lunes, 8 de junio de 2015

La hija de la Luna.


Hace muchos, muchísimos siglos , vivía un anciano leñador , el cual estaba muy triste porque los dioses no le habían mandado un hijo. El y su mujer habitan solos en una mísera cabaña , sin otra esperanza que la de trabajar de sol a sol, hasta que les llegara su última hora.

Un día, como de costumbre, se hallaba en el bosque y estaba derribando un árbol de bambú con su hacha, cuando vio una luz blanca y diáfana desprenderse del tronco. Asombrado se quedó ante tal fenómeno, y más aún cuando la parte superior del árbol cayo al suelo y en la cavidad del tronco apareció en medio de una luz intensa, una niña bellísima que le tendió los brazos.
-Será mi hija- dijo el hombre, estrechándola contra su corazón. El cielo me la envía.

Y con aquella dulce carga regresó a su casa. La alegría de la mujer fue indescriptible, de tan grande, y los dos ancianos cuyas vidas tenían finalmente un objeto y podían dar salida a la ternura y el amor que encerraban sus corazones, adoptaron a la milagrosa niña. Desde aquel día el anciano, cada vez que derribaba un árbol, hallaba dentro del tronco piedras preciosas y oro en abundancia. Tanto que en tres meses se hizo riquísimo. Adquirió un magnifico coche y unos caballos estupendos e inició una nueva vida de comodidades y lujos.

Entre tanto, la misteriosa niña crecía y cada día era más hermosa. Su rostro emanaba una claridad que inundaba la casa de una suave luz , tanto que aún en el corazón de la noche , allá donde la niña aparecía , hubiérase dicho que reinaba el día. Por esta extraordinaria virtud fue llamada rayo de Luna.

La fama de la belleza de la muchacha habíase esparcido por todo el pais y llegaban de todas partes caballeros, gentilhombres, príncipes, pretendientes a su mano. Pero rayo de Luna no quería siquiera verlos y declaraba a sus padres adoptivos que se sentía tan feliz a su lado que por todo el oro del mundo no les dejaría para seguir a un hombre. Mas entre tanto, poco a poco, Rayo de Luna se hacía cada vez más diáfana estaba cada vez más triste, y una noche el padre la encontró junto a la ventana mirando fijamente la luna que resplandecía en el cielo, y llorando.
¿Qué te pasa, hijita mía?- díjole el anciano con ansiedad. ¿No eres feliz aquí con nosotros ? ¿Deseas algo?
-No, padre mío; soy muy feliz y lloro precisamente porque debo decir adiós a tanta felicidad. Habéis de saber que yo soy hija de la luna y un tiempo habité allá arriba, en el plateado planeta que ilumina vuestras noches. Pero cometí un grave pecado, y entonces me condenaron a vivir durante veinte años en la tierra. He aquí por qué me encontrasteis en la cavidad de un tronco. Ahora los veinte años han pasado y desgraciadamente mañana por la noche vendrán a recogerme. Al oír tales palabras , al anciano leñador se le oprimió el corazón. ¿Cómo podría vivir ahora sin rayo de luna? Comunicó la triste noticia a su mujer, y ambos lloraron amargas lágrimas durante toda la noche y el día siguiente.

Llegó la noche fatal. La luna llena se alzó en el cielo, iluminando el mundo adormecido bajo su diáfana luz. Un solemne silencio reinaba en la naturaleza. De pronto, una nube se desprendió del disco de plata y aproximose rápidamente a la tierra, agrandándose a sus vistas. En poco tiempo el cielo se oscureció completamente, y la inmensa nube fue a posarse sobre la casa donde habitaba rayo de Luna. En medio de la nube había una carroza de plata tirada por espléndidos caballos alados; en la carroza se sentaban numerosos caballeros suntuosamente vestidos. Uno de ellos se apeó del carruaje y quedando suspendido en el aire, gritó con estentórea voz:
-Hija de la luna, ha llegado el momento de subir de nuevo a tu reino.

Al conjuro de estas palabras, las puertas de la casa se abrieron solas, y apareció Rayo de Luna en todo el esplendor de su belleza. Abrazó a su padre, y a su madre, que la seguían sollozando, luego subió rápidamente a la carroza. Esta se puso en marcha, dejando tras de sí una estela luminosa, y subió rauda hacia el cielo, donde pronto desapareció.

Autor: Desconocido.




14 comentarios:

  1. Rayo de Luna los hizo felices mientras estuvo con ellos ... así suele pasar muchas veces en la realidad. Besicos.

    ResponderEliminar
  2. Volvió de donde vino dejando en un mar de lágrimas a los ancianos, pero ellos se llevaron un gran regalo, los años en compañía de Rayo de Luna.

    Besos.

    ResponderEliminar
  3. Rayo de Luna hizo felices a los ancianos que es lo que mas desean ellos
    Da un placer pasar un rato en tu blog para saborear estas leyendas tan estupendas y a la vez lustrativas que nos pones que me encanta, hay veces como esta que hasta las leo una o mas veces
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. Felicidad vivida por 20 años ,pero un gran dolor para dos corazones que nunca entenderían que después de la felicidad viene la tristeza.

    Saludos

    ResponderEliminar
  5. Muy bella leyenda.
    Perdona que no venga ten seguida, no puedo cansar mi ojo operado
    Un beso
    Isa

    ResponderEliminar
  6. Con lo feliz que estaba leyendo, y al final un poco triste.....pero es la vida misma, momentos de felicidad, momentos menos no tan felices.

    Tus leyendas son fantasticas, mientras las lees te atraen, y cuando las has leido.......cuando las has leido algo te deja..

    Feliz semana, un abrazo

    ResponderEliminar
  7. Cada uno de nosotros viene a este mundo para cumplir una misión.
    La hija de la luna también cumplió la suya haciendo feliz a esta pareja de leñadores ¡lástima que la felicidad tenga alas y vuele tan rápido!
    Pero al igual que siempre me suelen decir a mí, cuando recuerdo a los míos, más vale tener bellos recuerdos que no haberlos vivido.
    Y ahora quiero contarte algo respecto a la paella.
    Cuando estuve en Gandia y Valencia, no he dejado de comer día tras día arroces. Todos buenísimos.
    Procuraba que fuesen distintos, pero un día me encontré con uno que tenía garbanzos y albóndigas con un punto de canela ¡sorprendida me quedé!
    Yo le pongo huevo a la paella porque, cuando mis nietos eran más pequeños, separaban el calamar, la sepia, en fin, que prácticamente sólo comían el arroz, entonces ideé poner huevos y se lo comían divinamente.
    A partir de ahí, y ahora que ya son más mayores, en casa de la yaya Kasioles, se sigue poniendo huevo en las paellas.
    Como siempre, es un placer venir a tu espacio y leer esos cuentos que me hacen recordar mi niñez.
    Cariños en el corazón.
    Kasioles

    ResponderEliminar
  8. Qué bonito escrito, son joyas que se pierden al ser anónimos, pero últimamente gracias a tus entradas aprendo muchas historias que dan a mi corazón nuevas ganas de seguir leyendo bellezas así. Un beso amiga.

    ResponderEliminar
  9. Pues vaya pu....da para los viejecitos que vieron cumplido su sueño de tener un vástago y cuando le entregan todo su amor viene la Luna y se lo lleva, No es justo no? Nunca se deben perder las cosas cuando se quieren de verdad, pero parece que la vida se empeña en que siempre tienen que desaparecer los buenos o las que cosas que son buenas y no hacen daño a nadie, si no todo lo contrario. Parece que no se pueda ser feliz.
    Bueno las fotos son mazo guapas y la chica espectacular jajaja aunque yo no fui a cortejarla, jejejej sabía que se la iban a llevar.
    Una historia bonita la que nos dejas hoy, como de costumbre pequeña saltamontes.
    Besotessssssss para ti para Helen, cuidaos mucho vale?
    Näkemiin

    ResponderEliminar
  10. Claro queda en esta hermosa leyenda que la felicidad no es nunca eterna y que siempre por desgracia se termina pagando un elevado precio. Me encantó dejarme llevar por los rayos lunares rescatados de tu mano.
    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  11. A mi me parece que todas las leyendas deberían tener un final feliz porque para disgustos y desencantos con la cruda realidad nos sobra. Jo!

    Te dejo un beso, Piruja.

    ResponderEliminar
  12. ¡Hola Piru!!!

    Es preciosa ésta leyenda y es que son todas las que nos entregas, no sé como haces para poder encontrar estás. Y las las imágenes son una chulada. Todas las historias o cuentos no acercan a una reflexión: Este nos demuestra que no hay felicidad completa y a veces no siquiera duradera. Ni el más rico la tiene, pero hay una verdad que no falla, las penas con dinero son menos penas.

    Gracias Perujiña, por darnos tanto y tan bello. Y por tu huella en mi puerto marinero.
    Te dejo un abrazo y toda mi estima.
    Se muy muy feliz.

    ResponderEliminar
  13. Es una leyenda muy bonita.
    Fueron felices durante años disfrutando de su compañía.
    La vida es así.
    Besitos y gracias por tus hermosos relatos.

    ResponderEliminar
  14. Hola guapa , una hermosa leyenda con un final un poco triste , pero lo que cuenta fue los 20 años de amor de sus padres .
    Te deseo una feliz noche cariño , besos de flor .

    ResponderEliminar