sábado, 27 de mayo de 2023

Leyenda del Clavel del Aire

Corre por todo el noroeste argentino una hermosa y triste leyenda sobre el clavel del aire, planta que vive pendiendo de los troncos o ramas de viejos algarrobos o entre los  peñascos.

Refiere la misma que durante una reunión de amigos, un joven oficial español se enamoró de una indiecita conocida por Shullca, la que en ningún momento correspondió al apasionado amor de aquel. Juró entonces vengarse de la que así despreciaba su cariño, y una tarde en la que la halló sola en la sierra comenzó a perseguirla.

La niña en su desesperación, trepó a la rama más alta de un gran algarrobo que el viento balanceaba amenazando derribarla. El joven le solicitó con buenas palabras que bajara, prometiéndose respetarla si así lo hacía. Como la niña se negara a ello, le amenazó con su puñal. Lo que no pudo la súplica, menos logró la amenaza. Y entre despechado y furioso arrojó el arma que fue a clavarse en el pecho de la pobre niña.

Como un pájaro cayó el cuerpo de Shullca en el vacío y tras él, el del oficial hispano.

Una gota de sangre alcanzó, a humedecer el tronco del árbol. Y allí nació el clavel del aire, que antes de una flor es, según dicen, un rayo de luz modelado en la forma de los lirios místicos, con tres pétalos de suavísimo y casi volátil tejido con la blancura y el aroma de la virginidad seráfica, porque es el alma de la tierra, y encarnada en tan delicioso cuerpo, vive encima de ella, impregnándola de su aliento que es gracia y amor.


Autor: Raul Antonio.



sábado, 20 de mayo de 2023

Leyenda del Caldén ( Huitrú )

En una pacífica tribu ranquelina mapuche, de las tantas que habitaban La Pampa vivía Huitrú, un indiecito que correteaba como todos, por esta tierra que le pertenecía.

Era hostil y rebelde y, aunque pequeño, se daba cuenta de las penurias, sufrimientos y persecuciones de las que eran objeto.

Fue creciendo. Se convirtió en un joven fuerte y valeroso, con un solo ideal defender a su raza de las opresiones. Por esta causa fue perseguido y hostigado por sus enemigos.

Un día, al resistirse al saqueo del poblado, fue capturado y mostrado como trofeo por sus adversarios, llevándolo lejos del lugar.

Esa misma noche, amparándose en la oscuridad reinante, logró escapar para buscar ayuda en otras tribus cercanas.

Cuando sus enemigos notaron que el indómito y bravo joven se había fugado, comenzaron a perseguirlo.

En su huida, Huitrú no se dio cuenta que se internaba cada vez más en el corazón del monte pampeano.

En un momento se encontró enredado en unos bajos y enmarañados arbustos, y por más que luchó no pudo desligarse de sus ataduras.

Estaba sediento. Su cuerpo sangraba por las heridas que habían provocado las ramas y las espinas. Su sagre iba filtrándose en el suelo y atándolo cada vez mas.

Al verse perdido se encomendó a su Dios, guitu wuta chao,( Fuerza de la naturaleza) para que amparara a su raza a costa de su propia vida y, por un designio de éste, se lo vio de pronto convertido en un árbol frondoso, destinado a brindar alimento y sombra a sus hermanos y a los animales, que serian los encargados de multiplicarlo por toda La Pampa.

Al amanecer, cuando sus hermanos y sus adversarios aún lo buscaban, sólo hallaron un imponente árbol en medio de estas extensas llanuras.

El huitrú tenía las ramas cubiertas de espinas, para defenderse de quienes lo quisieran cortar, y su sangre se había convertido en una larga raíz buscando agua para saciar su sed, en lo más profundo de la tierra y poder aferrarse al lugar que lo vio nacer. En el tronco se notaban las heridas sangrantes que el mapuche se hizo al huir.

Así como Huitrú (Caldén) arraigado a este suelo, su raza sigue luchando por los derechos en estas tierras, afirmándose con fuerza y valor. Por eso, cuando se destruye un Caldén, dicen que muere un antepasado.



sábado, 13 de mayo de 2023

Cartas convictas.

Era una cortesana de pelo largo castaño oscuro y ojos negros profundos, su belleza era conocida en todo el condado pero mas conocida era su tristeza que arrastraba desde tiempo atrás. Un buen día se decanto por un caballero al que solo conocía de oídas en las celebraciones de la noble corte. Sus hazañas, su caballerosidad y su sensibilidad estaban en boca de todo el mundo y ella quedo fascinada de las historias acerca de aquel supuesto caballero apuesto y misterioso, aunque mas que fascinación, sintió curiosidad y se aventuro a escribirle. El intercambio de cartas era cada vez mas frecuente, sus escritos iban tomando contenido alentador, palabras complacientes, música y poema para su audición, revelaciones y compromisos íntimos y profundos que ella anhelaba muchísimo.

Pasaba el tiempo y aquellas palabras tomaban ternura, los escritos sensualidad y aquel amor desconocido se convirtió real. Una noche lluviosa ella le cito en un lugar seguro y observaba a través de la ventana de su oculta morada la llegada de su amado, le veía acercarse hacia su portón galopando sobre su caballo andaluz. Ella se escondió detrás de las cortinas de la antesala de sus aposentos para oír la llegada de su amado, quería observar previamente su físico, aunque ese detalle poco le importaba, ya le quería antes de conocerle. El amante golpeo suavemente la puerta y la doncella le abrió, le hizo pasar hacia los aposentos de las cortesana y por primera vez se vieron la cara.

El caballero que tanta valentia derrochaba en sus cartas quedo inmovil sujetando la cortina, no sabia que hacer ante tanta belleza y ella tomo la decisión. Le cogió de la mano, le introdujo en sus aposentos y le beso tiernamente. Un temblor se apodero de su cuerpo vigoroso a la vez que su corazón latía frenéticamente, no quería soltarla, deseaba con ansiedad ese momento y ella, después de todas aquellas cartas, estaba convencida de que sus palabras no solo eran letras escritas con una tinta mediocre, eran sentimientos trasladados a poesía y plasmados con amor febril sobre un papel fino y suave, tan delicado como ella.

Le llevo lentamente sin separar sus labios y sus cuerpos hacia el lecho, se recostaron y el comenzó a desabrochar lentamente los lazos de su camisón de seda negro, lo retiro espalda abajo y comenzó un juego de caricias y besos suaves. Ella sentía un escalofrío recorrer su delicada piel, le gustaba, disfrutaba de la ternura y sensibilidad con que la acariciaba su amado, cada vez sentía mas deseo de descubrir la pasión de sus escritos de una forma mas intensa, mas profunda.

Aquellas palabras alentadoras que nacieron a través de unas cartas inocentes fueron forjando un amor verdadero, pero también un amor maldito, ese amor a ojos del mas allá estaba manchado, no eran libres y el destino jamas les dejo reunirse de nuevo.

Esta es la leyenda de los amantes, aunque predestinados, incumplieron una promesa y cometieron pecado. Jamas pudieron vivir su amor libremente, estaban encadenados a su libertad, muertos en vida. El amor que se profesaban les llevo a la locura y posterior muerte.

Cuenta la leyenda que sus espíritus vagan por la eternidad escribiendo cartas convictas destinadas a sus iguales.



Autor: Desconocido.



sábado, 6 de mayo de 2023

Las Manos del Abuelo.

Nunca volveré a ver mis manos de la misma manera…

El abuelo, con noventa y tantos años, sentado débilmente en la banca del patio, no se movía, sólo estaba sentado cabizbajo mirando sus manos. Cuando me senté a su lado no se dio por enterado y entre más tiempo pasaba, me pregunté si estaba bien. Finalmente, no queriendo realmente estorbarle sino verificar que estuviese bien, le pregunté cómo se sentía.

Levantó su cabeza, me miró y sonrió. "Sí, estoy bien, gracias por preguntar", dijo en una fuerte y clara voz. "No quise molestarte, abuelo, pero estabas sentado aquí simplemente mirando tus manos y quise estar seguro de que estuvieses bien", le expliqué.

¿Te has mirado alguna vez tus manos?" preguntó. "Quiero decir, ¿realmente te has mirado tus manos?"

Solté mis manos de las de mi abuelo, las abrí y me quedé contemplándolas.  Les di la vuelta, palmas hacia arriba y luego hacia abajo. No, creo que realmente nunca las había observado mientras intentaba averiguar qué quería decirme. El abuelo sonrió y me contó esta historia:

"Detente y piensa por un momento acerca de tus manos, cómo te han servido bien a través de los años. Estas manos, aunque arrugadas, secas y débiles han sido las herramientas que he usado toda mi vida para alcanzar, agarrar y abrazar la vida.

Ellas pusieron comida en mi boca y ropa en mi cuerpo. Cuando niño, mi madre me enseñó a juntarlas en oración. Ellas ataron los cordones de mis zapatos y me ayudaron a ponerme mis botas. Han estado sucias, raspadas y ásperas, hinchadas, cortadas, secas y dobladas. Se mostraron torpes cuando intenté sostener a mi hijo recién nacido. Adornadas con mi anillo de bodas, le mostraron al mundo que estaba casado y que amaba a alguien muy  especial.

Ellas temblaron cuando enterré a mis padres y esposa y cuando caminé hacia el altar con mi hija en su boda. Han cubierto mi rostro, peinado mi cabello y lavado y limpiado el resto de mi cuerpo. Y hasta el día de hoy, cuando casi nada más en mí sigue trabajando bien, estas manos me ayudan a levantarme y a sentarme, y se siguen uniendo para orar.

Estas manos son la marca de dónde he estado y la rudeza de mi vida. Pero más importante aún, es que son ellas las que Dios tomará en las Suyas cuando me lleve a casa.

Desde entonces, nunca he podido ver mis manos de la misma manera…

Y aún recuerdo cuando Dios estiró las Suyas y tomó las de mi abuelo y se lo llevó a casa.

Cada vez que voy a usar mis manos pienso en mi abuelo… es cierto que nuestras manos son una bendición.

Hoy me pregunto… ¿qué estoy haciendo con mis manos? ¿Las estaré usando para abrazar y expresar cariño o las estaré esgrimiendo para expresar ira y rechazo hacia los demás?.


Anónimo.