sábado, 29 de abril de 2023

El Lobo Solitario.

Había una vez un señor halcón, que cada día salía a pasear y remontaba el vuelo tan alto que sus plumas parecían finos diamantes al sol de tanto como relucían. Su vuelo era majestuoso y señorial tanto que una señora halcón que también habitaba por aquel bosque un día se fijó en él y quedó deslumbrada por sus brillos.

Durante un tiempo, el señor halcón volaba para ella mostrándola su esplendor y majestuosidad y ella seguía tímidamente la estela de su vuelo pero jamás conseguía volar tan alto como él y alcanzar sus anheladas nubes y mecerse en ellas como si fueran colchones de algodón. De esta forma decidió por un tiempo caminar sobre la tierra para descansar sus frágiles alas, mientras que su admirado halcón continuaba cada día con el mágico ritual.

Estaba un día la señora halcón reposando bajo un gran árbol milenario cuando acertó a pasar por allí un precioso lobo blanco, y viéndola tan encogidita en un rincón se compadeció de ella y se atrevió a saludarla, Ella sintió gran admiración por aquel lobo que se presentaba ante ella con su porte distinguido y con la serenidad y sabiduría que ofrecen los años, pues el lobo ya no era un jovencito, y poco a poco fueron haciendo amistad.

Cada día se saludaban y paseaban un ratito juntos por los linderos del bosque contemplando las maravillas de la naturaleza y un día la señora halcón le pregunto que porque estaba siempre con esos ojos tan tristes, que qué era lo que le acongojaba y él le respondió así:

"Estimada amiga, desde hace mucho tiempo me siento muy solo. Yo tenía una amiga, la señora zorra, con la cual he compartido muchos y muy bellos momentos de mi vida pero por ser de naturalezas distintas esta amistad fue distanciándose y la señora zorra hace mucho que no viene a visitarme a mi hogar. Creo que la sombra del olvido ya se ha extendido entre ambos y me siento tan solo que por eso estoy buscando una compañía que alegre mis días."

Con esto pasaron los días, y los días y la amistad entre el señor lobo y la señora halcón fue haciéndose mas profunda y ambos se guardaban un inmenso cariño y respeto. Y así, cada día, salían a pasear juntos compartiendo trozos de sus vidas y alegrándose mutuamente con todas esas cosas sencillas que la vida puede ofrecer.

Sin embargo, como vosotros sabréis no es muy normal que un halcón y un lobo sean amigos, y dado lo extraño de esa relación pues las noticias se hicieron eco en el bosque provocando las críticas de todos los animales.

Los rumores se hicieron tan grandes que llegaron a los oídos del señor halcón, el cual descendió de las nubes solo para comprobar si era cierto, y también llegó a los oídos de la señora zorra que llego acompañada desde los confines de la tierra de su gran amiga la señora buho; y bajo la sombra del gran árbol milenario, empezaron a discutir sobre lo sórdido de aquella relación, que no podía ser y además, el señor lobo siempre había sido amigo de la señora zorra y ella había vuelto otra vez y quería ocupar el lugar que le correspondía,.....

La señora buho permanecía expectante sin decantarse ni por uno ni por otro pero claro, como era muy amiga de la señora zorra decidió apoyarla y olvidarse del señor lobo del cual hacia mucho tiempo también había sido su amiga. Así que el señor lobo entristecido enormemente por esa situación tan absurda comenzó a aullar desesperado espantando a todos los animales del bosque, solo la señora halcón permaneció a su lado hasta que el señor lobo se hubo calmado...

La zorra tanto tanto se asustó del señor lobo que decidió no volver nunca jamás a visitarlo y salió huyendo despavorida con su amiga la señora buho. Solamente el señor halcón, con la majestuosidad que le caracterizaba, descendió su vuelo y se poso bajo la sombra del gran árbol milenario y les dijo así:

"Queridos amigos, no importa como seáis ni quien seáis, no importa que seáis diferentes pues ante los ojos de Dios todos somos iguales, solamente la belleza se encuentra en la pureza de corazón, en los bellos sentimientos y sobre todo en los ojos del que mira. Continuad vuestro camino unidos en la amistad sin importaros lo que pensaran el resto de los animales del bosque pues los que vean que en esta unión hay algo malo es porque en ellos anida la ENVIDIA y habrá de pasar un tiempo hasta que todos se acostumbren a veros."

Y dicho esto el gran halcón levantó de nuevo su vuelo desplegando sus hermosas alas adiamantadas al sol y se alejó lentamente hacia la inmensidad de los cielos.

Y así, de esta forma, cada día el señor lobo continuo saliendo a pasear por los linderos del bosque con la señora halcón posada en sus lomos, compartiendo las alegrías y también alguna pequeña tristeza pero estas eran las menos os lo aseguro queridos amigos.....y de vez en cuando, iban a cobijarse bajo la sombra de aquel gran árbol milenario que a pesar de que nunca les había dicho nada siempre les había ofrecido su sombra para que ambos se cobijasen.

Moraleja:

No importa la condición social, ni el color, ni si se es rico o pobre, porque todos somos iguales.

Y que en muchas ocasiones podemos provocar envidia con nuestros actos aunque sean involuntarios, este es un sentimiento que hay que evitar a toda costa porque es dañino y destructivo, para la persona que la padece y para las personas que son objeto de las envidias.


Autor: Desconocido.



sábado, 22 de abril de 2023

Los Dos que Soñaron.

Cuentan los hombres dignos de fe, que hubo en El Cairo un hombre poseedor de riquezas, pero tan magnánimo y liberal que todas las perdió, menos la casa de su padre, y que se vio forzado a trabajar para ganarse el pan. Trabajó tanto que el sueño lo rindió debajo de una higuera de su jardín y vio en el sueño a un desconocido que le dijo:

-Tu fortuna está en Persia, en Isfaján, vete a buscarla.

A la madrugada siguiente se despertó y emprendió el largo viaje y afrontó los peligros de los desiertos, de los idólatras, de los ríos, de las fieras y de los hombres.

Llegó al fin a Isfaján, pero en el recinto de esa ciudad lo sorprendió la noche y se tendió a dormir en el patio de una mezquita. Había, junto a la mezquita una casa, donde una pandilla de ladrones atravesó la mezquita y se metió en la casa,  las personas que dormían se despertaron  pidiendo  socorro. Los vecinos también gritaron, hasta que el capitán de los serenos de aquel distrito acudió con sus hombres y los bandoleros huyeron por la azotea.

El capitán hizo registrar la mezquita y en ella dieron con el hombre de El Cairo y lo llevaron a la cárcel. El juez lo hizo comparecer y le dijo:

-¿Quién eres y cuál es tu patria?

El hombre declaró:

-Soy de la ciudad famosa de El Cairo y mi nombre es Yacub El Magrebí.

El juez le preguntó:

-¿Qué te trajo a Persia?

El hombre optó por la verdad y le dijo:

-Un hombre me ordenó en un sueño que viniera a Isfaján, porque ahí estaba mi fortuna. Ya estoy en Isfaján y veo que la fortuna que me prometió ha de ser esta cárcel.

El juez echó a reír.

-Hombre desatinado -le dijo-, tres veces he soñado con una casa en la ciudad de El Cairo, en cuyo fondo hay un jardín. Y en el jardín un reloj de sol y después del reloj de sol, una higuera, y bajo la higuera un tesoro. No he dado el menor crédito a esa mentira. Tú, sin embargo, has errado de ciudad en ciudad, bajo la sola fe de tu sueño. Que no vuelva a verte en Isfaján. Toma estas monedas y vete.

El hombre las tomó y regresó a la patria. Debajo de la higuera de su casa (que era la del sueño del juez) desenterró el tesoro. Así Dios le dio la bendición,  lo recompensó y exaltó.


Autor: Desconocido.


sábado, 15 de abril de 2023

El Manzano Generoso.

Hace mucho tiempo existía un enorme árbol de manzanas. Un pequeño niño lo amaba mucho y todos los días jugaba alrededor de él. Trepaba el árbol hasta la copa, que le daba sombra. Él amaba al árbol y el árbol amaba al niño. Pasó el tiempo, y el pequeño niño creció y nunca más volvió a jugar alrededor del enorme árbol. Un día, sin embargo, el muchacho regresó y escuchó cómo aquel manzano le preguntaba con tristeza:

–¿Vienes a jugar conmigo?

Pero él contestó:

–Ya no soy el niño de antes que se divertía contigo. Lo que ahora quiero son juguetes y necesito dinero para comprarlos.

–Lo siento –dijo el árbol–, pero no tengo dinero… Te sugiero que tomes todas mis manzanas y las vendas. De esta manera obtendrás el dinero que necesitas para comprar tus juguetes.

El muchacho se sintió muy afortunado. Tomó todas las manzanas y obtuvo el dinero, y el árbol recobró su felicidad. Pero resultó que su querido amigo no volvió en mucho tiempo…

Cuando aquel muchacho regresó, se había convertido ya en todo un hombre. El manzano, todavía expectante, le preguntó:

-¿Vienes a jugar conmigo?

–No tengo tiempo para jugar –respondió él–. Debo trabajar para mi familia. Necesito una casa para compartir con mi esposa y con mis hijos. ¿Puedes ayudarme?.

–Lo siento, pero no tengo una casa. Sólo se me ocurre que puedes cortar mis ramas y usarlas para construir la tuya.

Y el joven cortó todas las ramas del árbol, volviendo a desaparecer por muchos años, y dejando al árbol triste y solo. Cierto día de un cálido verano, el hombre regresó y el manzano recuperó la sonrisa.

–¿Vienes a jugar conmigo?– le preguntó.

Pero el hombre contestó:

–Estoy triste: me estoy haciendo mayor. Quiero un bote para navegar y descansar. ¿Puedes darme uno?.

–Usa mi tronco para construir uno. Así podrás navegar y ser feliz –respondió el árbol.

El hombre cortó el tronco y construyó su bote. Luego se fue a navegar por un largo tiempo. Finalmente, regresó después de muchos años. El manzano, adelantándose a los acontecimientos, le aclaró:

–Lo siento mucho, pero no tengo nada que darte, ni siquiera manzanas.

Pero el hombre replicó:

–Ya no tengo dientes para morder ni fuerza para escalar… Porque ahora yo también soy un viejo.

Entonces, el árbol, con lágrimas en sus ojos le dijo:

–Realmente no puedo darte nada, a excepción de mis raíces muertas.

Y el hombre contestó:

–Yo no necesito mucho ahora; tan solo un lugar para reposar tras años y años de trabajo.

–Bueno… las viejas raíces de un árbol son el mejor lugar para recostarse y descansar. Ven, siéntate conmigo y goza de los placeres de la naturaleza.

El hombre se sentó junto al manzano, y éste, tan desnudo de madera, hojas y frutos como feliz y pleno, sonrió con lágrimas…

Ésta puede ser la historia de cada uno de nosotros.

El árbol son nuestros padres, con quienes tanto compartimos de pequeños… pero a los que tan de lado dejamos según vamos creciendo.

Parece a veces que sólo regresamos a ellos cuando los necesitamos o estamos en problemas. Y allí los encontramos siempre, dispuestos a sacrificarse y a darnos todo con tal de vernos felices.

Se podría pensar que el muchacho es cruel con el manzano, pero… ¿no tratamos tantas y tantas veces así a nuestros padres?.

Valorémoslos, querámoslos, mimémoslos… mientras los tengamos a nuestro lado.

Si ya no están, que la llama de su amor arda por siempre en tu corazón y su recuerdo te dé fuerza cuando más cansado te sientas.


Autor: Frederic Solergibert.



sábado, 8 de abril de 2023

Leyenda del Viento.

Cuenta una vieja leyenda, que el hijo menor del rey Julio IV, era muy rebelde. No pudiéndolo controlar, decidió encerrarlo en la torre más alta del castillo.Si bien Ventolín, era la gran preocupación de su padre el rey, tenía un costado romántico y le gustaba llevar los mensajes entre los jóvenes enamorados. Pero desde que lo encierran para castigarle, su interés fue cómo poder escapar de allí. Cada día recibía mensaje de los enamorados que llegaban hasta lo alto de la torre, pidiéndole favores para llegar hasta sus amadas que vivían en territorios lejanos. Esto enfurecía a Ventolín que no encontraba la manera de escapar.

Hasta que una tarde en que el sol parecía abrazar el castillo haciendo el calor insoportable, a Ventolín se le ocurrió una idea… llamó a la nube que tenía forma de corcel y se estaba acercando a la torre del castillo. Comenzó a cabalgar airoso y desde muy arriba empezó a soplar en poemas, los mensajes que le encargaron ellos, para sus amadas.Pero las distancias eran enormes y los versos se dispersaron sin llegar a sus destinatarios. Ventolín quiso reunirlos, ordenarlos para entregarlos de la mejor manera. Sin embargo, en el aire dominaban remolinos que se lo impedían …

El rey Julio IV enfureció al notar la ausencia de su hijo , un grito sobre natural salió de su garganta filtrándose por las ventanas del palacio hacia el exterior. Ventolín que cabalgaba en la nube de corcel, llegó a escucharlo, reclamó desesperado por el temor que le infligía su padre, la presencia de los dioses, personándose ante él, el dios de la Furia, el de la Calma y el de Tempestad…, le respondió el dios de la furia. Este, tomó brutalmente a Ventolin, puso en su boca una fuerza efusiva y un flujo de gases que empezó a expedir con toda la intensidad .Era un soplo que provocaba destrucción, los árboles se inclinaban, caían los nidos, la gente huía para resguardarse,,,

Apareció entonces el dios de la tempestad, y junto con su furia llegó hasta los mares levantando olas gigantes que hacían naufragar a los grandes barcos pescadores. Sorprendidos los pocos sobrevivientes, clamaron por el dios de la calma, que luego de tanta destrucción se hizo presente, las aguas se calmaron, la mar se tranquilizó, la paz se hizo suya. Se alojaron en su alma, la furia, la tempestad.

Ventolín comprendió que a partir de ahora, su vida estaría atada a los diferentes vientos: el “calmo” que llevaría frescura y alegría a quienes lo recibían, La “furia”, que haría hacer temblar ciudades , campos destruyendo todo a su alcance, y la “tempestad”, que haría temblar las grandes y pequeñas embarcaciones que viajaran por alta mar.

Desde entonces…cuando Ventolín provocaba vientos calmos, acariciaba los cabellos de las doncellas, dispersaba semillas hacia otros lugares, aliviada a la gente luego de un día sofocante, hasta hacía nacer música en las cañas de los cañaverales. Este rol era el que más le agradaba.

Pero cuando su fuerza llevaba el sello de la furia, todos le temían y aun peor cuando era tempestad, era impresionante los cataclismos, la catástrofe que provocaba en los mares….. Y así fue como Ventolin se convirtió en VIENTO para siempre, olvidando las torres del palacio, las cartas a las doncellas, y su antiguo nombre. Desde ese instante, muchas voces clamaran por él, sedientos de su frescuras, pero otras voces,  pedirán clemencia por su locura.



Autor: Desconocido.



sábado, 1 de abril de 2023

Leyenda de los Arboles.

Había en lo alto de la montaña tres árboles jóvenes, que soñaban con frecuencia que serían cuando fuesen mayores.

-El primero de ellos mirando a las estrellas dijo: Yo quiero ser el cofre mas valioso del mundo lleno de tesoros.

-El segundo mirando al río suspiró: Yo quiero ser un barco, para cruzar el océano y llevar a reyes y a reinas.

-El tercero mirando hacia el valle añadió: Yo solo quiero ser árbol. Quiero quedarme en lo alto de la montaña y crecer tanto que cuando miren hacia aquí, las personas levanten sus ojos y piensen en Dios.

Pasaron muchos años y un buen día vinieron los humanos y cortaron los árboles, que estaban tan ansiosos por hacer realidad sus sueños. Pero los leñadores, no acostumbran a escuchar ni a perder el tiempo con sueños. El primer árbol, fue vendido y acabó transformado en un carro de animales, para transportar estiércol.

Del segundo árbol, se hizo un sencillo barco de pesca, que cargaba personas y peces todos los días. El tercer árbol, fue troceado en tablones y apilado en un almacén municipal de suministros.

Decepcionados y tristes al verse así unos y otros se preguntaban:

Porqué esto ¿ Para que estamos aquí ¿ Se acabaron los sueños.

Pero una noche, llena de luz y de estrellas, una joven mujer colocó a su bebé recién nacido, sobre el carro de animales. Y de repente el primer árbol, se dio cuenta de que llevaba sobre sí, el mayor tesoro del mundo.

El segundo árbol, acabó un día transportando a un hombre que terminó durmiendo en su seno; cuando se levanto la tempestad y quiso hundir la barca, aquel hombre se irguió y dijo: Paz. En aquel instante, el segundo árbol comprendió, que estaba llevando al rey de cielo y tierra.

Años mas tarde, a la hora de sexta, el tercer árbol se estremeció cuando los tablones fueron unidos en forma de cruz y un hombre fue clavado en ellos.

Por unos instantes se vio indigno y cruel. Pero cuando amaneció el domingo, el mundo se llenó de inmensa alegría.

Y el tercer árbol comprendió, que en él habían colgado a un hombre salvación para el mundo y que al mirar el árbol de la cruz, las personas se sentirían infinitamente amadas por Dios y por su Hijo.

Aquellos árboles, habían abrigado sueños y deseos; pero la realidad había sido mil veces, mas hermosa de lo que jamás, habían podido imaginar.




Autor: M. Mckenna.