sábado, 4 de enero de 2020

El Espíritu del Sauce.


En el jardín de un rico samurái en Kioto, crecía un magnífico sauce llorón, de bellas ramas gris-plata. Pero el samurái no sentía simpatía por el sauce, porque estaba convencido de que le traía desgracia, según la opinión de muchos japoneses, tanto que un día decidió derribarlo. Comunicó sus propósitos a un vecino, el noble samurái Inabata.

-No lo derribes-dijo Inabata. Sé cierto que los sauces suelen ser la prisión de algún espíritu. Es un árbol magnifico. Dámelo que lo plantaré en mi jardín.

El otro accedió. Inabata hizo transportar la planta a su jardin,  allí lo trasplanto y cuidó con esmero. Lo regaba él mismo, lo preservaba con una pantalla de hojas, del ardiente sol estival y de las intemperies invernales, y pasaba buena parte de su tiempo contemplándolo con amor.

Una mañana, al bajar como solía al jardín para visitar el árbol, encontró apoyada en el tronco a una muchacha de rara belleza. Pasada la sorpresa del primer instante el samurái no preguntó a la desconocida quién era ni cómo pudo entrar en su casa y le ofreció una taza de té.

La desconocida aceptó de buen agrado la invitación y se mostró tan agradable y tan alegre y simpática que hechizado por su hermosura y su ingenio, Inabata acabó por pedirle si quería casarse con él. La mujer acepto con entusiasmo y las bodas fueron celebradas el mismo día. Los esposos vivieron felices durante algunos años y tuvieron un hermoso niño, al que le pusieron por nombre Yanagi. Pero la felicidad de este mundo tarde o temprano, tiene fin.

Un mal día, el señor de Kioto mandó a unos hombres a la casa de Inabata con la orden de derribar el sauce. Había sucedido que en el templo de Kioto, una pilastra se había quebrado y los sacerdotes dijeron que para repararla, era menester el sauce más hermoso de la ciudad. Y dado que el sauce de Inabata, al decir de todo el mundo, era el más bello ejemplar que podía imaginarse, había obtenido del soberano la orden de derribarlo. El samurái se inclinó respetuoso ante el mando de su señor, aunque sintiese su corazón oprimido por la angustia. Pero cundo los hombres bajaron al jardín para iniciar su trabajo, la esposa se acercó al atribulado Inabata y le dijo:

-Debo hacerte una confesión. Tú has tenido la delicadeza de no preguntarme nunca quien soy . También yo hubiese preferido guardar el secreto pero a hora ya no es posible. Yo soy el espíritu del sauce. Cuando impediste a tu vecino que lo derribase, sentí una inmensa gratitud por ti. Cuando me acogiste en tu jardín y me atendiste con tanto cariño, mi reconocimiento se transformo en amor, he aquí que fui tu esposa. Mas ahora debo morir. Tú no puedes y no debes desobedecer a tu señor. Sufro mucho al tener que separarme de ti, pero te dejo la mejor parte de mí misma, nuestro hijito Yanagi, que estará siempre a tu lado, te amará y te honrará. Adiós.

Inabata, desesperado, quiso detenerla, tendió los brazos mas sólo estrecho el aire. La mujer, convertida ya en un fantasma, se dirigió hacía el sauce y desapareció en su tronco.

Los hombres enviados por el señor de Kioto no se habían dado cuenta de nada y continuaban golpeado a hachazos la base del árbol para derribarlo. Finalmente, entre crujidos y gemidos, que parecían suspiros humanos, el sauce cayó al suelo. Ahora era necesario transportarlo hasta el templo. Pero el árbol tendido en tierra se resistía a todos los esfuerzos. Entonces los hombres pidieron ayuda, fueron al jardín de Inabata todos los ciudadanos jóvenes y robustos, una cuerda fue atada al tronco, y trescientos hombres empezaron a tirar de ella. En vano. El sauce permanecía quieto y no se movía ni un centímetro.

Inabata y Yanagi observaban asombrados aquel prodigio. En esto el pequeñoYanagi que entonces sólo tenía cuatro años, se acercó al sauce, le acarició suavemente las hojas de plata y luego cogiendo una rama, murmuro:

-Ven conmigo.

El árbol cedió al dulce ruego, se agitó y se puso en movimiento, llevado por la mano del niño dócilmente, la planta se dejó transportar hasta el templo.

Autor: Desconocido.




18 comentarios:

  1. Un placer siempre leer tus escritos Piruja.
    Que preciosidad este espíritu del sauce, son magistrales estos árboles.
    Feliz 2020! que este nuevo retoño te traiga cosas buenas.
    Un beso

    ResponderEliminar
  2. Triste final para tan bello relato.Besicos

    ResponderEliminar
  3. Pase a dejar mi huella. Feliz Sábado.

    ResponderEliminar
  4. Que linda historia amiga , me encanta leer tus cuentos son tan hermosos que me dejan una bella sensación ..
    Bueno cielo espero que hayas disfrutado de todas estás fiestas y ya para la noche de reyes no se te olvide ponerles agua y pan ajja..Un fuerte abrazo .

    ResponderEliminar
  5. Hola Pili!!!!
    Qué bella historia, me ha emocionado, fíjate!! Aunque su final es algo triste, pero creo que el amor mueve montañas y en este caso hasta árboles.
    Un fuerte abrazo!!!!!

    ResponderEliminar
  6. Ay qué bonito y tierno Perujiña.

    Me ha encantado leerlo. Un abrazo reina.
    No estoy en mi casa y te escribo estas letras desde el móvil. Feliz año nuevo y un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. Me gusta mucho ese árbol y esta historia es hermosa, saludos amiga.

    ResponderEliminar
  8. Es una gozada mirar tu blog, Piruja.

    Que tengas un hermoso Día de Reyes y un buen año 2020.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  9. Una historia preciosa, como todas las que cuentas.
    Muchos besos y que disfrutes de un feliz día de Reyes.

    ResponderEliminar
  10. Otra historia muy bonita. Besitos.

    ResponderEliminar
  11. Pili siempre nos sorprendes con estas historias tan bonitas y tan tiernas, te felicito por la elección. Gracias por brindarnos este tipo de lecturas.
    Un abrazo y Feliz 2020.
    Puri

    ResponderEliminar
  12. ¡Qué bonita y triste a la vez es esta leyenda! Está llena de sensibilidad y belleza. Me ha encantado leerla. Aprovecho para desearte una Feliz Noche de Reyes, que te traigan muchas cosas buenas. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  13. Bonita y triste leyenda.
    Aunque yo tengo mal recuerdo de un sauce llorón. En casa de mi cuñado, es una vivienda de planta baja unifamiliar, había uno precioso, pero de buenas a primeras el desagüe, general se empezó a atascar hasta tal punto que hubo que levantarlo y nos encontramos con él totalmente obstruido por las raicillas del sauce, había conseguido entrar una diminuta, pero dentro se fue agrandando. Hubo que cortar el sauce, ya que al vecino también le empezaba a pasar lo mismo.
    En la urbanización de Broto se obligó a cortar todos ellos en las viviendas por lo mismo.
    Besos

    ResponderEliminar
  14. Triste y bella a la vez. Saludos y los mejores deseos para este año que comienza.

    ResponderEliminar
  15. Me encantó esta bella historia.
    Hermoso árbol el sauce
    Un besito.

    ResponderEliminar
  16. Muy bonito Piruja. Que tengas un feliz 2020.
    Besos.

    ResponderEliminar
  17. Me ha gustado mucho Piruja, muy dulce y triste por su final.

    Besos.

    ResponderEliminar
  18. Hola Piruja cielo que bonita y extraordinario historia, ya ves los arboles también tienen alma, todo lo que tiene vida la tiene, el sauce llorón es unos de mis preferidos Y AUNQUE TENGA UN FINAL TRISTE SIGUE SIENDO BELLA FELIZ NOCHE BESITOSSSSSSSSSSS

    ResponderEliminar