jueves, 30 de octubre de 2014

El Picasso de las calabazas.


Halloween se acerca y el artista estadounidense Ray Villafane ha creado unas increíbles calabazas talladas que dan forma a unos asombrosos rostros. El nivel del detalle que logra imprimir en las calabazas es realmente sorprendente, como se puede ver en las imágenes.

Las calabazas de Halloween no son las mismas en manos del escultor Villafane, quien las transforma en piezas únicas con su técnica de tallado, logra dar una expresividad sorprendente a estos vegetales muy requeridos en el día de las brujas.




































Villafane, de 45 años y egresado de la Academia de Artes de Nueva York, también trabaja con arena, nieve, frutas, pero son sus calabazas las más solicitadas y elogiadas.También esculpió figuras de superhéroes para Sideshow Collectibles, McFarlane Toys y actualmente trabaja para DC Comics.

























































El año pasado, el artista talló una calabaza récord de 922 kilos para la fiesta de Halloween en el Jardín Botánico de Nueva York, algo que también realizó años anteriores.










































Ray Villafañe, apodado por los principales periódicos como el “Picasso de calabazas“, lleva muy bien este nombre ya que toma una de ellas y lo transforma en una obra muy compleja y realista de
arte.







































Actualmente, con sede en Phoenix, Arizona, antes de convertirse en escultor de calabazas,  Ray trabajó como profesor de arte. No fue hasta que él se ofreció a tallar una calabaza para uno de sus estudiantes que se dio cuenta de que tenía un talento increíble y único.























































Al descubrir su don con las calabazas, Ray se encargó pronto de ser un escultor comercial para DC Comics y Marvel, donde fue capaz de refinar sus habilidades naturales.


Bueno amigos, espero os haya gustado, un poquito larga la entrada pero esque ver el trabajo de este artista creo que vale la pena.
Perdonar que estén asi de descolocadas lo mismo que el texto, pero preparando la entrada esta bien y cuando la publico sale así, he intentado arreglarlo pero sigue igual, lo siento:)




lunes, 27 de octubre de 2014

Pañuelo Blanco.


En la cordillera de los Andes existe un ave de gran tamaño, llamado Cóndor. Su plumaje es de color negro y lleva una linda bufanda de plumitas blancas en su cuello. Podría pensarse que es por el frío de la cordillera, sin embargo la bufanda que lleva en su cuello tiene otra razón.

Dicen por ahí que el Cóndor no siempre tuvo esa bufandita blanca que abriga su cuello, sino hasta que perdió una apuesta con un amigo.

Una mañana, bajó el Cóndor de la montaña al valle y se encontró con un Chingolo amigo. Este pequeño pajarito sentía cierta envidia por el tamaño imponente de su amigo. Creía, equivocadamente, que como él era pequeño, era menos importante

Se pusieron a discutir quién era más importante en la cordillera, a quién quería más la gente o quién se destacaba más.

- Yo puedo sobrevolar la cordillera sin temer a las alturas – se jactaba el cóndor

- Yo me meto en los hogares y no le temo a la gente –contestaba el chingolo

- Mi gran tamaño maravilla a las personas – decía el cóndor

- Y mi canto les encanta a todos –respondía el chingolo.

Así pasaron un rato largo. El chingolo, dispuesto a ganar la discusión, tuvo una idea. El agua que bajaban de la cima de las montañas, era por demás fría. Las aves se encontraban charlando muy cerca de un arroyo y el pícaro chingolo aprovechó la situación.

- Te hago una apuesta a ver quién es más fuerte de los dos – dijo el chingolo peleador.

- No pierdas tu tiempo –contestó altivo el cóndor- la respuesta es muy fácil –agregó

- Veremos, veremos –dijo el chingolo y continuó Probemos quién resiste tomar más agua helada de este arroyo, el que pueda soportar tragar más cantidad será el vencedor.

- No es buena idea, nos enfermaremos –contestó el cóndor.

- ¿Ves? Tienes miedo, no te animas, no eres tan fuerte entonces – desafió el pequeño pajarito.

El cóndor, sintiéndose herido en su orgullo aceptó la apuesta

Dispuesto a demostrar su superioridad, el majestuoso ave juntó en su pico una gran cantidad de agua y la tragó. El astuto chingolo, en cambio, aprovechando su diminuto tamaño, arrojaba al suelo cada sorbo de agua helada. Así estuvieron un rato largo, el pobre cóndor llenando su pancita de agua helada y el mentiroso chingolo haciéndole creer a su amigo que él también tomaba. Se miraban el uno al otro a ver quién abandonaba primero.

- Basta, me doy por vencido, ya no puedo tomar más agua, me duele mucho la garganta –dijo casi afónico el cóndor.

- ¿Has visto que no eres tan fuerte? –Dijo triunfante el pequeño pájaro –te he vencido, he demostrado que soy superior a ti.

- Tienes razón, de todos modos, me siento muy mal para discutir- respondió el cóndor y comenzó a toser de un modo que preocupó al tramposo pajarito.

Los amigos se separaron, cada uno volvió a su nido. El chingolo desde el valle, escuchaba la tos del cóndor arriba en la montaña y se sintió muy culpable. Estaba arrepentido y quería enmendar su error.

Al día siguiente, voló hacia una casa y tomó con su pico un pañuelo blanco olvidado en una mesa y se quedó esperando a que su amigo bajase al valle, como cada día. No fue difícil saber que el cóndor estaba en camino, la tos podía escucharse en todo el territorio.

- Toma, ponte este pañuelito en la garganta, te ayudará con el dolor y seguro con la tos también –propuso el chingolo.

- ¿Te ríes de mi verdad? Acepté mi derrota ¿qué más quieres qué haga el ridículo? ¿Dónde se ha visto un ave con un pañuelo blanco en el cuello? –respondió molesto el cóndor.

- Sólo quiero que te cures, te has enfermado por mi culpa.

El chingolo confesó su trampita y arrepentido le pidió perdón a su amigo. El cóndor aceptó las disculpas y conservó el pañuelito en señal de amistad.

La calidez de la tela abrigando su cuello ayudó a que el cóndor mejorase muy pronto. Para ese momento, la gran ave se había encariñado con el blanco pañuelo y como no venía mal un poquito de abrigo en la cordillera, decidió dejárselo para siempre.

Así es que todos los cóndores llevan la bufanda blanca alrededor de su cuello, tal vez para que no olvidemos que la importancia de los seres, no está precisamente en su tamaño.

Fin

Liana Castello.



jueves, 23 de octubre de 2014

Leyenda de la Guitarra


Hilario vivía en su rancho, apartado de toda población indígena. Tenía la soledad como compañera. Muchas auroras y crepúsculos melancólicos vieron a aquel gaucho solitario que no sentía más que la música grave del bosque, la temeraria quietud de la llanura y la tristeza del campo con su horizonte de cielo y tierra.

De tiempo en tiempo recorría las poblaciones lejanas con la esperanza de encontrar a la compañera que presentía en sus sueños. Aquella que se une a la vida del hombre para compartir sus esfuerzos, sus luchas y esperanzas.

Un día conoció a Rosa, la criolla más linda y graciosa del pueblo cercano. Desde entonces las noches oscuras del gaucho se tornaron claras, iluminadas por los ojos de la mujer amada. Hilario vivía feliz con su compañera en el rancho levantado en medio del bosque silencioso. La vida se había transformado, los crepúsculos se tornaron soñadores, el viento corría mansamente en las noches, en constante diálogo con las hojas del bosque, como el quejido de una copla aldeana.

Pero como toda cosa buena en la vida, no podía durar. Una mañana Hilario dejó sola a Rosa para ir a una población cercana. Se despidieron tiernamente sin presentir que esa mañana luminosa tendría que ser la última. Amuray, el cacique de una tribu indígena, se había enamorado de Rosa, siendo rechazado. El indio vio que la mujer de sus sueños amaba a otro. Amuray, rencoroso y vengativo, resolvió raptar a Rosa, y para ello vivía continuamente en acecho.

La oportunidad se le presentó ese día con la ausencia de Hilario. Por la tarde regresó el gaucho ansioso de las caricias de su compañera, sin pensar en la cruel sorpresa que lo esperaba. Encontró vacío el rancho. En el patio había señales frescas de lucha desesperada y la huella de un caballo hasta el sendero. Imaginando lo ocurrido se lanzó desesperado en persecución de Amuray, hasta que logró alcanzarlo. La lucha fue feroz. Pero al fin el valiente gaucho pudo arrebatar a la cautiva de los brazos del indio quien se retorcía en medio del camino en la agonía de la muerte. Pero el infeliz no recuperó nada más que un cuerpo sin vida. Rosa había muerto en el transcurso de la lucha.

Imagen de Karras
Desesperado, estrechó el cuerpo amado entre sus brazos, mientras sollozaba y la llamaba. Llegó la noche cargada de tristezas. Hilario se quedó dormido con la cabeza inclinada sobre el rostro querido. Al rayar el alba desperezando el monte, despertó de su profundo sueño al son de una música de notas misteriosas, y halló en sus brazos una caja con formas de mujer en lugar del cuerpo de su compañera. Con ella cantó durante su vida el recuerdo de su amada. Por eso ella servirá siempre para acompañar penas y sentimientos.


Leyenda popular Argentina. 



lunes, 20 de octubre de 2014

Felix Rodriguez de la Fuente.


Félix Rodríguez de la Fuente nació en 1928 en un pueblo de Burgos llamado Poza de la Sal. Su padre era notario de profesión, gran aficionado a la lectura y amante del castellano, por lo que en la casa se respiraba un ambiente intelectual. Debido a la Guerra Civil (1936-1939) y a que su padre no era partidario de una escolarización demasiado temprana, se ocupó él mismo de educar a sus hijos en casa, por lo que las incursiones de Félix en la naturaleza fueron continuas hasta los diez años, siendo marcado por una naturaleza virgen apenas hollada por el hombre. Su mayor diversión era salir al campo y coger grillos, gusanos y pájaros para observarlos, como, por ejemplo, su perdiz “Perico”.

Él mismo describiría su lugar de nacimiento como una "comunidad humana" en "convivencia armónica con los paisajes" que configuraron su "universo zoomórfico". En este ambiente maduró sus experiencias infantiles, que repercutirían en su sensibilidad y pensamiento para crear en el futuro sus hipótesis y propuestas tanto biológicas y antropológicas como de corte filosófico que se reflejarían en su obra divulgativa.La afición de Félix por la naturaleza le lleva a convertirse en un gran conocedor de la zoología y en una de sus excursiones campestres, al observar cómo un halcón captura un pato, comienza su afición por la cetrería. Comenzó su educación reglada en 1938 en los Sagrados Corazonistas de Vitoria como interno, época que vivió con añoranza por la libertad perdida.

En 1946 inició sus estudios de Medicina en Valladolid sin abandonar en ningún momento su interés por la naturaleza. y sus salidas al campo para estudiar a los animales en su hábitat, especialmente a los halcones. Se licenció en medicina, especializándose en estomatología y odontología en 1957 y llegó a ejercer en una clínica durante dos años. La muerte de su padre, en 1960 fue el detonante definitivo para que Félix Rodríguez de la Fuente abandonase la medicina que estudió para complacer a su progenitor y se dedicara en cuerpo y alma a su gran pasión, la biología. En 1961 publicó su primer libro "El arte de la cetrería", ese mismo año trabaja como asesor de cetrería en la película El Cid, rodada en España.

Entre 1970 y 1974 realiza la primera de sus grandes series que le darían reconocimiento mundial, especialmente en el ámbito hispanohablante, Planeta Azul. En diciembre de 1973 comienza su colaboración en la radio con el programa La aventura de la Vida, que se emitiría semanalmente, todos los jueves, durante los siguientes siete años, alcanzando más de 350 emisiones. Para la radio también colaboraría con Planeta agua y Objetivo: salvar la naturaleza.

Paralelamente, en estos años se entrega a diversas causas conservacionistas de relevancia, como el salvamento de distintas especies animales en peligro de extinción, muy especialmente el lobo, que probablemente le debe su supervivencia en la península ibérica, al contrario de la mayoría de países de Europa Occidental, donde sí se ha extinguido, de manera similar a como lo había conseguido años antes con las aves rapaces, aunque a costa del enfrentamiento con pastores y cazadores. Otros animales que se esforzó en proteger fueron el oso ibérico, el lince, el águila real o el águila imperial. También trabajó en la preservación de diferentes ámbitos de la geografía española, como las dunas de El Saler, el Parque de Doñana, las Tablas de Daimiel, el Monte del Pardo o la laguna de Gallocanta.

La carrera mediática de Félix Rodríguez de la Fuente se desarrolló principalmente en TVE (Televisión Española), aunque también colaboró en medios escritos, radiofónicos e incluso en el cine como asesor. La popularidad de sus espacios televisivos, Planeta azul y sobre todo El hombre y la tierra traspasaron fronteras, siendo Félix un personaje muy querido y admirado en otros países europeos y de habla hispana. Rodríguez de la Fuente fue un pionero en el campo de la concienciación ambiental y la divulgación de la naturaleza en una España en la que apenas existía el movimiento ecologista.

Muere repentina y prematuramente a sus 52 años, el 14 de marzo de 1980 (su cumpleaños), bajo el desconcierto global. Acaba con su vida un accidente de avioneta con sus cámaras Alberto Mariano Huéscar y Teodoro Roa, junto al piloto Warren Dobson, mientras filmaban una carrera de trineos tirados por perros en el Iditarod, Alaska.

Pero su muerte no es el final, sino el principio. Pues su espíritu se expandió por todo el mundo cabalgando en su penetrante voz, sobre aquellas imágenes inéditas y vibrantes que cambiaron el corazón de muchos hombres, despertando sus conciencias hasta cambiar las mismas leyes.

“Félix confiaba en que el ser humano acabaría asumiendo la Ecología como una religión”

"...El hombre no es un ovni venido de una lejana galaxia, el hombre es un poema tejido con la niebla del amanecer, con el color de las flores, con el canto de los pájaros, con el aullido del lobo o el rugido del león. El hombre se acabara cuando se acabe el equilibrio vital del planeta que lo soporta. El hombre debe amar y respetar la Tierra como ama y respeta a su propia madre..." - Félix Rodríguez de la Fuente




jueves, 16 de octubre de 2014

Hada.


Hola amigos, esta bonita leyenda quizás alguno de vosotros al leerla la recordareis de haberla leído cuando la publique en su día, en esos días se la dedique a una gran persona que estaba pasando por momentos un poco pachuchejo, entonces no la pudo leer y se que le gusta mucho, asique con vuestro permiso la vuelvo a publicar dedicada a ti, si a ti mago:)


Todo el mundo la llama "la mendiga de las hojas", porque en cuanto llega el otoño y los arboles comienzan a quedarse desnudos, se la puede ver por parques y calles recogiéndolas, acunándolas y repitiendo a veces en susurros apagados, a veces a gritos y otras incluso canturreando:

- ¿ Que hoja va con cada árbol ? ¿ De que árbol cayo esta hoja ? ¿ Y esta otra ? ¿ Y aquella de mas allá ? ¿ Que hoja va con cada árbol ? ¿ De que árbol cayo esta hoja ?

Y anda entre los montones de hojas amarillas, con los pies bien hundidos en ellas, haciéndolas crujir bajo sus plantas sintiendo su caricia en los tobillos, las recoge, las observa con detenimiento -por el envés y por el revés- las huele incluso, luego corre de árbol en árbol, mira la hoja de color ocre, mira el árbol, vuelve a mirar la hoja según crea que ha acertado o no, se aproxima con los brazos llenos de hojas a los Álamos, a las Acacias, a los Castaños, a los Arces y habla con ellos:

- Esta, esta es tuya, lo se ¿ ves ?, aun puedo reconocerlas, y las acuna como si de un bebe se tratara y sigue hablando con el árbol.

- Si, si, llego el momento de dejarlas volar ¿ verdad ?. Si, si, es la hora de que bailen con el viento.

 Y girando y danzando suelta las hojas y las entrega al primer torbellino loco que sople en ese momento, luego continua con sus andanzas por parques y calles tras las hojas amarillas y rojas, hablando con los arboles, inclinando la cabeza como si les escuchara, asintiendo o negando, riendo o llorando, como si ellos le hablaran y le contaran sus secretos.

Cuenta su historia a quien quiera escucharla aunque nadie la cree, ¿ quien puede creer las fantasías que dicen los locos ?

Cuenta que es un hada y que se ha quedado atorada a medio camino entre su mundo y el nuestro por culpa del amor. Cuenta que allá en su mundo ayudaba con los preparativos otoñales, que reunía a las nubes como si fueran un rebaño de ovejas y las pastoreaba hasta los lugares en donde debían dejar caer la lluvia, que cabalgaba sobre la espalda del viento y le ayudaba a arrastrar las hojas caídas y las que estaban por caer, que llevaba un cuidadoso inventario de cada hoja que caía y por eso sabia reconocer perfectamente a que árbol pertenecía cada una. Y cuenta que un día cometió dos errores muy, muy graves:

El primer error fue enamorarse, porque a un hada enamorada se le debilitan los poderes. Su segundo error fue aun mas grave, enamorarse de un mortal, porque los mortales son incapaces de comprender a las hadas y acaban siempre rompiéndoles el corazón. Sus hermanas se lo avisaron. Su reina se lo advirtió. Todos en el reino de las hadas intentaron aconsejarla, pero el amor ya se sabe, no entiende de consejos y advertencias.

Cuenta que ella decidió seguir a su amor mortal hasta su mundo mortal, sus ojos brillan y sus labios sonríen al contar que durante un tiempo hasta se creyó feliz, y sus ojos se llenan de nubes tormentosas cuando narra como poco a poco todo se fue hundiendo lentamente, ahogado por la realidad que la rodeaba. El no la comprendía, el no aceptaba sus poderes, ni sus costumbres, ni nada de nada, quería transformarla en una mujer y que dejara de ser un hada. Y aunque ella lo intento con todas sus fuerzas, nunca lo consiguió...no del todo. Y un día finalmente, el la dejo abandonada y sola en este mundo.

Y cuenta que quiso volver al reino de las hadas pero ya no pudo, su tiempo entre mortales la había debilitado y solo consiguió llegar hasta la mitad del camino, y así vive desde entonces, a medias entre este mundo y el suyo, sin pertenecer del todo a este ni poder regresar del todo al suyo, de modo que aquí era una loca y allá era casi una sombra. Si, ella cuenta su historia a quien quiera escucharla pero es evidente que nadie puede creer las fantasías que cuentan los locos y sin embargo...

Sin embargo corre el rumor de que en noches despejadas de luna llena, te puedes encontrar a la "mendiga de las hojas" bailando y lanzando las hojas al aire, que hay momentos en que su sucia cara parece irradiar luz, que sus bastas ropas parecen hechas de finas telas y que el ajado fular de tul que cuelga siempre sobre su espalda parecen unas titilantes alas de hada.

Pero sea o no verdad, resulta imposible no emocionarse cuando ves a la "mendiga de hojas" mientras susurra sin descanso:

- ¿ Que hoja va con cada árbol ? ¿ De que árbol cayo esta hoja ? ¿ Y esta otra ? ¿ Y aquella de mas allá ? ¿ Que hoja va con cada árbol ? ¿ De que árbol cayo esta hoja ?.....



Autor: Dolores Espinosa.