Hola amigos, hoy os traigo un cuento que hace dos años lo publique en mi anterior blog, me apetecía publicarlo aquí y así el que no lo conozca de esta forma lo hace. He de decir que el cuento esta escrito por mi querido mago, mas conocido por muchos de vosotros como Karras, el me prepuso hacerlo a medias y que conste bajo amenazas si si y encima se alió con su hada Mar jeje, yo solo compartí algún renglón que otro con el:), y las imágenes que en parte alguna también es de Karras:)
En su momento te lo agradecí mucho mago y lo vuelvo hacer, porque eres una persona con un corazón que en este mundo hacen mucha falta muchos como tu, se te quiere mucho:)
También os pongo el video que en su día recomendó nuestro mago para acompañar el cuento:)
Dutieng tiene ocho años. Es un niño muuuuyyyy ocupado, tanto, que desconoce el significado de la palabra juego. No, Dutieng no estudia, no lee, no escribe y apenas se relaciona con otros niños de su edad. Él desde hace tiempo tiene que ayudar a su familia, esta se compone tan solo de dos hermanas menores que Él.
Vive en una pequeña aldea en el corazón de África. Se levanta al amanecer porque ha de llevar a pastar, a las cuatro vacas de que disponen y cuidar de que ningún animal las ataque. Para ello se ayuda de un palo y de los gritos que lanza cuando se acerca alguna hiena o (en ocasiones) algo más grande. Hasta ahora ha tenido suerte, tan solo tuvo que lamentar la pérdida de un ternero el año pasado. Eso pasó porque se reunieron varias alimañas si no Él hubiera resuelto la situación como otras veces, o al menos eso esperaba.
Imagen de Karras |
Sus abuelos le hablaron en una ocasión de algo blanco y frío que cubre las lejanas montañas. Dutieng quiere verlo, quiere correr entre esa extraña sustancia, quiere ver reír a sus hermanas jugando con Él, rodando, saltando. No sabe por qué pero tiene seguro que la felicidad de los tres se esconde allí aunque se le antoja imposible llevar a cabo su deseo.
Por primera vez Dutieng reza esa noche pidiendo algo distinto a lo acostumbrado. Ya llevan rato durmiendo cuando el ajetreo de sus animales les avisa de algo inusual en la noche. Él sale con su bastón y su corto cuchillo de caza decidido a enfrentarse a la amenaza que suena fuera de la pequeña choza. En primer lugar sus descalzos pies notan un frío suelo blanco que le hace sentir una sensación extraña, sus dientes castañean sus manos le responden muy lentas.
Y es entonces cuando asombrado..... lo ve.
Cerca de la puerta hay un animal extraño, no es muy grande, diríase que es un antílope o algo parecido pero su cornamenta es muy distinta, su largo pelaje no es común por aquí. Está tumbado, parece herido en una de sus patas y lo más extraño de todo, tiene la punta de su hocico de un rojo que reluce en la noche.
Dutieng supera el miedo llama a sus hermanas y como pueden lo arrastran dentro de la choza. Allí lavan con mimo su herida y entablillan con esmero su rota pata. El animal no se quejaba.
Antes de las primeras luces, Dutieng se despierta. El suelo blanco ha desaparecido y contempla asombrado al raro antílope que está en pie como si nunca hubiese estado herido. Ese día todo acaban antes sus tareas para pasar más tiempo con él. Corren con él, saltan con él, nadan en el río y de repente se dan cuenta de que lo que están haciendo les hace reír y se sienten felices.
Aprenden sin saberlo....... a jugar.
Esa misma noche mientras duermen abrazados a él vuelven a sentir ese intenso frío y un sonido que nunca habían escuchado, algo como clink, clink clink. Los tres en esta ocasión se asoman y descubren un puñado más de esos extraños antílopes atados a un carro sin ruedas del que se baja un no menos extraño personaje. Sus ropas también son raras pero no están hechas de piel, al menos no de la piel de ningún animal conocido pues estas son del color de las hojas de los árboles.
Al ver sus asombradas caras, el orondo individuo se inclina hacia atrás haciendo más prominente si cabe su redonda barriga y emite un sonido que diríase una carcajada pero mucho más grave. Ho,Ho,Ho.
¿Cómo estas Dutieng?, ven no tengas miedo, Acompáñame…
Dutieng sin salir de su asombro se atreve a preguntarle que quien es, entonces el individuo se lo dice, soy Santa o Santa Claus, me puedes llamar como mas te guste.
(Increíble habla una lengua desconocida y aun así Él le entiende perfectamente).
Verás hemos recogido tu petición y cuando veníamos a investigar sobre su origen Rudolf se ha desorientado y ha venido a parar directamente a la dirección adecuada Ho,Ho,Ho.
Veo (continuo hablando) que lo has cuidado bien y que eres merecedor del deseo que pediste. Ahora debemos partir a otros lugares donde también nos han llamado. Dicho esto silbó suavemente y Rudolf se puso a la cabeza del carro con enormes saltos de alegría. El personaje desconocido paso la mano por las cabezas de los hermanos y acomodándose en el asiento desaparecieron por encima de las chozas.
Al día siguiente todas las cabañas estaban repletas de alimentos la gente del poblado reía, cantaba, celebraba la suerte por semejantes regalos. Y esto se repitió año tras año. Los niños pudieron dejar las tareas duras a los mayores y ayudar en otras formas en la comunidad. Algunos se especializaban incluso en signos y huellas que después transmitían a sus compañeros que a su vez compartían otras enseñanzas aprendidas en el día.
Dutieng se hizo mayor, tuvo hijos a los que enseñó que debían dar gracias por lo conseguido, a saludar al cielo en esa noche con la certeza de que alguien les estaba saludando a su vez y a compartir con el resto cualquier cosa buena sucedida.
Cuando murió Dutieng, en la aldea se declaró día de dar gracias porque Dutieng vivió en la aldea, y daban gracias también al día en que por su bondad cambió el curso de sus vidas.
Y a pesar de no tener una idea clara del transcurso del tiempo ni preocupaciones por su paso, en la aldea sabían perfectamente la localización de este día.
Porque desde entonces año tras año, en ese cálido y perdido lugar situado en pleno corazón de África sucede que la noche anterior........nieva y ese día, que todos celebran con tanto cariño derrochando bondad, ese día que los niños juegan sin cansarse y comen caramelos sin hartarse, ese día que todos comparten lo que tienen, ese día que todos esperan con mucha ilusión, ese día.... es Navidad.
Autor: Karras.