Finn comprendió en ese momento, que la cierva de la que hablaba el niño no era otra que su amadisima Saba, y que ese niño era su hijo, Finn le llamo Oisin (pequeño ciervo), se le conoció como guerrero y un gran compositor de canciones y fabulas.
sábado, 28 de marzo de 2020
Leyenda de la Cierva Dorada. (Leyenda Celta)
Finn comprendió en ese momento, que la cierva de la que hablaba el niño no era otra que su amadisima Saba, y que ese niño era su hijo, Finn le llamo Oisin (pequeño ciervo), se le conoció como guerrero y un gran compositor de canciones y fabulas.
sábado, 21 de marzo de 2020
Leyenda de la primavera.
Hubo una época muy lejana en que la tierra solo conocía una estación, el invierno. El frío era intenso, la nieve cubría llanos y montañas y las plantas no tenían colores, eran rugosas y opacas.
Cierta vez los hombres partieron en busca de alimentos, que tanto escaseaban, y las mujeres se quedaron cuidando el fuego.
El cielo estaba oscuro, presagiaba tormenta.Y así fue. Un trueno y luego, el viento y la nieve.
Los días pasaban y los hombres no regresaban. Los niños lloraban por sus padres y los abuelos por sus hijos. Las mujeres trataban de mantener la calma para no generar más malestar.Una madrugada, cuando casi todos habían perdido las esperanzas, aparecieron en el horizonte los hombres.
Extenuados, muertos de frío, ni podían contar las penurias que habían pasado en las cumbres. Pero había algo...algo que no podía dejar de contarse. No traían con ellos a Sumac, un adolescente valiente y noble, que se había perdido en las nieves.
La madre de Sumac, desesperada, corrió a la montaña mientras sus pies se enterraban en la nieve. Se escuchaba su voz llamando a su hijo, "¡Sumac, hijo! ¡Sumac!" Y así se perdió de la vista de todos.
Avanzó y avanzó hasta quedar rendida. Fue cuando entonces oyó la voz de Sumac. La desesperación agudizó su ingenio y pudo rescatar al muchacho casi helado. ¿Adonde lo llevaría?. El viento le habló, diciéndole, "Sube con tu hijo a la montaña más alta y toca el cielo".
La madre, con Sumac en brazos, ascendió de una montaña a otra, y en otra y en otra más, pero el cielo estaba siempre tan alto... El viento insistía: "Sube con tu hijo a la montaña más alta y toca el cielo". De pronto, un remolino la envolvió dejándola en la cumbre de un cerro altísimo. La mujer, cayendo de agotamiento, tocó las nubes que se abrieron como una gran cortina. Un trozo de cielo del más puro celeste se fue agrandando.
De él brotaron los rayos de un sol radiante, y deslizándose por ellos salieron pájaros que poblaron la tierra de trinos y aleteos, mariposas multicolores llegaron hasta las plantas en busca de flores que acababan de nacer...El viento se transformó en suave y tibia brisa, se deshizo la nieve y el agua cristalina corrió en cascadas juguetonas.
Sumac volvía a la vida mientras su madre alzaba los brazos al cielo agradeciendo a Inti, el Dios de sus antepasados, el milagro de la primavera que nacía. Cuentan que desde entonces después del invierno llega la primavera como madre amorosa, para poner su nota de calor, belleza y colores en los campos helados de la tierra.
Autor: Desconocido.
sábado, 14 de marzo de 2020
Leyenda del Clavel del Aire.
Corre por todo el noroeste argentino una hermosa y triste leyenda sobre el clavel del aire, planta que vive pendiendo de los troncos o ramas de viejos algarrobos o entre los peñascos.
Refiere la misma que durante una reunión de amigos, un joven oficial español se enamoró de una indiecita conocida por Shullca, la que en ningún momento correspondió al apasionado amor de aquel. Juró entonces vengarse de la que así despreciaba su cariño, y una tarde en la que la halló sola en la sierra comenzó a perseguirla.
La niña en su desesperación, trepó a la rama más alta de un gran algarrobo que el viento balanceaba amenazando derribarla. El joven le solicitó con buenas palabras que bajara, prometiéndose respetarla si así lo hacía. Como la niña se negara a ello, le amenazó con su puñal. Lo que no pudo la súplica, menos logró la amenaza. Y entre despechado y furioso arrojó el arma que fue a clavarse en el pecho de la pobre niña.
Como un pájaro cayó el cuerpo de Shullca en el vacío y tras él, el del oficial hispano.
Una gota de sangre alcanzó, a humedecer el tronco del árbol. Y allí nació el clavel del aire, que antes de una flor es, según dicen, un rayo de luz modelado en la forma de los lirios místicos, con tres pétalos de suavísimo y casi volátil tejido con la blancura y el aroma de la virginidad seráfica, porque es el alma de la tierra, y encarnada en tan delicioso cuerpo, vive encima de ella, impregnándola de su aliento que es gracia y amor.
Autor: Raul Antonio.
sábado, 7 de marzo de 2020
Leyenda del Árbol Drago.
Cuenta la leyenda que Las Hesperides eran las ninfas del ocaso e hijas de la noche que cuidaban un jardín donde estaba el huerto de Hera. Huerto en el que había un solo manzano de manzanas doradas y que aquel que comiese de ellas obtenía la inmortalidad.
Para protegerlo las Hesperides tenían el manzano bajo la custodia de un Dragón llamado Ladón.
Hércules, el héroe más grande de la Antigüedad, recibió la misión de realizar doce tareas consideradas muy difíciles o imposibles, los "Doce trabajos de Hércules". El trabajo número once consistió en robar las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides.
Hércules encontró a Atlas sosteniendo el cielo al borde del Océano, en las montañas que hoy llamamos el Atlas (Marruecos). Puesto que el dragón del Jardín de las Hespérides conocía a Atlas, Hércules lo convenció para quedarse él en su lugar sosteniendo el cielo, mientras el gigante iba a las islas y robaba las manzanas. Atlas fue al Jardín, en el que pudo entrar ya que el dragón lo reconoció, mató al monstruo, robó las manzanas de oro, y regresó donde estaba Hércules. Atlas, cansado de sostener el cielo, pretendió dejar a Hércules en esa posición, pero el héroe logró engañarle, pasarle la carga de nuevo, y huir con las manzanas.
Las manzanas regresaron a las islas, pues fueron entregadas a la diosa Atenea... que las devolvió al Jardín y a sus jardineras, las Hespérides.
Ladon, el dragón guardián muerto por Atlas, sigue vivo en sus hijos los árboles llamados dragos. Según la leyenda, la sangre que manaba de las heridas mortales del dragón cayó sobre el Jardín de las Hespérides, y de cada gota creció un drago. Estos árboles, "dracaena drago", llamados "árbol dragón", tienen un grueso tronco del cual surge de pronto un racimo de ramas retorcidas que parecen las cien cabezas de Ladon y de ramas espesas cuyas hojas simulan afiladas espadas.. Cuando se rompe la corteza, brota una savia de color rojo oscuro llamada "sangre de drago" que tiene propiedades medicinales.
Autor: Desconocido.
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