se iban a complicar un poco pues al frente de una de las tribus invitadas llegó un apuesto muchacho llamado Tarobá que al ver a la joven quedó prendado de su belleza hasta el punto de que decidió hablar con el padre de Naipí y con los ancianos de la tribu para salvar a la joven. Pero éstos no se dejaron convencer, la ofrenda era digna del dios y sería entregada.

Tarobá no se rindió y pensó que sólo la podría salvar si la raptaba, así que esperó a que la fiesta estuviera en su momento mas intenso y mientas el hechicero y los caciques bebían cauim (bebida hecha con mandioca o maíz fermentado) y los guerreros danzaban, él tomó a Naipí de la mano y la condujo a una canoa que tenía preparada en el río. Nadie se dio cuenta de la desaparición de la pareja, nadie excepto Mboi, que desde el río observaba la fiesta en la que le sería ofrecida la joven.

Tarobá impulsaba la canoa río abajo ayudado por la corriente, pero Mboi que estaba furioso comenzó a perseguirlos y su cólera fue tal que penetró en las profundidades de la tierra logrando que el curso de río se rompiera en dos partes, una se elevó a gran altura y la otra se hundió produciendo que el agua al caer formara una gran catarata que arrastró la canoa en donde viajaban los enamorados.

Pero esto no suavizó la furia de Mboi, no le bastaba con que ambos murieran, deseaba para ellos un gran castigo que durara eternamente, así que transformó a Tarobá en un árbol que nació inclinado sobre las aguas como queriendo alcanza a Naipí que a su vez fue convertida en una roca situada en el centro del río justo en el lugar en donde cae con más fuerza el agua de la cascada, luego él se adentró en una gran cueva para poder vigilarlos e impedir que se unieran de alguna manera.

Pero la fuerza del amor siempre intenta que dos corazones que se aman puedan en algún momento unirse y por eso, en días en que el sol luce con intensidad, surge un arco iris que enlaza al árbol con la roca permitiendo que durante un momento los amantes se encuentren a pesar de la oposición de Mboi.



sábado, 13 de septiembre de 2025

Una Estrella fugaz en el Cielo.

Era una estrella pequeña, alegre, juguetona e inquieta pero que a su vez era desobediente, pues muchas veces no hacía caso de las indicaciones que le daban sus padres.

Existía una advertencia que era sabida por todas las estrellas pequeñas: no salir de casa a pasear por el firmamento sin estar acompañados por una estrella mayor, para ser guiados en medio de la vía láctea.

La estrella pequeña que muy bien sabía de ello, le tenia mucha curiosidad por hacer sola un viaje por el firmamento, que le permitiera ir mucho más allá de lo impensable: ¿Cómo será darse una vuelta de un planeta a otro? ¿Qué será de Júpiter? ¿Podré girar en los satélites de Saturno? ¿Podré visitar la Tierra?

Con tantas y más preguntas emprendió un largo viaje interplanetario, salió de casa, sin que sus padres se dieran cuenta, emprendió rápidamente el vuelo, disfrutando con muchas vueltas por miles y miles de estrellitas que dormitaban en la noche.

- ¡ Ahhh, esto si que es vida! Volar sin control, sin que nadie me llame, ¡es lo máximo! –se decía así la estrellita que quería sentirse como la estrella más grande.

Así es, como volando muchas horas pudo ver de cerca a casi todos los planetas, solo le faltaba el planeta tierra, que al encontrarlo muy emocionada se fue enseguida a toda prisa, tan pero tan rápido que perdió el control, chocando contra un gran asteroide cayó precipitosamente contra un nubarrón gigantesco, dando brincos sin parar , toda magullada y mareada.

El Sr. nubarrón al verla con problemas quiso con sus copos darle cobijo, pero la estrellita no podía, seguía volando sin parar.

- Oh quisiera detenerme, desearía volver a casa, auxilio, ayúdenme a regresar- se decía asustada llorando. Gritaba con todas sus fuerzas, pero nadie llegaba en su ayuda. Solo el hada de las estrellas, que al verla en peligro se acercó hacia ella para detener lentamente la excesiva velocidad en la que iba y le dijo:

- Estrellita pequeña ¿Por qué huyes de casa desobedeciendo a tus padres? ¡Ahora ya no podrás volver!

- Hada de las estrellas, por favor, te lo suplico, quiero volver con ellos y prometo ser obediente y no hacerlos enojar.

- Estrellita pequeña es demasiado tarde, ya nada puedo hacer por ti, desde el momento que decidiste emprender este largo viaje has buscado tu propio fin, pero no tengas miedo, porque yo te acompañaré a la mansión donde está el Gran Rey de la estrellas, es allí donde morarás a partir de ahora.

- No me dejes ir Hada de las estrellas, sin despedirme de mis padres y decirles que los amo – dijo tristemente estrellita pequeña.

- Es mi último deseo –dijo casi sollozando

- No estrellita, solo podrás aparecer por un breve instante, casi fugaz, serás vista por toda la vía láctea y por todos los habitantes del planeta tierra, esa será tu despedida.

Fue así, que estrellita reunió las pocas fuerzas que le quedaban y por un breve instante apareció más hermosa que nunca , fue contemplada por la vía láctea y por cada ser humano que mirase al cielo.

Por última vez, la más pequeña de las estrellas nuevamente se sintió la más grande de todas contemplando el infinito espacio y con su luz acarició a sus padres con amor, pidiéndoles perdón por haber actuado incorrectamente y a los seres humanos les dejo una alta dosis de buena suerte a quien la mirase.

Luego se partió en mil pedacitos, desapareciendo por completo en medio del firmamento. Y en medio de la nada, el Gran Rey de las estrellas recogió un rayito de luz que siempre brilla en un nuevo hogar.

Fue así que ocurrió, y es así como sigue ocurriendo, cada vez que tu ves una estrella pequeña, traviesa y fugaz en el cielo es porque ella ha viajado a su destino final y en ese esfuerzo por despedirse descarga su última energía y deseo por ser vista por la vía láctea y por los seres que habitan en la tierra. Si tienes oportunidad de contemplarla  únete a ella con un gran y buen deseo, que seguro se cumplirá.


Anónimo.