sábado, 29 de enero de 2022

Sacrificio de Amor.

Esto sucedió en un pueblecito de leñadores situado al lado de las montañas. El, dieciocho años era alto, esbelto y musculoso, dado que había aprendido a ser leñador desde la infancia. Ella, de trece años era rubia, de pelo largo, tanto que le llegaba hasta la cintura, tenia los ojos celestes, hermosos y maravillosos.

La historia cuenta que se hicieron novios con la complicidad de todo el pueblo, hasta que un día, cuando ella tuvo los dieciocho y el veintitrés, el pueblo entero se puso de acuerdo para ayudar a que ambos se casaran.

Les regalaron una cabaña con una parcela de arboles para que el pudiera trabajar como leñador. Después de casarse se fueron a vivir allí para la alegría de ellos, de su familia y del pueblo que tanto había ayudado en esa relación.

Vivieron allí durante todos los días de un invierno, un verano, una primavera y un otoño, disfrutando mucho de estar juntos. Cuando el día del primer aniversario se acercaba, ella sintió que debía hacer algo para demostrarle a el su profundo amor. Pensó hacerle un regalo, un hacha nueva relacionaría todo con el trabajo, un pulóver tejido tampoco la convencía, pues ya le había tejido varios en otras ocasiones, una comida no era suficiente agasajo...

Decidió bajar al pueblo para ver que podía encontrar allí y empezó a caminar por las calles, sin embargo, por mucho que buscaba, no encontraba nada que fuera tan importante y poder comprar con las monedas que semanas antes, había ido guardando de las sobras de las compras pensando que se acercaba la fecha del aniversario.

Al pasar por una joyería, la única del pueblo, vio una cadena de oro expuesta en el escaparate, entonces recordó que había un solo objeto material que el adoraba verdaderamente y que consideraba valioso, se trataba de un reloj de oro que su abuelo le había regalago antes de morir. Desde chico el guardaba ese  reloj en un estuche de gamuza, que dejaba siempre al lado de su cama, todas las noches abría la mesilla de luz, sacaba del estuche aquel reloj, lo limpiaba, le daba un poquito de cuerda, se quedaba escuchándolo hasta que la cuerda se terminaba, lo volvía a limpiar, lo acariciaba un rato y lo guardaba nuevamente en el estuche.

Ella pensó:" Que maravilloso regalo seria esta cadena de oro para el reloj ". Entro a preguntar cuanto valía y ante la respuesta, una angustia la invadió. Era mucho mas dinero del que ella había imaginado, mucho mas de lo que ella había podido reunir, hubiera tenido que esperar tres aniversarios mas para poder comprárselo, pero ella no podía esperar tanto.

Salió del pueblo un poco triste, pensando que hacer para conseguir el dinero necesario para el regalo, entonces pensó en trabajar, pero no sabia como, pensó y pensó hasta que al pasar por la unica peluquería del pueblo, se encontró con un cartel que decía:" Se compra pelo natural ", y como ella tenia ese pelo rubio que no se había cortado desde niña, no tardo en entrar a preguntar.

El dinero que le ofrecían alcanzaba para comprar la cadena de oro y todavía sobraba para una caja donde guardar la cadena y el reloj, no lo dudo y le dijo a la peluquera:

- Si dentro de tres días regreso para venderle mi pelo, ¿Usted me lo compraría?

- Seguro - fue la respuesta.

- Entonces en tres días estaré aquí.

Regreso a la joyería, dejo reservada la cadena y volvió a su casa, donde no dijo nada.

El día del aniversario, ellos dos se abrazaron un poquito mas fuerte que de costumbre, luego el se fue a trabajar y ella bajo al pueblo. Se hizo cortar el pelo bien corto, después con el dinero que le dieron se dirigió a la joyería, compro la cadena de oro y la caja de madera, cuando llego a su casa, cocino y espero que se hiciera la tarde, momento en que el solía regresar. A diferencia de otras veces que iluminaba la casa cuando el llegaba, esta vez bajo las luces, puso dos velas y se coloco un pañuelo en la cabeza, ya que el también amaba su pelo y ella no quería que de momento se diese cuenta que se lo había cortado, ya habría tiempo después para explicárselo.

El llego, se abrazaron muy fuerte y se dijeron lo mucho que se querían. Entonces ella saco de debajo de la mesa la caja de madera que contenía la cadena de oro para el reloj. El fue hasta el ropero y extrajo de allí una caja grande que le había traído mientras ella no estaba, la caja contenía dos enormes peinetones que el había comprado...vendiendo el reloj de oro del abuelo.


Autor: Desconocido.



sábado, 22 de enero de 2022

Los Sueños y la Luna.

Cuenta una leyenda que una noche se fue la Luna de puntillas y no regreso. Acostumbrados a verla, los hombres nunca levantaban la cabeza para mirarla, y una de esas noches se fue, vestida de Luna Nueva, harta ya de bailar en los cielos para que nadie la viera. Cuando quisieron darse cuenta solo descubrieron entre las estrellas, enormes telarañas de ausencia.

Sin la Luna, se escondieron los duendes, y las ninfas se aletargaron en sus lagos, los lobos dejaron de aullar al viento y se quedaron solo en lobos, los hombres solo en hombres. Sin la Luna los sueños bostezaron largamente, y los niños se durmieron sin poder despertar, asustados de vivir sin la compañía de los sueños, en soledad.

Se convocaron cónclaves, concilios y conferencias. Enviaron a los mas intrépidos a buscarla entre altos mares y los mas fuertes levantaron hasta la ultima piedra por si se hubiera escondido debajo. Los mas sabios buscaron en los libros, y los viejos en todos y cada uno de sus recuerdos, pero la Luna no estaba por la labor de que la encontraran. Preguntaron a los ricos, a los pobres, a los reyes, incluso a los dioses preguntaron, pero la Luna nunca estaba allí donde la buscaban.

Pasaron los días, las semanas, luego los meses y los años. Los niños crecían dormidos y, ¡ ay ! no subían ya las sirenas a la playa para peinarse la larga melena de espuma y algas.

No había sonrisas ni algarabías en los patios, y los niños, echados en sus camas, sin la compañía de sus sueños, en soledad.

Cuenta la leyenda que los hombres incapaces de ver por mas tiempo el vacío que dejo en los cielos, prendieron del firmamento una Luna de cartón. Por eso ahora ya no hay ninfas ni sirenas, los lobos son siempre lobos y los hombres, hombres. Porque la Luna que hoy vemos, no es aquella que una noche se fue de puntillas, llevándose todos los sueños, harta ya de que nunca la vieran.  


Sonia.  


sábado, 15 de enero de 2022

Una Estrella fugaz en el Cielo.

Era una estrella pequeña, alegre, juguetona e inquieta pero que a su vez era desobediente, pues muchas veces no hacía caso de las indicaciones que le daban sus padres.

Existía una advertencia que era sabida por todas las estrellas pequeñas: no salir de casa a pasear por el firmamento sin estar acompañados por una estrella mayor, para ser guiados en medio de la vía láctea.

La estrella pequeña que muy bien sabía de ello, le tenia mucha curiosidad por hacer sola un viaje por el firmamento, que le permitiera ir mucho más allá de lo impensable: ¿Cómo será darse una vuelta de un planeta a otro? ¿Qué será de Júpiter? ¿Podré girar en los satélites de Saturno? ¿Podré visitar la Tierra?

Con tantas y más preguntas emprendió un largo viaje interplanetario, salió de casa, sin que sus padres se dieran cuenta, emprendió rápidamente el vuelo, disfrutando con muchas vueltas por miles y miles de estrellitas que dormitaban en la noche.

- ¡ Ahhh, esto si que es vida! Volar sin control, sin que nadie me llame, ¡es lo máximo! –se decía así la estrellita que quería sentirse como la estrella más grande.

Así es, como volando muchas horas pudo ver de cerca a casi todos los planetas, solo le faltaba el planeta tierra, que al encontrarlo muy emocionada se fue enseguida a toda prisa, tan pero tan rápido que perdió el control, chocando contra un gran asteroide cayó precipitosamente contra un nubarrón gigantesco, dando brincos sin parar , toda magullada y mareada.

El Sr. nubarrón al verla con problemas quiso con sus copos darle cobijo, pero la estrellita no podía, seguía volando sin parar.

- Oh quisiera detenerme, desearía volver a casa, auxilio, ayúdenme a regresar- se decía asustada llorando. Gritaba con todas sus fuerzas, pero nadie llegaba en su ayuda. Solo el hada de las estrellas, que al verla en peligro se acercó hacia ella para detener lentamente la excesiva velocidad en la que iba y le dijo:

- Estrellita pequeña ¿Por qué huyes de casa desobedeciendo a tus padres? ¡Ahora ya no podrás volver!

- Hada de las estrellas, por favor, te lo suplico, quiero volver con ellos y prometo ser obediente y no hacerlos enojar.

- Estrellita pequeña es demasiado tarde, ya nada puedo hacer por ti, desde el momento que decidiste emprender este largo viaje has buscado tu propio fin, pero no tengas miedo, porque yo te acompañaré a la mansión donde está el Gran Rey de la estrellas, es allí donde morarás a partir de ahora.

- No me dejes ir Hada de las estrellas, sin despedirme de mis padres y decirles que los amo – dijo tristemente estrellita pequeña.

- Es mi último deseo –dijo casi sollozando.

- No estrellita, solo podrás aparecer por un breve instante, casi fugaz, serás vista por toda la vía láctea y por todos los habitantes del planeta tierra, esa será tu despedida.

Fue así, que estrellita reunió las pocas fuerzas que le quedaban y por un breve instante apareció más hermosa que nunca , fue contemplada por la vía láctea y por cada ser humano que mirase al cielo.

Por última vez, la más pequeña de las estrellas nuevamente se sintió la más grande de todas contemplando el infinito espacio y con su luz acarició a sus padres con amor, pidiéndoles perdón por haber actuado incorrectamente y a los seres humanos les dejo una alta dosis de buena suerte a quien la mirase.

Luego se partió en mil pedacitos, desapareciendo por completo en medio del firmamento. Y en medio de la nada, el Gran Rey de las estrellas recogió un rayito de luz que siempre brilla en un nuevo hogar.

Fue así que ocurrió, y es así como sigue ocurriendo, cada vez que tu vez una estrella pequeña, traviesa y fugaz en el cielo es porque ella ha viajado a su destino final y en ese esfuerzo por despedirse descarga su última energía y deseo por ser vista por la vía láctea y por los seres que habitan en la tierra. Si tienes oportunidad de contemplarla  únete a ella con un gran y buen deseo, que seguro se cumplirá.


Anónimo.



sábado, 8 de enero de 2022

Monólogo de la lluvia.

¿Habéis visto la lluvia?. Esta lluvia de madrugada que ha colgado sus lágrimas en el perchero gris de la sombra de los juncos. ¿No la habéis visto?. ¿Pero si está cuajada en las horas de vuestros párpados sedientos?. ¡Es imposible que no la hayáis visto!. Ha llegado así, de repente, con la tristeza del niño acurrucado bajo el mantón de la abuela. Ha sido una lluvia de pequeños llantos colgados, como la rama del almendro que está ahora sollozando por la larga espera. ¿De verdad que no la habéis visto?. Ha sido una lluvia de mandrágoras saladas surgiendo de un vaporoso lagar de mares en tinieblas.

Pero bien. ¡Tenéis que haberla visto!. Una lluvia de cristales agudos erizando sus aristas en el corazón de la madrugada, con los gorriones dormidos en medio de las callejuelas en donde hay sapos croando al cloquetear de las viejas sandalias del pescador. ¿Es verdad que no la habéis visto?. Ha sido la lluvia del desamparado perro dálmata, blanco y negro como la noche de los pecados inocentes del sarmiento. Sí. Ese sarmiento empeñado en sacar a la luz su inerte sonrisa.

¡Tenéis que haberla visto!. ¡Seguro que habéis visto esta lluvia calando los huesos del camposanto de la sementera!. Aquí. Aquí mismo. Bajo las buhardillas del desamparo yo he visto cómo se han mojado todas las sonrisas del desdentado y viejo borracho empeñado en beber las lágrimas del viento. ¡Y cómo chorreaban los bordillos de las aceras!. ¿No habéis visto cómo chorreaban los bordillos de las aceras?. Quizás porque estábais abstraídos en observar los railotes del tejadillo de las iglesias. Claro. Pero de tanto llorar las campanas no habéis podido escuchar el llanto del recién nacido. Sí. Ha nacido hoy, bajo la lluvia, el infantil recuerdo de una melancolía colgada del aguacero de la madrugada.

¡Estoy seguro de que habéis oído la lluvia!. ¿Por qué os da miedo o temor o resquemor reconocer que habéis oído a esta lluvia pedir licencia para morir de hambre?. No. No es posible no haberla oído. Esta madrugada la lluvia ha sido más huracán, más tormenta, más espanto que nunca… y las mujeres del burdel se han quedado solas, llorando por el niño perdido en la barahúnda de los jardines del sueño de su madre. Ha sido una lluvia de ceniza clavada en el ras del suelo. Sí. En el ras del suelo de los que carecen de todo excepto de nostalgia.

¿De verdad que no la habéis visto?. ¿De verdad que no la habéis oído?. ¡Pero si ha sido una lluvia tan poderosa como el terror de la propia muerte!. El niño se ha ido a llorar a la otra esquina, la de las paredes sucias envueltas en la bruma de los vencidos. Y yo aquí. Observando tras los cristales de la funámbula silueta una especie de lluvia ácida como el jugo de los limoneros. Sí. Los limoneros que han parido al niño bajo la yerma sequedad de sus guedejas. ¿Qué de qué guedejas hablo?. De las guedejas de una madre en donde se ha terminado de sacudirse el sueño soñado de lo inerte..


¿Es posible que no la hayáis visto?. Ha sido una lluvia de parto con dolor, de muerte hacinada bajo las sombras del enebro. ¿Es que no habéis oído el llanto del niño?. Lo que debe suceder es que acaso los acentos del viento no os han dejado escuchar o discernir. Pero yo os doy mi palabra de que ha sido una lluvia de temblores y de fríos. Que ella se ha quedado tan lejana como la última estrella del alborear y que el niño aún está ahí, desmadejando su sueño entre las telarañas de la inexistencia. La madre ha muerto llorando por la lluvia y el niño llora porque la lluvia le moja la vida.


Autor: Diesel.


sábado, 1 de enero de 2022

Leyenda del Muérdago.

Con la llegada del Cristianismo esta planta y sus leyendas fueron consideradas simbologías paganas y cayeron en desuso, salvo en lo que se refiere a la tradición romántica, que desde el mundo angloparlante se extendió, de besarse bajo las ramas colgantes del muérdago para hacer una declaración de amor y que con su influencia mágica prospere y no se sea rechazado. En el siglo XVIII, la joven que recibía un apasionado beso iniciaba un romance, mientras que si una mujer no era besada por ningún joven bajo el muérdago significaba que no se casaría ni encontraría el amor durante todo aquel año.

Esta tradición viene a través de una antigua leyenda de la mitología nórdica sobre el dios Balder (Baldr, en nórdico antiguo) segundo hijo de Odín, que dice así:

Cuando Balder era apenas un niño comenzó a soñar cosas oscuras, de modo que su madre Frigg, que sabía leer los sueños, vio que su hijo iba a morir. Preocupada ante esta amenaza, Frigg convocó una reunión en el Gladsheim de los dioses y allí hicieron una lista de los medios posibles que podrían matar a Balder. Terminada la lista, Frigg fue a todos los rincones de los nueve mundos haciendo prometer a cada uno de los que estaban en la lista que no le harían daño a su hijo, a todos menos al múerdago que era muy joven y que consideró inofensivo.

El malvado dios Loki logró descubrir quién era el único ser vivo que no había jurado no hacerle daño a Balder y lo utilizó contra él. Balder, por su parte, creyéndose invulnerable a todo mal, ideó un juego pidiendo que los dioses le arrojaran objetos dañinos y así fue como, durante el juego, Loki le dio con su lanza o flecha hecha con muérdago atravesándole el pecho y Balder murió en el acto, cumpliéndose así la profecía.

Frigg, en el intento de recuperar a su hijo, fue a ver a Hela, la diosa del inframundo y ésta la informó que si todas las cosas lloraban por Balder ella le dejaría volver.

Y así lo hicieron, todas las cosas lloraron excepto una giganta llamada Thok, que resultó ser el malvado Loki que se había disfrazado y al que después los dioses dieron caza y castigaron, como también castigaron a la planta del muérdago haciéndola parásita y dependiente de otras para vivir.

El pequeño Balder volvió a la vida en brazos de su madre mientras lo besaba amorosamente y así fue como se ordenó que cada vez que una pareja pasase bajo la rama del muérdago, debía besarse para perpetuar el amor verdadero en la tierra”.

Así nació la tradición que ha llegado hasta nuestros días, y por ello siempre hay muérdago en nuestras casas por Navidad, para protegernos y ayudarnos a salir de los trances de la vida, así como a besarse cuando se pasa bajo el muérdago.