Hubo una vez, hace mucho, mucho, mucho tiempo, una niña que soñaba con alcanzar las estrellas, es decir, tocarlas con sus manos. En las noches claras sin luna, asomada a la ventana de su dormitorio, las admiraba en silencio pensando qué es lo que se sentiría teniendo una entre las manos.
Así las cosas, cierta noche de estío, la niña llegó a la conclusión de que debía tocar por lo menos una o dos y para ello tenía que ponerse en camino hasta llegar a ellas. Dicho y hecho, saltó por la ventana y empezó a andar, y anda que te andarás llegó a un viejo molino cuya rueda chirriaba escandalosamente. Dándole las buenas noches, la niña le pregunto si la rueda sabía como podría jugar con las lejanas estrellas pues para eso había emprendido la caminata.
La rueda le respondió que las encontraría bañándose en el estanque cercano donde por la noche brillaban hasta el punto de no dejarla dormir con su resplandor. La niña saltó al estanque pero por más que nadó, e incluso buceó, le fue imposible encontrarlas. Muy decepcionada se lo dijo después a la rueda de molino, que vieja y gruñona, repuso:
-No me extraña, has removido tanto el agua que las has asustado y se han ido.
Entonces la niña, desilusionada, prosiguió su camino. Anda que te e andarás, llegó a un verde prado en el que se sentó a descansar, dándose cuenta entonces de que el prado pertenecía a las hadas y a los elfos que lo llenaban por doquier corriendo, volando o bien danzando sobre el pasto. Saludándolas muy educadamente la niña les preguntó si habían visto estrellas por allí ya que tenía mucho interés en alcanzar alguna. Las hadas le replicaron que sí, que relucían todas las noches entre los tallos de la hierba. Dijeron:
-Ven a danzar en nuestra compañía y encontrarás todas las estrellas que desees.
Mas aunque la niña bailó con ellas en su alegre corro, no halló ninguna estrella, y dejándose caer agotada al suelo, lloró dirigiéndose a las hadas que la rodeaban en círculo:
-Por más que lo intento no lo consigo. Si no me ayudáis nunca podré jugar con las estrellas.
Las hadas hablaron bajito entre si, y finalmente una se acerco a la llorosa criatura para aconsejarla:
-Que tu ánimo no desmaye; si lo deseas puedes conseguirlo, todo es cuestión de voluntad. Ves camino adelante y cuando encuentres a Cuatro Patas, que te lleve hasta Sin Patas y entonces le ruegas a Sin Patas que te conduzca hasta la Escalera sin escalones por la que debes subir.
Muy contenta la niña partió con ánimo ligero llegando finalmente a donde estaba un caballo atado a un árbol.
-Buenas noches –saludó por tercera vez-, deseo tocar las estrellas del cielo y he caminado tanto, tanto, que me duele todo el cuerpo, ¿serías tan amable que me permitieses montar en tu lomo?
El caballo le dijo entonces que él no entendía de estrellas y que su misión consistía en obedecer a las hadas.
-Ellas me han hablado de ti y me han aconsejado que le diga a Cuatro Patas que me conduzca hasta Sin Patas.
-Pues mira por donde yo soy Cuatro Patas, sube a mi lomo y partiremos.
Y anda que te andarás, o, mejor dicho, cabalga que te cabalgarás, abandonaron el bosque llegando a la orilla del mar.
-Buenas noches –saludó la niña al pez-. Me gustaría tocar las estrellas con la mano, ¿puedes ayudarme a conseguirlo?
-No lo sé; si no me traes el permiso de las hadas no podré ayudarte –le contestó el pez.
-Pues lo tengo, y para que veas te trasmitiré el mensaje: debía encontrar a Cuatro Patas que me conduciría a Sin Patas y éste hasta la Escalera sin escalones.
-Esto es otra cosa –exclamó el pez-, venga, súbete a mi lomo y procura no caerte.
Navegaron, navegaron y navegaron precedidos por una estela dorada que se dirigía hacia el lejano horizonte, allá donde el mar y el firmamento se encuentran. Entonces la niña vislumbró un bellísimo Arco Iris que saliendo del mar llegaba hasta el cielo brillando en todo su esplendor y colorido. Por fin alcanzaron el inicio del Arco Iris y la niña descubrió que se trataba de un camino amplio y lleno de luz, que subía hacia la bóveda celeste, y en lontananza, la chiquilla apercibió unas minúscula lucecillas que daban la impresión de bailar.
-Hasta aquí hemos llegado –informó el pez-. Esa es la Escalera sin escalones. Ves con cuidado al subir, si es que puedes. Piensa que esta escalera nunca se hizo para los piececitos de las niñas.
En cuanto la pequeña saltó del lomo de Sin Patas, éste desapareció en el mar. La niña ascendió por el Arco Iris, tarea, por otra parte, nada sencilla, pues a cada escalón que subía le daba la sensación de bajar dos. Y aunque ascendió hasta que el mar quedó muy lejos, las estrellas seguían encontrándose remotas. Pero ella se dijo ya que era muy animosa:
-No voy a echarme atrás; si he llegado hasta aquí no voy a volver sobre mis pasos.
Así que ascendió y ascendió, encontrando que el aire por momentos se volvía muy, muy frío, mas el firmamento brillaba intensamente, tanto que se dio cuenta de que estaba ya cerca de las estrellas.
-¡Lo estoy consiguiendo! –gritó.
Y sin vacilar llegó repentinamente al final del Arco Iris. En torno suyo, mirase por donde mirase, las estrellas daban vueltas y bailaban. Era una danza que tan pronto subía como bajaba, igual que las hojas cuando las mueve el viento, y giraban a su alrededor lo mismo que un torbellino, entre los destellos de miles de colores.
-Finalmente las alcancé –se dijo-. En toda mi vida había contemplado algo tan bonito.
Entonces se dio cuenta de que estaba helada y al mirar en dirección a sus pies entre las sombras, le fue imposible ver la Tierra. La pequeña tembló de miedo.
-Pero no me marcharé sin antes acariciar una estrella– y así diciendo con decisión se puso en puntas de pie extendiendo los brazos tanto como le fue posible. Y ya estaba próxima a lograr su empeño, cuando, el paso raudo de una estrella la sorprendió hasta el punto que le hizo perder el equilibrio y hundirse en el vacío.
Fue cayendo, cayendo, cayendo, Arco Iris abajo y más iba bajando más templado era el aire y más somnolienta se sentía, y entre bostezos y suspiros quedóse profundamente dormida. Al despertar se encontró de nuevo en su camita. Lucía el sol en la ventana y las aves mañaneras cantaban en los árboles y entre las flores del jardín.
-¿De veras estuve entre las estrellas y las toqué, o no ha sido más que un sueño?
Inesperadamente notó algo en la palma de su mano, y cuando la extendió, el brillo de una luz centelleó para desvanecerse enseguida. La niña, muy feliz, pudo darse cuenta en ese momento de que no se engañaba; aquel era el polvo de las estrellas y ella las había tocado con sus manos, no se trataba de un sueño.
Es precioso Piruja!!! he disfrutado y soñado igual que la niña, ella tenía un sueño muy claro y no escatima en hacer todo lo que le dicen, a veces con miedo pero siempre con mucha ilusión, y esa constancia es lo que le hace conseguir ese maravilloso sueño con la ayuda de la rueda, las hadas, el caballo , el pez y el Arco Iris, nosotros tambien tenemos a nuestro alrededor muchos Angeles que nos ayudan a conseguir nuestros proyectos, solo tenemos que fiarnos de ellos y ponernos en camino aunque sea sobre una escalera que no tiene peldaños.
ResponderEliminarVoy a leerles este cuento que nos compartes a mis hijos, para comentarlo con ellos, gracias guapa.
Que tengas un bendecido día de Domingo, muchos besos!!!
¡¡Me ha encantado Piruja! cuando estaba leyendo, me hacia la idea que era yo quien caminaba hacia las estrellas.
ResponderEliminarUn abrazo.
La verdad es que es un cuento muy boito para leerlo así recien levantado jejeje y llenarte de fuerza y esperanza. A veces solo la tenacidad es necesaria para poder obtener lo que nos proponemos sin rodeos ni vueltas si no directo al grano.
ResponderEliminarBueno vamos a laborar que ya esta bien de hacer el vago no? jajaja
venga besotess para ti y para la prince
¡Hola Piru!!!
ResponderEliminar¡Que bonito bonito cuento!!! Me ha encantado. Y es que cuando deseamos algo con verdadero empeño, de un modo u otro se consigue; pues atraemos todo o casi todo con la fuerza del pensamiento por eso demos pensar en positivo siempre para disfrutar de lo que queremos en nuestras vidas. No cabe duda que fue un sueño bellísimos el de la pequeña.
Gracias por compartir con todos nosotros este y otras leyendas que siempre nos dicen algo importante y bello.
Ha sido un inmenso placer pasearme por tu espacio. Y gracias a ti por tus letras en el mío, eres mu buena y generosa, que Dios bendiga tu hogar en todo momento.
Te dejo mi cálido abrazo y mi estima siempre, amiga.
Se muy muy feliz.
precioso cuento y con final feliz.....de momento pensé que al caer la niña al abismo ocurriría lo peor.Me ha gustado mucho el final.Besicos
ResponderEliminarQué cuento tan bonito!!.
ResponderEliminarHermoso sueño querer alcanzar una estrella.
Y tratar de conseguir se haga realidad.
Te mando mi recuerdo y un beso grandote.
Pilar, puedo decirte que, esta historia es una de las más bonitas que nos has dejado...Me hiciste sentir como una niña subida en el arco iris, con fuerza, voluntad y aplomo. Y es que cuando deseamos algo de verdad el universo se a nuestro favor para facilitárnoslo...
ResponderEliminarMi felicitación por tu buena elección...Y mi abrazo grande por tu cercanía siempre entrañable.
Vine muy cansada y ya me voy recuperando, Pilar...El viaje ha sido toda una prueba para mi, pero gracias a Dios todo se ha superado.
M.Jesús
La vida, a veces, nos sorprende con acontecimientos tan extraños que uno acaba dudando si está despierto o está soñando.
ResponderEliminarTe dejo un beso, Piruja.
Un cuento, un belicismo cuento de los de antes, de los de siempre, ni más ni menos, para disfrutar.
ResponderEliminarBesos
No hay nada mejor que dejarse arrullar por un cuento tan precioso como este.
ResponderEliminarBesos guapa.
Muy bonita y tierna historia, gracias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es precioso este cuento Inglés pleno de fantasía e ilusión.
ResponderEliminarSiempre hay que perseguir los sueños, porque a través de esa escalera sin peldaños alcanzaremos nuestro propósito de que se hagan Realidad.
Ruedas de Molinos, hadas, elfos, cuatro patas y sin patas nos harán llegar hasta esa idealidad que siempre perseguimos en nuestras Vidas y que al alcanzarlos nos darán esa Felicidad tan placentera y especial.
Precioso Cuento.
¡¡¡Gracias, siempre, por tus cariñosos y cómplices comentarios en el blog!!!
Abrazos y Besines.
Un cuento que hace soñar con la magia que los produce. Verdaderamente tu blog es mágico con las cosas que aquí compartes. Un beso.
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