sábado, 30 de julio de 2022

La Vainilla.

Cuentan que Xanath, hija de nobles totonacas y muy celebre por su belleza, vivía en un palacio cercano al centro ceremonial de Tajín sede de su pueblo.

Cierto día en que la joven acudió a depositar una ofrenda sobre el plato colocado en el abdomen de Chac-Mool (Mensajero Divino), encontró casualmente a Tzarahuin (Jilguero), un alegre doncel al que le agradaba silbar, y surgió entre ambos amor a primera vista.

Sin embargo el romance tubo dificultades para prosperar, porque Tzarahuin era pobre y vivía en una choza humilde rodeada de tierra fértil en que abundaban las anonas (fruto), las piñas y calabazas. A pesar de la diferencia de clases, los enamorados se reunían casi a diario de manera fugaz, cuando el mancebo llevaba al mercado la cosecha de sus siembras, y en poco tiempo una sincera pasión se apodero de sus corazones.

Una tarde en que Xanath paso junto al templo sagrado de los nichos, le sorprendió la mirada penetrante del dios gordo que se caracterizaba por su vientre abultado, la frente rapada y su tiple penacho, desde entonces el señor de la felicidad se dedico a cortejarla.

La doncella logro esquivarlo en un principio, mas el astuto dios encontró la forma de revelarle sus sentimientos, pero al ser rechazado, su alegría habitual se torno en cólera y amenazo a la joven con desatar la furia sobre Tajín si no accedía a sus reclamos amorosos. La advertencia hizo temblar de miedo a Xanath, pero no traiciono a Tzarahuin.

El astuto dios gordo resolvió entonces ganarse la confianza del padre de la joven para que influyera en el animo de Xanath, lo invito a su palacio, le revelo secretos divinos y cuando manifestó interés por la linda muchacha, recibió completo apoyo para casarse con ella.

Xanath hubo de soportar un mayor acoso del testarudo dios y su padre la obligo a aceptar una nueva cita que resultaría fatal, pues luego de haber dado otra negativa al señor de la felicidad, este irritado lanzo un conjuro sobre la doncella y la trasformo en una planta frágil de flores blancas y exquisito aroma: la Vainilla.

Si bien el dios creyó vengarse, lo cierto es que mientras de el existen solo vagos recuerdos, en cambio tenemos muy presente en nuestros días a la planta orquidácea, cuya esencia es muy apreciada en la cocina,  la pastelería, y perfumería de muchas partes del mundo.

Las plantas que producen la vainilla poseen ellas mismas el nombre de vainilla, son las únicas Orquídeas cultivadas por razones que no sean meramente ornamentales.


Para obtener una especie realmente rica en aromas, el cultivo y la preparación de la vainilla necesitan largos y minuciosos cuidados. Eso hace que sea en proporción al peso, uno de los productos agrícolas mas caros del mundo. Se presenta en forma de palos negros y brillantes, comúnmente se les llama vainas de vainilla, sin embargo en botánica se trata de capsulas.








sábado, 23 de julio de 2022

Leyenda Gitana del Violín.

Había una vez un matrimonio que tenía cinco hijos. La mayor era una chica de tan gran belleza, que era célebre en los pueblos de alrededor. Tenía más de veinte años y nunca había tenido ningún pretendiente. Unos decían que era muy orgullosa, otros, que era demasiado coqueta. Lo cierto es que no se sabía por qué, siendo tan hermosa ningún hombre se dirigía a ella.

Un día que iba al bosque por leña, se le apareció el diablo. La muchacha no se asustó. Por el contrario, se mostró con él muy amable y le preguntó por qué ningún muchacho quería hacerla su esposa.

El diablo se echó a reír- y contestó:

-Yo sé de un hombre que anda enamorado de ti. Si sigues mis consejos, tendrás pronto un buen novio.

La doncella contestó que estaba dispuesta a hacer todo lo que se le mandase.

Lo primero que le impuso el diablo fue que matara a su padre. Al principio la joven dudó, pues le parecía una condición demasiado cruel; pero al fin, cegada por sus deseos, consintió en darle muerte.

Un día que volvía a casa con su padre por la orilla del río, fingió tropezar con unos troncos de árbol y empujó a su padre, logrando que cayera al agua. El padre murió ahogado. En seguida se le apareció el demonio.

-Está bien -dijo- ahora haré con tu padre un precioso instrumento de música, que te ayudará para conseguir un novio.

Y haciéndolo como lo decía, convirtió a su padre en una caja de violín.

-Tendrás que matar a tu madre, para hacer de ella el arco -dijo el demonio.

Aquella condición le pareció imposible de cumplir. Pero un día que su madre estaba junto al fuego, haciendo la comida, el diablo tentó de nuevo a la muchacha, exigiéndole el sacrificio de la madre para conseguir su deseo. Esta no pudo resistir la tentación y empujó a su madre hacia el fuego. Se hizo unas quemaduras tan graves, que pronto murió.

Enseguida se le acercó el demonio.

-Está bien -dijo-. Con tu madre haré el arco para el violín, pero de nada te servirá tener esto si el violín no tiene sus cuatro cuerdas. Para conseguirlas tendrás que sacrificar a tus cuatro hermanos.

Una noche, mientras dormían, decidió matarlos, y así lo hizo. Al momento se le apareció el diablo, que transformó a los cuatro niños en cuatro cuerdas de violín, pudiendo de esta manera completar este maravilloso instrumento.

-Ahora tócalo -dijo a la doncella-, y verás cómo en seguida un hermoso joven te quiere hacer su esposa.

Tan pronto tuvo el violín en las manos, empezó a tocarlo. Era tan maravillosa y tan dulce su música, que un hombre que pasaba se detuvo a escuchar. Al ver a la linda muchacha que tocaba aquel extraño instrumento, se enamoró de ella. Esta le correspondió, pues el pretendiente era un hermoso joven.

La joven se sentía feliz; no se acordaba para nada de sus padres y hermanos, y decidió casarse en seguida.

La víspera de su boda iba con su novio por el bosque, tocando el violín que le diera el diablo, cuando de repente se le apareció éste. La joven, asustada, le preguntó qué deseaba.

-Vengo por ti y por tu novio -contestó-. Te di lo que querías, y ya lo tienes; ahora ven a pagar tus crímenes.

Y cogiéndolos por el brazo, se precipitó con ellos en el infierno,

Al poco rato pasó por allí un gitano y vio en el suelo un extraño instrumento de música. Era el violín que hiciera el diablo. Empezó a tocarlo, y fue tan maravillosa su música, que en poco tiempo se hizo célebre en todo el mundo.

Los gitanos lo tocan con verdadera pasión y creen a pies juntillas que sólo el diablo pudo ser el inventor de su querido violín.


Autor: Desconocido.

sábado, 16 de julio de 2022

El Espejo (Leyenda Japonesa)

Había una vez en Japón, hace muchos siglos, una pareja de esposos que tenía una niña. El hombre era un samurai, es decir, un caballero, no era rico y vivía del cultivo de un pequeño terreno. La esposa era una mujer modesta, tímida y silenciosa que cuando se encontraba entre extraños, no deseaba otra cosa que pasar inadvertida.

Un día es elegido un nuevo rey. El marido, como caballero que era, tuvo que ir a la capital para rendir homenaje al nuevo soberano. Su ausencia fue por poco tiempo, el buen hombre no veía la hora de dejar el esplendor de la Corte para regresar a su casa.

A la niña le llevó de regalo una muñeca, y a la mujer un espejo de bronce plateado (en aquellos tiempos los espejos eran de metal brillante, no de cristal como los nuestros). La mujer miró el espejo con gran maravilla: no los había visto nunca. Nadie jamás había llevado uno a aquel pueblo. Lo miró y, percibiendo reflejado el rostro sonriente, preguntó al marido con ingenuo estupor:


— ¿Quién es esta mujer?

El marido se puso a reír:

— ¡Pero cómo! ¿No te das cuenta de que este es tu rostro?

Un poco avergonzada de su propia ignorancia, la mujer no hizo otras preguntas, y guardó el espejo, considerándolo un objeto misterioso. Había entendido sólo una cosa: que aparecía su propia imagen.

Por muchos años, lo tuvo siempre escondido. Era un regalo de amor; y los regalos de amor son sagrados.

Su salud era delicada, frágil como una flor. Por este motivo la esposa desmejoró pronto, cuando se sintió próxima al final, tomó el espejo y se lo dio a su hija, diciéndole:

— Cuando no esté más sobre esta tierra, mira mañana y tarde en este espejo, y me verás. Después expiró. Y desde aquel día, mañana y tarde, la muchacha miraba el pequeño espejo.

Ingenua como la madre, a la cual se parecía tanto, no dudó jamás que el rostro reflejado en la chapa reluciente no fuese el de su madre. Hablaba a la adorada imagen, convencida de ser escuchada.

Un día el padre la sorprende mientras murmuraba al espejo palabras de ternura.

— ¿Qué haces, querida hija?, le pregunta.

— Miro a mamá. Fíjate, No se le ve pálida y cansada como cuando estaba enferma: parece más joven y sonriente.

Conmovido y enternecido el padre, sin quitar a su hija la ilusión, le dijo:

— Tú la encuentras en el espejo, como yo la hallo en ti.





sábado, 9 de julio de 2022

La Piedra de Cinco Colores.

La montaña Shu seguía vomitando fuego y llamas, y los ríos de lava amenazaban con invadir todo el Japón. Por la violencia de la erupción, la base de uno de los pilares que sostenían el firmamento se quebró y un ángulo del cielo cayó sobre la tierra. A causa de este desastre. El sol y la luna no pudieron pasar por los senderos del cielo con sus carros ardientes, de modo que el mundo quedó envuelto en una noche continua.

La emperatriz Jouka corrió en busca del remedio. La oscuridad obsesionaba a su gente, y la buena emperatriz, para romper las tinieblas, mandó encender grandes hogueras en las alturas. Obteniendo así cierto vislumbre que calmo los asustados ánimos, la soberana ordenó que todos sus súbditos recogiesen piedras de cinco colores: azul, anaranjado, rojo, blanco y negro. Cuando hubo reunido una gran cantidad de ellas, las puso a hervir, junto con unos polvos finísimos de porcelana, en un enorme caldero, obteniendo así  una pasta húmeda y reluciente.

Llamó entonces a una nube que navegaba por el cielo. La nube descendió dócil a sus pies. La emperatriz subió en ella, y se hizo llevar arriba allá donde el cielo  estaba roto.

Con gran paciencia y precisión. Valiéndose de la pasta que ella misma había fabricado, reconstruyó el ángulo de cielo que faltaba. Luego volvió a bajar a la tierra, y con la concha de una enorme tortuga construyo un nuevo pedestal para el pilar deteriorado.

Mas aunque ahora todo estuviese en su sitio en el cielo, la oscuridad reinaba todavía en el mundo, ni el sol de día ni la luna de noche aparecían en el firmamento.

La emperatriz, extrañada de este hecho, convocó  a todos los sabios del imperio y pidió su consejo sobre qué debía hacer en semejante caso. El más anciano de la asamblea, dijo:

-Probablemente el sol y la luna, habiéndose encerrado en casa en el momento del desastre, no saben  que los caminos del firmamento han sido reparados. Es necesario mandar un embajador que se lo comunique. Todos aplaudieron tan sabias palabras, y la emperatriz decidió enviar inmediatamente un embajador al sol y a la luna, montado en el caballo más veloz que había en sus caballerizas.

Sus majestades la Luna y el Sol concedieron enseguida la audiencia solicitada por el mensajero terrestre, y cuando se enteraron de las reparaciones hechas por Jouka, se mostraron muy satisfechos. Salieron enseguida con sus carrozas de fuego del palacio en que habían permanecido tanto tiempo encerrados y volvieron a surcar el viejo camino, iluminando al mundo.

El cielo, después de los sabios retoques, tenía una luminosidad más suave, una belleza delicada y más nítida. Diéronse cuenta de ello, el sol en su viaje diurno, y la luna en su ronda nocturna, y para demostrar su gratitud a la que había dado un nuevo encanto a su patria celeste, pusieron todo el empeño por dar aún más viva luz de la que se beneficiaban la tierra y sus habitantes.

Los hombres se alegraron al volver a ver los dos grandes astros celestes y alzaron cánticos de bendición y alabanza a la sabia emperatriz, a quien tanto debían. Pero los honores y las loas no hicieron soberbia a Jouka. La alegría de su pueblo, el amor y la gratitud de sus súbditos fue para ella el premio más grande y más agradecido que consoló por largos años su corazón bueno y honrado.


Autor: Desconocido.


sábado, 2 de julio de 2022

Leyenda del Árbol de la Morera.

En tiempos de Semíramis no había en toda Babilonia joven más apuesto que Píramo ni doncella más hermosa que Tisbe. Vivían con sus padres en casas contiguas y la vecindad fue uniendo a los jóvenes hasta que la amistad se tornó en amor.

Ellos deseaban casarse y aunque sus familias se opusieron, nadie pudo evitar que el amor ardiera con igual intensidad en el pecho de ambos. Ellos hablaban con miradas y señas.

En el muro que separaba las dos casas había una grieta en la que nadie se había fijado antes, pero que los amantes pronto descubrieron. Tan solo la voz atravesaba tan estrecha vía y los tiernos mensajes pasaban de un lado a otro por la hendidura.

A la mañana siguiente se encontraban en el lugar de costumbre. Un día  después de lamentar su triste suerte, acordaron que a la noche siguiente, cuando todo quedara en silencio, huirían sin que los vieran, quedaron en un famoso edificio que se alzaba fuera de los limites de la ciudad, la tumba de nino. El que llegara primero esperaría al otro al pie de una morera que estaba junto a una fuente.

Cuando llego la noche, Tisbe, sin que su familia se diera cuenta, se escabulló cautelosamente, se cubrió la cabeza con un velo, llego hasta el monumento y se sentó bajo el árbol  Mientras estaba allí sola, distinguió a la tenue luz de la Luna, una leona que con sus fauces aún exhalando el vaho de la reciente caza, se dirigía a la fuente para saciar su sed.

Tisbe huyó al verla, busco refugio en el hueco de una roca, y en su huida, dejo caer el velo. La leona, después de beber en la fuente, se volvió hacia el bosque, el velo caído en la hierba llamo su atención  lo sacudió y desgarro con su boca ensangrentada.

Píramo, que se había retrasado, llego entonces al lugar de encuentro. Cuando vio las huellas del león en la arena, palideció creyó que su amada había muerto en las garras del león, recogió el velo y lo cubrió de besos y lagrimas. "Cambien mi sangre manchara esta tela", dijo, saco su espada y se la clavo en el corazón.

La sangre que broto de la herida, penetro en la tierra y alcanzo las raíces de la morera, de forma que el color rojo ascendió por el tronco hasta llegar a los frutos, tiñendo así de rojo las blancas moras del árbol.

En ese momento, Tisbe, temblando aún de miedo pero no queriendo defraudar a su amado, se acerco con precaución y busco ansiosamente al joven, deseosa de contarle el peligro del que había escapado, cuando llegó al lugar vio que el color de las moras era distinto.

Se sobresaltó y tan pronto reconoció a su amado gritó, se golpeo el pecho y abrazo su cuerpo exánime derramando lagrimas sobre su herida y besando sus fríos labios. Llamo a Píramo y cuando la escuchó este abrió los ojos, pero los volvió a cerrar.

Ella vio su velo manchado de sangre y la vaina de la espada vacía  "Has muerto por tu mano y por mi causa", dijo, "yo también puedo ser valiente y mi amor es tan fuerte como el tuyo, te seguiré  y la muerte, la única que podía separarnos no evitara que me reúna contigo. Y vosotros, nuestros desdichados padres, no neguéis nunca nuestra unánime voluntad. Puesto que el amor y la muerte nos han unido, permitid que reposemos en una sola tumba, que tus frutos árbol  conserven siempre la marca de nuestra sangre y sirva para recordarnos". Entonces se hundió la espada en el pecho.

En ese momento se transformaron en dos gusanos de seda que acabaron tejiendo juntos en las ramas de aquel majestuoso árbol. A partir de entonces a aquel árbol se le llamó “morera”, puesto que “morera”(sāng) suena parecido a “muerta”(sàng). Desde entonces los frutos de la morera son purpura como lo fueron aquel día.


Autor: Desconocido.