sábado, 5 de julio de 2025

El Emperador y la Bruja ( Leyenda )

Hace mucho tiempo, un emperador se enteró de que en una de las provincias de su reino vivía una bruja muy poderosa, quien tenía la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino y la mandó traer ante su presencia. Cuando la bruja llegó, el joven emperador nipón le ordenó que buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado al meñique y lo llevara ante la que sería su futura esposa. La bruja accedió a esta petición y comenzó a seguir y seguir el hilo por todo el reino.

Esta búsqueda los llevó hasta un mercado, donde se encontraron con una pobre campesina con una bebé en los brazos que ofrecía sus productos. La bruja, al llegar hasta donde estaba esta campesina, se detuvo frente a ella y la invitó a ponerse de pie. Hizo que el joven emperador se acercara y le dijo: «Aquí termina tu hilo», pero al escuchar esto el emperador enfureció, creyendo que era una burla de la bruja.

Entonces, el emperador empujó a la campesina que aún llevaba a su pequeña bebé en brazos y la hizo caer, haciendo que la bebé se hiciera una gran herida en la frente. Luego ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza.

Muchos años después, llegó el momento en que este emperador debía casarse. Su corte le recomendó que lo mejor era desposar a la hija de un general muy poderoso. El emperador aceptó esta decisión y comenzaron todos los preparativos para esperar a quien sería su esposa, totalmente desconocida para él.

En la boda, llegó el momento más especial: ver por primera vez la cara de su esposa. Ella entró al templo con un hermoso vestido y un velo que le cubría totalmente el rostro. Al levantarle el velo, vio por primera vez que este hermoso rostro tenía una cicatriz muy peculiar en la frente. Era la cicatriz que él mismo había provocado al rechazar su destino años antes.

Un destino que la bruja había puesto frente al suyo y que había decidido no creer.