sábado, 26 de noviembre de 2016

El nacimiento del Arco Iris.


Hace mucho, mucho tiempo, en la espesa selva verde esmeralda habitaban unos pequeños animalitos que provocaban la admiración de todos aquellos que tenían la suerte de poder verlos. Eran siete magnificas mariposas, todas diferentes, pero cada una con sus alas pintadas de un color brillante y único. Su belleza era tal, que las flores de la selva se sentían apocadas cada vez que las mariposas revoloteaban a su alrededor.

Eran inseparables, y cuando recorrían la selva parecían una nube de colores deslumbrante y movediza. Pero un día, una de ellas se hirió con una aguda espina y ya no pudo volar con sus amigas. El resto de las mariposas la rodeo, y pronto comprendieron que la profunda herida era mortal. Volaron hasta el cielo para estar cerca de los dioses, y sin dudarlo, ofrecieron realizar cualquier sacrificio con tal de que la muerte de su amiga no las separara. Una voz grave y profunda quebró el silencio de los cielos y les pregunto si estaban dispuestas a dar sus propias vidas con tal de permanecer juntas, a lo que todas contestaron afirmativamente.

En ese mismo instante fuertes vientos cruzaron los cielos, las nubes se volvieron negras, y la lluvia y los rayos formaron una tormenta como nunca se había conocido. Un remolino envolvió a las siete mariposas y las elevo mas allá de las nubes. Cuando todo se calmo y el sol se disponía a comenzar su trabajo para secar la tierra, una imponente curva luminosa cruzo el cielo, un arco que estaba pintado con los colores de las siete mariposas, y que brillaba gracias a las almas de estas siete amigas que no temieron a la muerte con tal de permanecer juntas.



Autor: Desconocido.




sábado, 19 de noviembre de 2016

Leyenda del Chocolate.


La leyenda del origen del cacao, es la que encontramos en el Tonalámatl, el libro de los augurios de los sacerdotes de la diosa Xochiquetzal, la historia de cuando los dioses, compadecidos de los trabajos que pasaba el pueblo tolteca, resolvieron que uno bajara a la tierra para ayudarles enseñándoles las ciencias y las artes. Decidieron que fuera Quetzalcóatl, que hacía tiempo se empeñaba en ayudar a los toltecas, quien tomara forma humana y descendiera sobre Tollan, la ciudad de los hombres buenos y trabajadores.

Y así se hizo, Quetzalcóatl descendió por un rayo de la estrella de la mañana, dejando asombrados a los toltecas con su aparición, particularmente por su indumentaria hecha toda de una materia luminosa, y por su blanca y rizada barba, luminosa también. Todo el pueblo comprendió que aquel aparecido no era un simple mortal y  desde luego, le rindió adoración, rompiendo sus feos y oscuros dioses de barro.

Junto con Quetzalcóatl, dominaba el dios Tláloc “el señor que está dentro de la tierra” el dueño de las lluvias, dador de la vida y dueño de las almas separadas de los cuerpos. Reinaba también Xochiquetzal “flor emplumada” la diosa de la alegría y el amor, esposa de Tláloc y descubridora del pulque. Todos los dioses eran buenos, y dirigidos por Quetzalcóatl enseñaron al pueblo tolteca el saber, hasta hacerlo sabio y artista, conocedor de la marcha de los astros, lo que le permitió medir el tiempo y señalar en el calendario el cambio de las estaciones para aprovechar las lluvias y levantar las cosechas.

Quetzalcóatl les dio además a los toltecas el don de una planta que había robado a los dioses, sus hermanos, quienes la guardaban celosamente, porque de ella obtenían una bebida que, pensaban, sólo les estaba destinada a ellos. Quetzalcóatl sustrajo el pequeño arbusto de flores rojas, prendidas a largas ramas de hojas alargadas, inclinadas hacia la tierra, a la que ofrecía sus oscuros frutos. Plantó en los campos de Tula el arbolito y pidió a Tláloc que lo alimentara con la lluvia, y a Xochiquetzal que lo adornara con flores. El arbolillo dio sus frutos y Quetzalcóatl recogió las vainas, hizo tostar el fruto, enseñó a molerlo a las mujeres que seguían los trabajos de los hombres, y a batirlo con agua en las jícaras, obteniendo así el chocolate, que en el principio sólo tomaban los sacerdotes y los nobles.

Fue licor sagrado y lo tomaban agrio o amargo. Más tarde se le mezcló con miel, y a la llegada de los españoles, éstos le agregaron azúcar y leche, tomándolo caliente y haciéndolo la bebida de lujo de la época colonial.

Así pues, Quetzalcóatl fue dador del cacao en sus cuatro clases: el cauhcacahuatl, el mecacahuatl, el xochicacahuatl y el tlalcacahuatl, que era el que tostaban, reservando los otros tres para moneda, pues el fruto se consideraba símbolo de riqueza. Los toltecas fueron ricos y sabios, artistas y constructores; gozaban del rico chocolate y eran felices, lo cual despertó la envidia de los dioses, más aún cuando descubrieron que tomaban la bebida destinada únicamente a ellos.

Juraron venganza, contra Quetzalcóatl primero y contra el pueblo tolteca después. Para eso llamaron a Tezcatlipoca “espejo humeante”, dios de la noche y de las tinieblas. Este dios, enemigo de Quetzalcóatl, el dios luminoso, bajó a la Tierra por el hilo de una araña y disfrazándose de mercader se acercó a Quetzalcóatl para ofrecerle la bebida que Xochiquetzal había descubierto.

El dios luminoso se hallaba en su palacio inmensamente triste, pues un sueño le había hecho saber que los dioses preparaban su venganza y temía por el pueblo al que había hecho rico, sabio y feliz.

Quetzalcóatl bebió del jugo que se le ofrecía, que era el octli , el jugo fermentado del metl, el maguey, llamado por el pueblo tlachiuhtli, o sea, el pulque. Quetzalcóatl lo bebió y se embriagó, con gran regocijo del malvado Tezcatlipoca, y bailó y gritó ante el escándalo del pueblo que lo miraba hacer gestos ridículos. Después se durmió, y, al despertar, con la boca amarga y en la cabeza un dolor profundo, se dio cuenta de que los dioses lo habían deshonrado y que se preparaba la ruina del pueblo tolteca y la caída de la gloriosa Tollan.

Al sentir Quetzalcóatl que ya nunca podría ver a los que había enseñado a ser buenos y honrados sin tener una gran vergüenza, decidió marchar hacia el rumbo de la estrella vespertina, su casa. A su partida se dio cuenta que todas las plantas de cacao se habían secado, sin embargo, arrojó las ultimas semillas de cacao en Neonalco (Tabasco), las cuales florecieron bajo su mano y subsistieron hasta nuestros días. Después entró en el mar y, aprovechando un rayo de luz de la estrella de la tarde, se volvió a su morada de luz.




sábado, 12 de noviembre de 2016

Leonard Cohen.


Hola amigos, hace unos días que nos dejo Leonard Cohen, cantautor que aunque no me gustan todas sus canciones, si que tiene algunas que me gustan mucho, hace un tiempo en mi otro blog publique algo de su biografía ya que una amiga me lo pidió, sobre todo para mencionar una de sus canciones, en concreto la canción "The Partisan", haciéndole un pequeño homenaje, la vuelvo a publicar desde este humilde blog, aquí os dejo algo de la historia sobre Cohen y luego sobre la mencionada canción.

Leonard Cohen nació en Montreal (Canada) en 1934, su familia era judía de clase media y procedían de Polonia. Su padre tenia una tienda de corte y confección, muriendo este cuando Leonard contaba nueve años. Antes de músico, Leonard Cohen fue poeta y escritor, dicen que tubo mucha importancia en su vida personal y artística la obra de Federico Garcia Lorca.

Con dieciséis años ingreso en la universidad de McGill en Montreal, donde estudio Literatura Inglesa, al tercer año de carrera abandono el hogar familiar para independizarse. En el 56 con 21 años termino su carrera, es entonces cuando publica su primer libro de poemas que dedica a su padre y lo titula "Les Us to Compare Mythologies" (Vamos a Comparar Mitologías), también es autor de su obra no cantada como suelen decir: Flores para Hitler, Los hermosos vencidos, la novela El juego favorito, etc...

Su carrera musical comienza en los sesenta instalado ya en Estados Unidos, cuando acompañado de su guitarra, comienza a recurrir a temas que hablan principalmente de las relaciones de pareja, la religión o el fascismo irradiando tristeza, aunque por otro lado, también trasmiten romanticismo y un cierto toque de cinismo y sarcasmo, gracias a sus letras y su voz ronca y monótona tan característica, es calificado como el músico de la tristeza y depresión, su primer éxito llego con el tema "Suzanne".

En 1968 publica "Songs of Leonard Cohen", que en años posteriores es seguido por "Songs from a Room" y "Songs of Love and Hate", compuestos por el mismo en su totalidad, ayudado solamente por su voz y su guitarra. Estos discos tuvieron una gran acogida en ciertos círculos sociales y musicales, ya que sus canciones a diferencia de otros cantantes folk, se alejaban de la canción protesta y acercándose mas al lado de lo existencial, humanista y romántico.

En la década de los setenta, Cohen paso con mas pena que gloria, teniendo algunos fracasos comerciales y creativos en los trabajos que compuso.

En la década de los ochenta Leonard Cohen en cierto modo resurge con discos como "Various Positions" en el 84, y "I'm your man" en el 88, en los que se ve a un Cohen mas maduro y con un estilo mas rockero.

En 1992 publica "The Future", el cual le sigue poco después un albun en directo titulado "Leonard Cohen: Live". Después de esto decide dedicar su vida a la religión Zen, llegando a ser ordenado monje, pero después de un largo periodo de calma en su vida reaparece en 2001 con un nuevo trabajo de estudio titulado "The New Songs"


En el 2009 publica "Live in London", el cual es un recorrido por todas sus grandes canciones a lo largo de los 40 años de su carrera como cantante y autor, el albun fue grabado en directo en el concierto que ofreció en 2008 en el O2 Arena de Londres, lo que significo su regreso a los escenarios despues de 15 años.

En el 2011, le fue concedido el Principe de Asturias de las letras.

Leonard Cohen, cantautor y poeta canadiense que sedujo a varias generaciones con canciones como Suzanne o I'm your man, falleció este lunes 7 de Noviembre 2016 a los 82 años, aunque hasta el jueves 10 su familia no dio el anuncio en su página de Facebook. El poeta y cantautor canadiense acababa de publicar un disco en el que se declaraba preparado para el final de su vida.

Y hasta aquí un poquillo de su historia, se que faltan cosas pero si no se hace muy largo:)

Os cuento de la canción que me pidió una amiga, es como dije "The Partisan", esta canción originariamente no es de Leonard Cohen, el lo que hizo fue una adaptación de otra que se escribió en 1943 durante la II Gerra Mundial en Londres, la canción fue escrita por dos franceses que estaban allí por la guerra y su titulo original era "La Complainte du Partisan" (El Romance del Partisano), sus autores fueron Emmanuel D'Astier que era partisano de verdad y actuaba en la resistencia francesa con el nombre de Bernard,  escribió la letra y Anna Marly que compuso la música.

Después de la guerra, la canción se hizo muy popular sobre todo en los países de habla francesa en los años 50, entre estos países Canadá, que fue donde Cohen de joven la escucho, ya que se cantaba mucho en los campamentos juveniles a los que solía acudir, el la versiono haciéndola famosa en su disco "Songs from a room" en el 69, Joan Baez también canto esta canción, muy bonita la canción desde luego, os dejo con ella.


The Partisan

Cuando atravesaron la frontera
me avisaron de que me rindiera,
no pude hacerlo.

Cogí mi pistola y me escape.
He cambiado mi nombre tantas veces,
he perdido mujer e hijos,
pero tengo muchos amigos,
y algunos de ellos están conmigo.

Una anciana mujer nos dio refugio,
nos escondimos en la buhardilla,
entonces vinieron los soldados,
ella murió sin un susurro.

Eramos tres esta mañana
soy el único esta noche
pero debo continuar, 
las fronteras son mi cárcel.

Oh, el viento, el viento sopla,
a través de las tumbas el viento sopla, 
la libertad pronto vendrá,
entonces saldremos de las sombras.

Los alemanes vinieron a mi casa,
me dijeron, identificate,
pero no tengo miedo, 
retome mi arma.

He cambiado cien veces de nombre,
he perdido mujer e hijos,
pero tengo muchos amigos.
Tengo Francia entera.

Un anciano en un granero
por la noche nos escondió,
los alemanes le capturaron,
murió sin sorpresa alguna.

Oh, el viento, el viento sopla,
a través de las tumbas el viento sopla, 
la libertad pronto vendrá,
entonces saldremos de las sombras.





sábado, 5 de noviembre de 2016

Macías... El Trovador Enamorado.


Existen muchas versiones sobre la historia y la leyenda de este personaje. Por algunos poetas y escritores, contemporáneos suyos, sabemos que murió a manos del esposo de su amada, después de sufrir cautiverio, muchos le definieron como "el mártir de Cupido", y el ejemplo del enamorado fiel hasta la muerte. El caso es que Macías pertenecía a la escuela galaico-portuguesa del Cancionero de Baena y fue autor de hermosos poemas de temática amorosa. Era originario de Padrón en Galicia, aunque vivió en Castilla en el siglo XV.

Una de las leyendas más conocidas en torno a él y a sus amores, es la siguiente:

Enrique de Villena, personaje ya de por sí bastante extraño y también legendario, estaba casado con María de Albornoz, ambos pertenecían a familias de la nobleza castellana del momento, que matrimoniaron por cuestiones de interés dinástico o económico. Como en la mayoría de estas uniones no existía el más mínimo cariño, sino que más bien se despreciaban el uno al otro. Sin embargo, al servicio de la casa Villena-Albornoz estaba Macías, enamorado desde siempre de doña María, a la que siguió después de su boda, logrando ganarse la confianza del esposo que le tenía en gran estima. Doña María correspondía a la adoración del trovador, que le dedicaba ardientes rimas hablándole de amor, menudeaban los encuentros secretos entre ambos, lo que vino a desembocar en un sentimiento mutuo y compartido.

Y sucedió que don Enrique estaba empeñado en conseguir el maestrazgo de la Orden de Calatrava, cuyo poder era muy grande en Castilla, pero para obtener tal dignidad, debía ser soltero o viudo y ninguna de estas dos circunstancias se daban en el estado de Enrique. Lo mejor era deshacerse de la esposa, lo cual no era fácil, pues el linaje de los Albornoz era poderoso y un divorcio le habría ocasionado numerosos problemas. También podía recurrirse al asesinato, pero para ello se necesitaba alguien lo suficientemente discreto y afecto a su causa. Pensó en Macías, y así se lo comunicó, ante el espanto del enamorado trovador que se negó en redondo.

No obstante, Enrique persistió en su empeño y sobornó a seis sicarios para que secuestrasen a María, haciendo público al cabo de unos días, que en bosque cercano se habían encontrado las ropas ensangrentadas de su esposa, lo que bien a las claras demostraba que había muerto. Él podía considerarse oficialmente viudo y libre para acceder al puesto deseado. Los rumores que existían sobre los amores de Macías y de María,  así como la necesidad de silenciar a alguien que conocía sus propósitos, hicieron que el trovador fuese apresado y encarcelado en un castillo de Arjonilla, cerca de Jaén, propiedad de don Enrique. Allí estaba también encerrada doña María de Albornoz.

En celdas separadas y encerrados de por vida, los amantes no tardaron en saber el uno del otro, y Macías seguía cantándole dulces sonatas de amor a su amada. Se dice que hasta los duros carceleros sentían pena de aquellas dos almas, hundidas en la miseria y en el hambre, y lo que es todavía peor, ¡tan cerca y tan lejos el uno del otro! Don Enrique, al cabo de algún tiempo, fue a Arjonilla para asegurarse de que sus dos presas yacían sepultados en aquel lóbrego lugar que pronto acabaría con ellos. Cuando supo que, a pesar de tanta desgracia, Maclas y María seguían amándose, él mismo penetró en la celda de Macías y lo mató a lanzazos.

Esta muerte parece que afectó a la mente de Enrique, que siempre fue bastante extraña. Logró el maestrazgo de Calatrava, pero lo perdió por sus rarezas, se dio a la bebida y al juego llegando a perder cuanto poseía. El rey Juan II, viendo al estado que había llegado, le otorgó el señorío de Iniesta, compadecido de su miseria y extravío.

Doña María, según algunos, regresó a sus posesiones de Cuenca, pero el decir popular da otra versión. Durante varios años, se vio a una mujer, una mendiga, rondando por el castillo de Arjonilla. Pasaba días enteros junto a sus muros, mientras la chiquillería le tiraba piedras y le hacía burla. Otras veces entraba en la iglesia en la que estaba enterrado Macías y durante horas se postraba sobre la lápida que cerraba el sepulcro, hasta que un día, cuando el sacristán la fue a echar de la iglesia porque era la hora de cerrar el templo, se encontró con que la mujer estaba muerta, con los labios pegados sobre la inscripción en la que podía leerse: "Aquí yace Macías el enamorado".


A muchos no les cupo duda de que aquella pobre mujer, aquel despojo humano, era doña María que nunca pudo superar la trágica muerte de su amor. Se arrastró por la vida, ausente de la realidad, esperando que la muerte misericordiosa se acordase de ella y la llevase a reunirse con el poeta enamorado.


Autor: Desconocido.