sábado, 31 de diciembre de 2022

La Niña de los Fósforos.

¡ Que frío tan atroz !, caía la nieve y la noche se venia encima. Era el día de Nochebuena, en medio del frío y de la oscuridad, una pobre niña paso por la calle con la cabeza y los pies desnuditos.

Tenia en verdad zapatos cuando salió de su casa, pero no le habían servido mucho tiempo, eran unas zapatillas enormes que su madre ya había usado, tan grandes que la niña las perdió al apresurarse a atravesar la calle para que no la pisasen los carruajes que iban en direcciones opuestas.

Y así la pobrecilla andaba descalza con los desnudos piececitos completamente amoratados por el frío, en un viejo delantal llevaba algunas cajas de fósforos llevando en la mano una de ellas como muestra, en todo el día nadie le había comprado nada, ni le habían dado un mísero Chelín, se volvía a casa hambrienta y medio helada, ¡ parecía tan abatida la pobrecilla!, los copos de nieve caían sobre su largo cabello rubio, cuyos hermosos rizos le cubrían al cuello, pero no estaba ella para presumir.

En un ángulo que formaban dos casa -una mas saliente que la otra-, se sentó en el suelo y se acurruco hecha un ovillo, encogía los piececitos todo lo posible, pero el frío la iba invadiendo, y por otra parte, no se atrevía a volver a casa, pues no había vendido ni un fósforo, ni recogido un triste céntimo, su padre le pegaría, además que en casa hacia frío también, solo los cobijaba el tejado y el viento entraba por todas partes, pese a la paja y los trapos viejos con que habían procurado tapar las rendijas.

Tenia las manos casi ateridas de frío, ¡ay, un fósforo le calentaría seguramente! ¡si se atreviese a encender uno solo, frotarlo contra la pared y calentarse los dedos!, saco uno: ¡rich!, ¡como chispeo y como quemaba!, dio una llama clara, cálida, como una lucecita, cuando la resguardo con la mano, una luz maravillosa. Le pareció a la pequeña que estaba sentada junto a una gran estufa de hierro, con pies y campana de latón, el fuego ardía magníficamente en su interior, ¡y calentaba tan bien!, la niña alargo los pies para calentárselos a su vez, pero se extinguió la llama, se esfumo la estufa y ella se quedo sentada con el resto de la consumida cerilla en la mano.

Encendió otra, que al arder y proyectar su luz sobre la pared, volvió esta transparente como si fuera de gasa, la niña pudo ver el interior de una habitación donde estaba la mesa puesta, cubierta con un blanquísimo mantel y fina porcelana, un pato asado humeaba deliciosamente, relleno de ciruelas y manzanas, lo mejor del caso fue que el pato salto fuera de la fuente al suelo con el tenedor y el cuchillo clavados en a pechuga, y rodaba hasta sus piececillos, pero en aquel momento se apago el fósforo, dejando visible tan solo la gruesa y fría pared.

Encendió la niña un tercer fósforo y se encontró sentada debajo de un hermosisimo árbol de Navidad, era aun mas alto y bonito que el que viera la ultima Nochebuena a través de la puerta de cristales en casa de un rico comerciante. Millares de velitas ardían en las ramas verdes y de estas colgaban estampas pintadas, semejantes a las que adornaban los escaparates, la pequeña levanto los dos brazitos.... y entonces se apago el fósforo.

Todas las lucecitas se remontaron en el cielo, ella se dio cuenta de que eran las rutilantes estrellas del cielo, una de ellas se desprendió y trazo en el firmamento una larga estela de fuego.

"Alguien se esta muriendo" -pensó la niña, pues su abuela, la única persona que le había querido, pero que ya había muerto, le había dicho-, "Cuando una estrella cae, un alma se eleva hacia el cielo".

Froto una nueva cerilla contra la pared, se ilumino el espacio de inmediato, apareció la anciana radiante, dulce y cariñosa.

-¡Abuelita! -exclamo la pequeña-, ¡ llévame contigo!, se que te iras también cuando se apague la cerilla, del mismo modo que se esfumaron la estufa, el asado y el árbol de Navidad.

Se apresuro a encender las cerillas que le quedaban por miedo a perder a su abuela, la luz de las cerillas brillo mas clara que la del pleno día, nunca su abuelita había sido tan alta y tan hermosa, tomo a la niña en brazos y envueltas las dos en un gran resplandor, henchidas de gozo, emprendieron el vuelo hacia las alturas, sin que la pequeña sintiera ya frío, hambre ni miedo.

Cuando llego el nuevo día seguía sentada la niña entre las dos casas, con las mejillas rojas y una sonrisa en los labios. ¡Muerta, muerta de frío en la Nochebuena!, el sol ilumino a aquel tierno ser sentado allí con las cajas de cerillas, de las cuales una había ardido por completo.

- ¡ Ha querido calentarse la pobrecita !- dijo alguien.

Pero nadie pudo saber las hermosas cosas que había visto, ni en medio de que resplandor había entrado con su anciana abuela en el reino de los cielos.


Autor: Hans Christian Andersen.


sábado, 24 de diciembre de 2022

Leyenda de la flor de Pascua.

Cuenta la leyenda que “cuando el Creador hizo la tierra quiso que las plantas entregaran sus mejores flores a los hombres. Un día, observó que un pequeño arbusto se esforzaba sinceramente por cumplirlo, sin embargo, nadie se fijaba en sus pequeños capullos amarillos que quedaban ocultos por sus enormes hojas.

Con el tiempo, Dios comprobó que aquella planta procuraba ser mejor cada día a pesar de que la gente siguiera sin prestarle atención. Entonces, se acercó a ella y le dijo: “Veo que eres muy hermosa y que realizas tu misión con mucho amor, aun cuando tu belleza no es valorada y sin embargo luchas por ser feliz dando tu amor incondicional a tus hermanos pues sabes que lo necesitan. Por eso te voy a dar mi sangre”.

Cuando la depositó en sus hojas, estas se tiñeron inmediatamente del color rojo más hermoso que existía, y así se convirtió en la flor más bella, que florecería en la época más importante de la Tierra, en Navidad.

Desde aquel momento la planta de flor pequeña y de grandes hojas se transformó en la bella Flor de Nochebuena, haciéndola la más representativa de la Navidad”.


Ella, contenta y sintiendo en su savia los dones que Dios le había otorgado, decidió mostrar todo su esplendor en una época donde no lo hacían muchas otras flores y plantas, por Pascua, tomando también así su nombre y dando esa tonalidad roja y verde a la Navidad, dos colores, el rojo y el verde, que significan la sangre siempre renovadora de Dios y la esperanza que siempre trae la fe.



Autor: Desconocido.





sábado, 17 de diciembre de 2022

Don Roldán y la Princesa (Leyenda Celta)

Cuando los árabes arrasaron España, los gallegos fueron los únicos que se mantuvieron en parte libres de ellos gracias a que pelearon reciamente.

Había veces que los árabes se metían en algunos rincones de su tierra, pero rápidamente eran echados nuevamente de ella y también de las tierras vecinas como Asturias y León.

Pero los árabes eran muchos y muy potentes y los gallegos pocos, por lo que después de muchos años de luchas, que unas veces iban a su favor y otras a la de los gallegos, reinando Alfonso II que tenia la corte en Asturias, acordaron pedir ayuda a otro gran rey de mucho renombre que había en Francia.

Este rey se llamaba Carlomagno y vino a ayudar a los españoles, trayendo con el muchos guerreros comandados por unos jefes que dicen que eran doce Pares de Francia, que no había quien pudiera con ellos, todos venían a luchar contra los árabes.

Los árabes cuando vieron venir a tanta gente encima de ellos, tuvieron miedo y retrocedieron, mas de la rabia que llevaban, comenzaron a echar mano de cuanto podían, sorprendiendo algunas villas y castillos sobre los que cayeron como una tormenta quemándolo todo, lucharon con algunos condes que se llevaron prisioneros y hasta se dice que cogieron tres princesas para que les sirvieran de rehenes en su defensa.

El gran ejercito que se formo, se extendió por Navarra y Aragón, por Asturias y Castilla, a Galicia fueron pocos franceses, ya que los gallegos se bastaban por ellos mismos, pero un grupo de aquellos franceses que llego hasta Galicia venia comandado por Don Roldan, que era uno de los mas valientes de los doce Pares.

Los árabes fueron retrocediendo hasta llegar a Val de Orras, pasaron el río Sil en barcas y pontones que después quemaron, se afincaron en la otra orilla, por las montañas, cuidándose muy bien de hacerse fuertes, pues el terreno invitaba a ello y el río era difícil de cruzar.

Pero como Don Roldan supo que los árabes tenían presas a aquellas princesas, quiso liberarlas, temiendo que los mahometanos se las llevaran a un castillo en la cumbre de un monte, en un lugar que llaman el Castro, de la feligresía de San Bernabé de Valenza, tentó pasar el río con algunos caballeros arriesgados y sin miedo, pero las aguas eran muy turbulentas y profundas, por lo que tuvieron que volver a tierra con la perdida de algunos que la corriente arrastro y que se ahogaron.

Entonces Don Roldan obro lo que parece ser un milagro, ya que lo que hizo no lo podía haber echo nadie, fue con su caballo por la ribera del río, busco el lugar mas apropiado para cruzarlo frente al castillo, pico espuelas a su caballo que dio un salto enorme y el caballo fue a quedar al otro lado del rio justo enfrente del castillo.

Los árabes, cuando vieron tal acción tuvieron miedo y escaparon, pero era imposible llevarse con ellos a los prisioneros y mucho menos a las doncellas princesas, por lo que los magos de los árabes  para vengarse decidieron convertir a las princesas en piedras.

Y allí están aun los tres cuarzos blancos clavados en el suelo, como si mirasen con nostalgia hacia su tierra.

¿ Quien podrá desencantarlas ?

Chi lo sa....



sábado, 10 de diciembre de 2022

Leyenda del Atrapasueños.

Hace mucho tiempo, cuando el mundo era joven, un viejo líder espiritual Lakota estaba meditando en una alta montaña cuando tuvo una visión. En esta visión, Iktomi, el gran maestro bromista de la sabiduría, apareció con la forma de una araña. Iktomi le habló en un lenguaje sagrado, que sólo los líderes espirituales de los Lakotas podían entender. Mientras le hablaba, la araña cogió un trozo del sauce más viejo que había, le dió forma redonda y con algunas plumas, pelos de caballo y adornos de cuentas, comenzó a tejer una telaraña.

Y mientras lo hacía, el hablaba acerca de los círculos de la vida, de cómo evolucionamos a través del tiempo, desde que nacemos hasta que envejecemos, hasta que el círculo se cierra. Entonces, Iktomi dijo mientras continuaba tejiendo su red: 

- " En cada tiempo de la vida hay muchas fuerzas, algunas buenas, otras malas. Si te encuentras con las buenas fuerzas, ellas te guiarán en la dirección correcta. Pero si tú escuchas a las fuerzas malas, ellas te lastimarán y te guiarán en la dirección equivocada ". Y continuaba expresando: "Hay muchas fuerzas y diferentes direcciones, que pueden ayudar a interferir con la armonía de la naturaleza. También con el gran espíritu y sus maravillosas enseñanzas".

Mientras la araña hablaba, continuaba entretejiendo su telaraña, empezando de afuera y trabajando hacia el centro. Cuando Iktomi terminó de hablar, le entregó al anciano Lakota la red y le dijo: 

-¿Ves? La telaraña es un círculo perfecto, pero en el centro hay un agujero. Usa la telaraña para ayudarte a ti mismo y a tu gente, para alcanzar tus metas y hacer buen uso de las ideas, sueños y visiones de los demás. Si tú crees en el gran espíritu, la telaraña atrapará tus buenas ideas y las malas se irán por el agujero. 


El anciano Lakota, le pasó su visión a su gente, y los indios Sioux usaron el atrapasueños como la red de su vida. Éste se colgaba encima de la cama para escudriñar los sueños y visiones. Lo bueno de sus sueños era capturado en la telaraña de vida y enviado con ellos, lo malo de sus sueños escapaba a través del agujero en el centro de la red. Ellos creían que el atrapasueños sostenía el futuro de su destino.   

    



Autor: Desconocido.




sábado, 3 de diciembre de 2022

Invierno.

Esta mañana, al abrir la puerta me encontré con el Sr. Invierno recién llegado a la ciudad. Buenos días le dije, buenos días tenga usted, el me respondió.

Venia como cada año a invitarme a pasear. El Sr, Invierno es alto y delgado, afilado, casi puntiagudo y muy atildado. Es muy friolero por eso viste siempre como mínimo con quince abrigos, diez bufandas, cinco gorras, varios pares de guantes, ocho calcetines y solo usa un par de botas, por que si se pone mas, anda como un pato.

El Sr. Invierno es bastante taciturno, reservado, circunspecto.... vamos, que es muy callado, y hay quien piensa que es muy seco, adusto y bastante agrio. El se queja, es normal, de que nadie parece quererle, de que todos le vienen a protestar, que si hace mucho frío, que si no se puede ver el sol, que si las flores, que si las plantas, que cuando vuelve el calor....

Y yo dejo que proteste porque no tiene con quien hablar, y lo dejo que se queje, por que no tiene con quien charlar.


Me cuenta que todo el mundo le pregunta por la Primavera y todos suspiran por ella -¡ Ay, cuando llegara !-, y el pobre no lo comprende por que a el, el invierno, le parece ella la primavera, una cabeza a pájaros sin un gramo de seriedad.


Y con el Verano - se lamenta -, ya es una locura, que si el sol, que si la playa, que si los helados, que si la alegría..., ¡ menuda chaladura !. El pobre no lo comprende por que a el, el invierno, le parece el verano, un cabeza loca sin un gramo de formalidad.


Hasta al Otoño, su hermano mas cercano, me cuenta lo prefieren antes que a el, por que dicen que es romántico, bufa desdeñoso, y nostálgico y... otras zarandajas, el pobre no lo comprende por que a el, el invierno, le parece que el otoño, es un cabeza loca sin un gramo de gravedad.

Y yo dejo que proteste por que no tiene con quien hablar, y lo dejo que se queje por que no tiene con quien charlar.

Y seguimos paseando mientras el se sigue lamentando sin parar, en el fondo es su modo de disfrutar, y poquito a poquito, pasito a pasito, a casa regresamos charlando sin parar.

Llegamos a casa, sirvo un chocolate bien caliente y el Sr. Invierno da un suspiro satisfecho y guarda silencio, no se quita abrigos, ni bufandas, ni guantes ni nada, es muy friolero, sentado cerca del radiador me pide una manta y contempla con aire triston la nieve que cae en el exterior.

Es un poco huraño el Sr. Invierno, un tanto taciturno, algo melancólico y bastante quejica no lo voy a negar, pero en cuanto le conoces -créeme, es la verdad-, es bastante agradable sentarse en silencio junto al fuego mientras allá fuera, el frío, la lluvia, el viento, la nieve, la niebla y el hielo llegan tras el.

Cuando la noche cae el Sr. Invierno se despide ya que su trabajo debe continuar. Buenas noches le digo, vuelva por Navidad, buenas noches me responde, aquí estaré sin faltar. Y mientras cierro la puerta y le veo marchar, pienso en que me gusta el Invierno, no lo puedo evitar.



Texto de Internet.