domingo, 31 de enero de 2016

Carnaval de Venecia.



Hola amigos, se acercan los carnavales y voy a contaros un poco la historia de uno de los carnavales mas bonitos y misteriosos que existen, es el Carnaval de Venecia, a quien no le gustaría ir con esos trajes y esas caretas tan misteriosas y bonitas a la vez, os cuento:



































De todos los carnavales en Italia el de Venecia es el más grande y más conocido, tiene una duración de  dos semanas previas al Miércoles de Ceniza, terminando el martes de Carnaval, el día antes del Miércoles de Ceniza. Aunque el estilo general de las máscaras y los disfraces son los mismos, el Carnaval adopta un tema nuevo cada año.

















El Carnaval es la fiesta más popular de Venecia  cuya tradición se remonta al sigloXI cuando Venecia comenzaba a dominar marítimamente importantes puertos del mar Mediterráneo.

El Carnaval de Venecia se dice que se originó  después de una victoria de Venecia (o 'della Repubblica Serenissima ", como se le conocía entonces) en la guerra contra Ulirico, Patriarca de Aquileia. Para celebrar esta gran victoria multitud de personas se reunieron en la plaza San Marco para encontrarse con los amigos y celebrarlo.

















El uso de las máscaras que vino después como el Carnaval de Venecia era una época en que todo el mundo podía expresarse y celebrar. Las máscaras ocultó la identidad de la persona que significaba que no podía haber ninguna distinción entre las diferentes clases sociales. Según dicen la nobleza se disfrazaba para salir a mezclarse con el pueblo. Desde entonces las máscaras son el elemento más importante del carnaval.

















Oficialmente se declaró como festividad suprema durante el siglo XIII. Sin embargo, es en el siglo XVIII cuando el Carnaval de Venecia alcanza su punto máximo. A él acudían viajeros y aristócratas de toda Europa, en busca de diversión y placer.

















Además, las máscaras sirven para el importante objetivo social de mantener a todos los ciudadanos en igualdad de condiciones. Estado, inquisidores y espías podían interactuar así con los ciudadanos sin miedo a que su verdadera identidad se descubriera (y los ciudadanos responder sin temor a represalias). La moral de la población se mantenía a salvo: sin rostros, todos tienen voz.

Sin embargo, algunos se aprovecharon de la situación. La sociedad durante la República creció cada vez más decadente. La inmensa cantidad de viajeros que pasaban por la ciudad conllevaba riquezas, comercio, pero también promiscuidad.

















Incluso monjas y monjes iban vestidos con las últimas creaciones importadas: bajo las máscaras participan en los mismos hechos que la mayoría de sus conciudadanos. Roma entretanto hace la vista gorda, siempre y cuando la República siguiese aportando donaciones generosas. La República cayó en un estado de lujo, indolencia, y decadencia moral. En el año1797 Napoleón Bonaparte derogó los festejos de carnaval.

















Con la decadencia de Venecia como poder mercante y militar, el carnaval palideció hasta casi desaparecer. Se recuperó algo de su festividad hacia finales del siglo XX, cuando la ciudad se ve abrumada por la invasión de miles de turistas, aunque las grandes épocas de diversión desenfrenada quedaron atrás.

La vestimenta del Carnaval y trajes que se utilizan son característicos de principios de los años 1700 y abundan las "maschera nobile", que es una careta blanca con ropaje de seda negra y sombrero de tres puntas. Después de 1979 se han ido sumando otros colores a los trajes, aunque las máscaras siguen siendo en su mayoría blancas, plateadas y doradas.


Por varios días la ciudad cambia su cara completamente y nos transporta al pasado esplendoroso de tiempos antiguos.




domingo, 24 de enero de 2016

Las Estrellas del Cielo ( Antiguo cuento Ingles )


Hubo una vez, hace mucho, mucho, mucho tiempo, una niña que soñaba con alcanzar las estrellas, es decir, tocarlas con sus manos. En las noches claras sin luna, asomada a la ventana de su dormitorio, las admiraba en silencio pensando qué es lo que se sentiría teniendo una entre las manos.

Así las cosas, cierta noche de estío, la niña llegó a la conclusión de que debía tocar por lo menos una o dos y para ello tenía que ponerse en camino hasta llegar a ellas. Dicho y hecho, saltó por la ventana y empezó a andar, y anda que te andarás llegó a un viejo molino cuya rueda chirriaba escandalosamente. Dándole las buenas noches, la niña le pregunto si la rueda sabía como podría jugar con las lejanas estrellas pues para eso había emprendido la caminata.

La rueda le respondió que las encontraría bañándose en el estanque cercano donde por la noche brillaban hasta el punto de no dejarla dormir con su resplandor. La niña saltó al estanque pero por más que nadó, e incluso buceó, le fue imposible encontrarlas. Muy decepcionada se lo dijo después a la rueda de molino, que vieja y gruñona, repuso:

-No me extraña, has removido tanto el agua que las has asustado y se han ido.

Entonces la niña, desilusionada, prosiguió su camino. Anda que te e andarás, llegó a un verde prado en el que se sentó a descansar, dándose cuenta entonces de que el prado pertenecía a las hadas y a los elfos que lo llenaban por doquier corriendo, volando o bien danzando sobre el pasto. Saludándolas muy educadamente la niña les preguntó si habían visto estrellas por allí ya que tenía mucho interés en alcanzar alguna. Las hadas le replicaron que sí, que relucían todas las noches entre los tallos de la hierba. Dijeron:

-Ven a danzar en nuestra compañía y encontrarás todas las estrellas que desees.

Mas aunque la niña bailó con ellas en su alegre corro, no halló ninguna estrella, y dejándose caer agotada al suelo, lloró dirigiéndose a las hadas que la rodeaban en círculo:

-Por más que lo intento no lo consigo. Si no me ayudáis nunca podré jugar con las estrellas.

Las hadas hablaron bajito entre si, y finalmente una se acerco a la llorosa criatura para aconsejarla:

-Que tu ánimo no desmaye; si lo deseas puedes conseguirlo, todo es cuestión de voluntad. Ves camino adelante y cuando encuentres a Cuatro Patas, que te lleve hasta Sin Patas y entonces le ruegas a Sin Patas que te conduzca hasta la Escalera sin escalones por la que debes subir.

Muy contenta la niña partió con ánimo ligero llegando finalmente a donde estaba un caballo atado a un árbol.

-Buenas noches –saludó por tercera vez-, deseo tocar las estrellas del cielo y he caminado tanto, tanto, que me duele todo el cuerpo, ¿serías tan amable que me permitieses montar en tu lomo?

El caballo le dijo entonces que él no entendía de estrellas y que su misión consistía en obedecer a las hadas.

-Ellas me han hablado de ti y me han aconsejado que le diga a Cuatro Patas que me conduzca hasta Sin Patas.

-Pues mira por donde yo soy Cuatro Patas, sube a mi lomo y partiremos.

Y anda que te andarás, o, mejor dicho, cabalga que te cabalgarás, abandonaron el bosque llegando a la orilla del mar.

 El caballo se despidió, ya había cumplido su misión, y la niña prosiguió su marcha bordeando la orilla del mar y se decía qué más podía pasar ahora y a quién encontraría que se llamara Sin Patas, y, cuanto menos lo esperaba, un pez enorme como ella nunca había creído que existieran, asomó la cabeza entre la espuma de las olas.

-Buenas noches –saludó la niña al pez-. Me gustaría tocar las estrellas con la mano, ¿puedes ayudarme a conseguirlo?

-No lo sé; si no me traes el permiso de las hadas no podré ayudarte –le contestó el pez.

-Pues lo tengo, y para que veas te trasmitiré el mensaje: debía encontrar a Cuatro Patas que me conduciría a Sin Patas y éste hasta la Escalera sin escalones.

-Esto es otra cosa –exclamó el pez-, venga, súbete a mi lomo y procura no caerte.

Navegaron, navegaron y navegaron precedidos por una estela dorada que se dirigía hacia el lejano horizonte, allá donde el mar y el firmamento se encuentran. Entonces la niña vislumbró un bellísimo Arco Iris que saliendo del mar llegaba hasta el cielo brillando en todo su esplendor y colorido. Por fin alcanzaron el inicio del Arco Iris y la niña descubrió que se trataba de un camino amplio y lleno de luz, que subía hacia la bóveda celeste, y en lontananza, la chiquilla apercibió unas minúscula lucecillas que daban la impresión de bailar.

-Hasta aquí hemos llegado –informó el pez-. Esa es la Escalera sin escalones. Ves con cuidado al subir, si es que puedes. Piensa que esta escalera nunca se hizo para los piececitos de las niñas.

En cuanto la pequeña saltó del lomo de Sin Patas, éste desapareció en el mar. La niña ascendió por el Arco Iris, tarea, por otra parte, nada sencilla, pues a cada escalón que subía le daba la sensación de bajar dos. Y aunque ascendió hasta que el mar quedó muy lejos, las estrellas seguían encontrándose remotas. Pero ella se dijo ya que era muy animosa:

-No voy a echarme atrás; si he llegado hasta aquí no voy a volver sobre mis pasos.

Así que ascendió y ascendió, encontrando que el aire por momentos se volvía muy, muy frío, mas el firmamento brillaba intensamente, tanto que se dio cuenta de que estaba ya cerca de las estrellas.

-¡Lo estoy consiguiendo! –gritó.

Y sin vacilar llegó repentinamente al final del Arco Iris. En torno suyo, mirase por donde mirase, las estrellas daban vueltas y bailaban. Era una danza que tan pronto subía como bajaba, igual que las hojas cuando las mueve el viento, y giraban a su alrededor lo mismo que un torbellino, entre los destellos de miles de colores.

-Finalmente las alcancé –se dijo-. En toda mi vida había contemplado algo tan bonito.

Entonces se dio cuenta de que estaba helada y al mirar en dirección a sus pies entre las sombras, le fue imposible ver la Tierra. La pequeña tembló de miedo.

-Pero no me marcharé sin antes acariciar una estrella– y así diciendo con decisión se puso en puntas de pie extendiendo los brazos tanto como le fue posible. Y ya estaba próxima a lograr su empeño, cuando, el paso raudo de una estrella la sorprendió hasta el punto que le hizo perder el equilibrio y hundirse en el vacío.

Fue cayendo, cayendo, cayendo, Arco Iris abajo y más iba bajando más templado era el aire y más somnolienta se sentía, y entre bostezos y suspiros quedóse profundamente dormida. Al despertar se encontró de nuevo en su camita. Lucía el sol en la ventana y las aves mañaneras cantaban en los árboles y entre las flores del jardín.

-¿De veras estuve entre las estrellas y las toqué, o no ha sido más que un sueño?

Inesperadamente notó algo en la palma de su mano, y cuando la extendió, el brillo de una luz centelleó para desvanecerse enseguida. La niña, muy feliz, pudo darse cuenta en ese momento de que no se engañaba; aquel era el polvo de las estrellas y ella las había tocado con sus manos, no se trataba de un sueño.



domingo, 17 de enero de 2016

El muelle de San Blas (Historia de la canción)


Hola amigos, hoy quiero compartir con vosotros una historia a la vez bonita como triste, el otro día buscando cosas me lo encontré y me dije... para el blog:), es una historia real, y es la historia de una canción muy bonita, que aunque a mi el grupo no me dice mucho, la canción como ya he dicho no deja de tener su encanto, la canción es "El muelle de San Blas" y la canta Maná.

Rebeca Méndez Jiménez, mas conocida como la "loca del muelle de San Blas", murio en Septiembre del 2012, Rebeca una mujer de 63 años que desde 1971 esperaba en el puerto el regreso de su novio, un joven que salió a pescar y jamás regresó. La mujer fue homenajeada por los pobladores de Puerto Vallarta, donde se convirtió en un símbolo por la espera de su amor. Fueron más de 41 años que esperó a su amado Manuel, quien salió de pesca.

Sin embargo, quedó atrapado por un huracán que azotó el mar. Nunca más se supo de él y tampoco se encontró su cuerpo. Estaban a una semana de casarse. El golpe fue tan fuerte para Rebeca que desde el día que desapareció Manuel, lo esperó con su traje blanco. Bien fina ella. Con esa elegancia vendió dulce a los turistas en el Muelle de San Blas.

Allí fue que el líder de la banda, Fher, la conoció en la década de los noventa. Se interesó por su historia y la convirtió en una de las más hermosas canciones de Maná. El cuerpo de Rebeca fue incinerado y sus cenizas arrojadas al mar en búsqueda de su gran amor por las autoridades de Puerto Vallarta, quienes piensan levantar un monumento donde la mujer esperaba a su amado con el fin de recordar por siempre esta maravillosa historia.

Imagen de Karras

Y aquí os dejo el vídeo con la canción, si no la conocéis espero os guste:)





domingo, 10 de enero de 2016

El bosque de las luciérnagas, ( Nagoya, Japón )


Hola amigos, hoy quiero compartir con vosotros algo muy bonito que ocurre una vez al año algo lejos de aquí pero que vale la pena verlo aunque sea en fotos.

Las luciérnagas son unos insectos voladores de la familia de los lampíridos que incluye a otras especies de bichos capaces de emitir luz. Los primeros hombres deben haberse sentido muy sorprendidos y a gusto cuando vieron por primera vez a estas hermosas voladoras destellantes. Desde ahí que las luciérnagas son consideradas como seres “mágicos” y esta idea que incluso dura en nuestros días, donde la luz eléctrica y falta de oscuridad son una constante.

Todos o casi todos sabemos que la luz de la luciérnaga es por lo general intermitente, y brilla de un modo específico en cada especie. Cada forma de brillar es una señal óptica que ayuda a las luciérnagas a encontrar posibles parejas. Los científicos aun hoy día no saben exactamente cómo regulan los insectos el proceso de encender y apagar su luz.

Se sabe por qué las luciérnagas se llaman así, pero pocos conocen cómo produce este insecto su brillo característico. Las luciérnagas tienen órganos lumínicos especiales situados bajo el abdomen. Cuando absorben oxígeno, éste se combina dentro de las células especiales con una sustancia llamada luciferina y reacciona produciendo luz sin apenas generar calor.

Si a todo esto unimos la magia de un bosque y la técnica de un fotógrafo, la unión es pura magia como sacado de uno de los mejores cuentos.

En los bosques de esta ciudad japonesa Nagoya, las vagabundas luciérnagas bailan para atraer pareja. Hay tantas que inclusive se puede ver parte de los árboles del bosque por la noche. El mejor momento para verlas es durante la época de lluvias (de junio a julio).


El fotógrafo Yume Cyan se prepara para tomar algunas fotos realmente espectaculares de luciérnagas en los bosques de la Ciudad de Nagoya, Japón. Hermosas fotos de larga exposición para capturar sus cuerpos brillantes como puntos amarillos y verdes flotantes, bailando alrededor de los bosques como pequeños espíritus. Hay tanto una cualidad mágica y romántica a las imágenes que hace que el espectador quiera unirse a la fiesta.


La cámara que utiliza es la Canon 5D Mark III  junto con un objetivo de 50mm que, haciendo capturas de larga exposición de aproximadamente unos 30 segundos, con  apertura fija en f/2.8 y un ISO 800, provoca la creación de estas maravillosas imágenes de luciérnagas.


Las imágenes dibujan senderos de luz que parecen sacados de alguna película estilo Peter Pan, esta magia natural la capta muy bien Yume Cian en otras obras anteriores de paisajes y animales.


En el pasado, hemos visto fotos de luciérnagas siguiendo el curso en las áreas boscosas. Del mismo modo, esta vez  las trayectorias de vuelo de los insectos bioluminiscentes se presentan como senderos moteadas, como una pintura llena de luz con un partido encantador de deslumbramiento reflejado.


Espero os haya gustado amigos, un poquito de envidia si que da por no poder estar allí y ver tanta belleza en ese momento verdad? :)




domingo, 3 de enero de 2016

Artabán el cuarto Rey Mago.


Como cada año se espera la llegada de los tres Reyes Magos para la madrugada del 6 de enero.

Cuenta la tradición que los reyes viajaron desde el lejano oriente guiados por una estrella y cargados con regalos para ofrecer al Mesías que nacería en Belén.

Melchor, Gaspar y Baltasar, llegaron a tiempo al pesebre donde nació Jesús y entregaron los regalos que traían para adorarlo: Oro, incienso y mirra.

Sin embargo, pocos saben que en realidad eran cuatro los reyes magos que debieron haber llegado aquella noche a Belén, pero, ¿Qué pasó con el cuarto rey mago? Artabán era el nombre del rey que jamás conoció a Jesús.

Su historia se encuentra en algunos textos antiguos que dan cuenta del largo camino que recorrió buscando a Jesús para entregarle el regalo que debió haberle obsequiado la noche en que nació.

Artabán junto con Melchor, Gaspar y Baltasar, habían hecho planes para reunirse en Borsippa, una antigua ciudad de Mesopotamia desde donde iniciarían el viaje que les llevaría hasta Belén para adorar al Mesías.

El cuarto rey mago llevaba consigo una gran cantidad de piedras preciosas para ofrecer a Jesús, pero cuando viajaba hacia el punto de reunión encontró en su camino a un anciano enfermo, cansado y sin dinero. Artabán se vio envuelto en un dilema por ayudar a este hombre o continuar su camino para encontrarse con los otros reyes. De quedarse con el anciano, seguro perdería tiempo y los otros reyes le abandonarían. Obedeciendo a su noble corazón, decidió ayudar a aquel anciano.

El tiempo había pasado y en el punto de reunión no encontró más a sus tres compañeros de viaje.

Decidido a cumplir su misión, emprendió un largo camino sin descanso hasta Belén para adorar al niño, pero al llegar, Jesús había nacido y José y María estaban rumbo a Egipto, escapando a la matanza ordenada por Herodes.

Artabán emprendió entonces un viaje en el que, por donde quiera que pasaba, la gente pedía su auxilio, y él, atendiendo siempre a su noble corazón, ayudaba sin detenerse a pensar que el obsequio de piedras preciosas que cargaba, poco a poco se reducía sin remedio. En su andar, Artabán se preguntaba: ¿Qué podía hacer si la gente le suplicaba por ayuda? ¿Cómo podría negarle ayuda a quien la necesitaba?

Así pasaron los años y en su larga tarea por encontrar a Jesús ayudaba a toda la gente que se lo solicitaba.

Treinta y tres años después el viejo y cansado Artabán llegó por fin a donde los rumores le habían llevado en su larga búsqueda por Jesús. La gente se reunía en torno al monte Gólgota para ver la crucifixión de un hombre que, decían, era el Mesías enviado por Dios para salvar las almas de los hombres. Artabán no tenía duda en su corazón, aquel hombre era quién había estado buscando durante todos esos años.

Con un rubí en su bolsa y dispuesto a entregarla joya pese a cualquier cosa, Artabán encaminó sus pasos hacia aquel monte, sin embargo, justo frente a él apareció una mujer que era llevada a la fuerza para ser vendida como esclava para pagar las deudas de su padre. Artabán la liberó a cambio de la última piedra que le quedaba de su basto tesoro.

Triste y desconsolado, nuestro cuarto rey mago se sentó junto al pórtico de una casa vieja. En aquel momento, la tierra tembló de forma brusca y una enorme piedra golpeo la cabeza de Artabán. El temblor aquel anunciaba la muerte de Jesús en la Cruz.

Moribundo y con sus últimas fuerzas, el cuarto rey imploró perdón por no haber podido cumplir con su misión de adorar al Mesías. En ese momento, la voz de Jesús se escuchó con fuerza: Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, estuve desnudo y me vestiste, estuve enfermo y me curaste, me hicieron prisionero y me liberaste. Artabán, agotado, preguntó: ¿Cuándo hice yo esas cosas? Y justo en el momento en que moría, la voz de Jesús le dijo: Todo lo que hiciste por los demás, lo has hecho por mí, pero hoy estarás conmigo en el reino de los cielos.


Autor: Desconocido.