sábado, 27 de febrero de 2021

Leyenda del primer Icaro.

Wayra como cada alba solía despertar a los tunquis, pilcos y picaflores del interior de la Selva, deleitándose luego con sus vuelos, cantos y juegos. Wayra o viento, era una deidad jóven siempre inquieto y juguetón. Una de sus labores cotidianas era acompañar a Mayu, su hermano mayor, la deidad de los ríos de la foresta. La alianza entre éstos era de irrigar el bósque y refrescarlo para que la madre suprema mantenga su presencia divina en el órden cíclico del cósmos.

Wayra había ayudado a las aves a modular sus cantos y darles una melodía y tono particular. Un día quiso hacer algo similar con los humanos, como había tantos quiso elegir uno muy trabajador.

Inmediatamente pensó en aquél agricultor que pasaba cada mañana por las riberas de mayu, vio que éste era un gran hombre de familia y de campo, que muy temprano acudía a cuidar a sus animales y trabajar su chacra, vio además, que regresaba muy tarde cuando casi la luz de tata inti se ocultaba con el ocaso del horizonte. Tananta así se llamaba el agricultor sería en adelante su elegido.

Decidió así, regalarle el silbido para acompañar su largo trayecto por medio de la Selva. Tananta en adelante, caminaría alegre y ritmicamente al son de sus silbidos, siendo éstos casi semejantes al canto de los pájaros. Ese sería el nuevo convenio.

Un día Mayu se percartó que Tananta silbaba casi como un pájaro e inmediatamente se dio cuenta que el único que podía darle esa facultad a los humanos no era otro que Wayra su hermano menor. Espero a éste y cuando lo vio le preguntó sobre lo acontecido -he oído silvar a Tananta y por un momento pensé que era un pájaro. Wayra le dijo -le he otorgado la facultad de silbar porque quería alegrar sus pasos y porque es un humano justo y trabajador. Luego Wayra agregó -no te he consultado porque no quería incomodarte.

Mayu no sólo estaba de acuerdo con la ofrenda, sino que además propuso regalarle desde el poder de sus aguas sensibilidad, fuerza y sentimiento de su energía purificadora. Así se pusieron de acuerdo para obsequiarle a Tananta el don de icarar, es decir de cantar. En adelante, el indígena caminaría por las riberas de Mayu cantando y silbando a los cuatro vientos, para honrar y respetar a las deidades del bósque. Como cualquier otro don divino, ésto permitiría tomar contacto y crear una nueva alianza con éstos dioses.

Sus primeros icaros serían bien recibidos por las demás deidades y espíritus del bósque, alguno de los cuáles había informado el acontecimiento a Pachamama la madre suprema.

La deidad mayor encargó llamar a sus hijos y les preguntó sobre este suceso. Wayra y Mayu le dijeron -Tananta es un humano sensato y respetuoso de la Selva, merece icarar para comunicarse por medio de sus cantos con los espíritus del bósque. Luego agregaron -si no te hemos informado de lo sucedido fue por no incomodarte Madre Suprema. Pachamama replicó -han hecho bien hijos míos, en adelante este será el nuevo pacto entre los humanos y las divinidades. Agregó -cada vez que los humanos canten las deidades del bósque escucharán con atención.

En adelante, Tananta no solo silbaba sino que icaraba muy contento de la nueva alianza, sus cantos  nacían desde su corazón que es su sangre, lo que le permitiría hablar con la naturaleza, calmar las aguas, calmar al viento, invocar a los espíritus y curar a los enfermos con la energía suprema purificadora. Los Icaros serían así los cantos de una nueva alianza de los dioses con los humanos, una nueva pachachaka con la pachamama.



Autor:  Arnaldo Quispe.



sábado, 20 de febrero de 2021

Leyenda del Viento.

Cuenta una vieja leyenda, que el hijo menor del rey Julio IV, era muy rebelde. No pudiéndolo controlar, decidió encerrarlo en la torre más alta del castillo.

Si bien Ventolín, era la gran preocupación de su padre el rey, tenía un costado romántico y le gustaba llevar los mensajes entre los jóvenes enamorados. Pero desde que lo encierran para castigarle su interés fue cómo poder escapar de allí.

Cada día recibía mensaje de los enamorados, que llegaban hasta lo alto de la torre, pidiéndole favores para llegar hasta sus amadas que vivían en territorios lejanos.

Esto enfurecía a Ventolín, que no encontraba la manera de escapar.

Hasta que una tarde en que el sol parecía abrazar el castillo haciendo el calor insoportable, a Ventolín se le ocurrió una idea… llamó a la nube que tenía forma de corcel y se estaba acercando a la torre del castillo. Comenzó a cabalgar airoso y desde muy arriba empezó a soplar en poemas, los mensajes que le encargaron ellos, para sus amadas .

Pero las distancias eran enormes y los versos se dispersaron sin llegar a sus destinatarios. Ventolín quiso reunirlos, ordenarlos para entregarlos de la mejor manera. Sin embargo, en el aire dominaban remolinos que se lo impedían …

El rey Julio IV enfureció al notar la ausencia de su hijo , un grito sobre natural salió de su garganta filtrándose por las ventanas del palacio hacia el exterior.

Ventolín que cabalgaba en la nube de corcel, llegó a escucharlo, reclamó desesperado por el temor que le infligía su padre, la presencia de los dioses, personándose ante él, el dios de la Furia, el de la Calma y el de Tempestad…, le respondió el dios de la furia.

Este , tomó brutalmente a Ventolin , puso en su boca una fuerza efusiva y un flujo de gases que empezó a expedir con toda la intensidad .Era un soplo que provocaba destrucción, los árboles se inclinaban, caían los nidos, la gente huía para resguardarse,,,

Apareció entonces el dios de la tempestad, y junto con su furia llegó hasta los mares levantando olas gigantes que hacían naufragar a los grandes barcos pescadores.

Sorprendidos los pocos sobrevivientes, clamaron por el dios de la calma, que luego de tanta destrucción se hizo presente, las aguas se calmaron, la mar se tranquilizó, la paz se hizo suya. Se alojaron en su alma, la furia, la tempestad.

Ventolín comprendió que a partir de ahora, su vida estaría atada a los diferentes vientos: el “calmo” que llevaría frescura y alegría a quienes lo recibían, La “furia”, que haría hacer temblar ciudades , campos destruyendo todo a su alcance, y la “tempestad”, que haría temblar las grandes y pequeñas embarcaciones que viajaran por alta mar.

Desde entonces…cuando Ventolín provocaba vientos calmos, acariciaba los cabellos de las doncellas, dispersaba semillas hacia otros lugares, aliviada a la gente luego de un día sofocante, hasta hacía nacer música en las cañas de los cañaverales. Este rol era el que más le agradaba.

Pero cuando su fuerza llevaba el sello de la furia, todos le temían y aun peor cuando era tempestad, era impresionante los cataclismos, la catástrofe que provocaba en los mares…..

Y así fue como Ventolin se convirtió en VIENTO para siempre, olvidando las torres del palacio, las cartas a las doncellas, y su antiguo nombre.

Desde ese instante, muchas voces clamaran por él, sedientos de su frescuras, pero otras voces,  pedirán clemencia por su locura.


Autor: Desconocido.



sábado, 13 de febrero de 2021

No me olvides.

 Hola amigos, hace años colaboraba en un blog y una de la veces el reto fue escribir un relato para el día de San Valentin y como es mañana me acorde y aquí os lo dejo de nuevo, salio un poco largo pero espero os guste:)

Julia estaba sentada en su sitio favorito de la playa entre las rocas y la arena, desde allí podía divisar toda la pequeña cala que tanto amaba. Desde pequeña aquel era el lugar donde se refugiaba cuando tenía algún problema o necesitaba estar sola, era la cura de sus heridas no físicas sino emocionales. Hacía días que había vuelto a ese pueblo pesquero tan encantador que por motivos laborales tuvo que abandonar hace muchos años marchando a la ciudad. Ahora estaba allí ya que su corazón estaba desgarrado y llorando de pena…

En la ciudad estaba muy absorta en su trabajo en uno de los hospitales de la ciudad, ya que era medico cirujana, poco a poco fue haciendo amistades, entre esas amistades encontró lo que para ella era su hombre perfecto, Rober también era medico en el mismo hospital, los dos se complementaban a la perfección y con el tiempo lo que empezó como amigos se convirtió en un gran amor, eran la envidia de todo el mundo allá por donde iban desplegando ese amor que sentían el uno por el otro.

Un día llegaron al hospital solicitudes de que se necesitaban médicos para colaborar ayudando en Africa, lo hablaron entre ellos y decidieron que sería Rober el que se marcharía por seis  meses, el primer mes lo pasaron muy mal los dos por estar tan separados y comunicarse cuando podía Rober a través de Internet que no era todos los días, ya que donde estaba los medios eran muy precarios y no siempre había conexión.

Julia conforme pasaban los meses estaba muy contenta ya que se acercaba el día en que volvería a abrazar a Rober y contarle el secreto que estaba guardando para ese día, aunque en cuanto la viese se daría cuenta, estaba embarazada, se entero a los pocos días de marchar él, pero no le había dicho nada para darle la sorpresa a su regreso y también para que no se preocupase ya que tenia bastantes problemas allí donde estaba.

Unos días antes de la fecha señalada para el regreso de Rober, Julia recibió una llamada telefónica del consulado, le decía que Rober había salido hacia una semana para hacer una ruta por varios poblados que ya había hecho varias veces en el tiempo que llevaba en el país, pero que desde que salió con un ayudante no habían vuelto a saber nada de ellos, que los habían estado buscando y encontraron el coche que se había precipitado por un precipicio y dado que era imposible bajar y no viendo señales ninguna de vida dieron a los dos por muertos.

Aquello era una pesadilla para Julia ya que no había consuelo para ella, no podía creerse lo que había pasado, ahora no que tanto lo necesitaba y teniendo ese pesar tan grande de no haberle dicho a Rober lo de su hijo. Con el paso de los días por su hijo fue haciéndose más el ánimo de seguir su vida, fue entonces cuando tomo la decisión de volver al pueblo que tanto amaba y a ese mar que curaba sus heridas, aunque esta sería difícil de curar.

Allí estaba como cada tarde en su sitio preferido de la cala mirando esa bella puesta de sol, creyó oír su nombre a lo lejos..Julia…Juliaaaa, pensó que ya se estaba volviendo loca al imaginar que Rober la estaba llamando, pero su nombre cada vez sonaba más alto y la voz más cerca, tenía miedo de volver a las pesadillas del principio de todo esto y cerró los ojos, pero seguía oyendo esa voz tan querida cada vez más cerca, sintió una mano sobre su hombro y al abrir los ojos pensó que ya estaba loca del todo, porque delante de ella tenía a su gran amor Rober, se abrazaron como nunca llorando los dos, él le contó que fueron rescatados por unos nativos y hasta que no les curaron bien las heridas no pudieron ir al poblado y decir lo que había pasado, fueron inmensamente felices con su hijo y nunca olvidarían el día en que se volvieron a encontrar, ya que fue el llamado día de los enamorados, día del amor, aunque para ellos todos los días fueron el día del amor.


P. F.


sábado, 6 de febrero de 2021

Leyenda del Caldén (huitrú).

En una pacífica tribu ranquelina mapuche, de las tantas que habitaban La Pampa vivía Huitrú, un indiecito que correteaba como todos, por esta tierra que le pertenecía.

Era hostil y rebelde y, aunque pequeño, se daba cuenta de las penurias, sufrimientos y persecuciones de las que eran objeto.

Fue creciendo. Se convirtió en un joven fuerte y valeroso, con un solo ideal defender a su raza de las opresiones. Por esta causa fue perseguido y hostigado por sus enemigos.

Un día, al resistirse al saqueo del poblado, fue capturado y mostrado como trofeo por sus adversarios, llevándolo lejos del lugar.

Esa misma noche, amparándose en la oscuridad reinante, logró escapar para buscar ayuda en otras tribus cercanas.

Cuando sus enemigos notaron que el indómito y bravo joven se había fugado, comenzaron a perseguirlo.

En su huida, Huitrú no se dio cuenta que se internaba cada vez más en el corazón del monte pampeano.

En un momento se encontró enredado en unos bajos y enmarañados arbustos, y por más que luchó no pudo desligarse de sus ataduras.

Estaba sediento. Su cuerpo sangraba por las heridas que habían provocado las ramas y las espinas. Su sagre iba filtrándose en el suelo y atándolo cada vez mas.

Al verse perdido se encomendó a su Dios, guitu wuta chao,( Fuerza de la naturaleza) para que amparara a su raza a costa de su propia vida y, por un designio de éste, se lo vio de pronto convertido en un árbol frondoso, destinado a brindar alimento y sombra a sus hermanos y a los animales, que serian los encargados de multiplicarlo por toda La Pampa.

Al amanecer, cuando sus hermanos y sus adversarios aún lo buscaban, sólo hallaron un imponente árbol en medio de estas extensas llanuras.

El huitrú tenía las ramas cubiertas de espinas, para defenderse de quienes lo quisieran cortar, y su sangre se había convertido en una larga raíz buscando agua para saciar su sed, en lo más profundo de la tierra y poder aferrarse al lugar que lo vio nacer. En el tronco se notaban las heridas sangrantes que el mapuche se hizo al huir.

Así como Huitrú (Caldén) arraigado a este suelo, su raza sigue luchando por los derechos en estas tierras, afirmándose con fuerza y valor. Por eso, cuando se destruye un Caldén, dicen que muere un antepasado.