sábado, 18 de julio de 2020
Leyenda del Árbol de la Morera.
En tiempos de Semíramis no había en toda Babilonia joven más apuesto que Píramo ni doncella más hermosa que Tisbe. Vivían con sus padres en casas contiguas y la vecindad fue uniendo a los jóvenes hasta que la amistad se tornó en amor.
Ellos deseaban casarse y aunque sus familias se opusieron, nadie pudo evitar que el amor ardiera con igual intensidad en el pecho de ambos. Ellos hablaban con miradas y señas.
En el muro que separaba las dos casas había una grieta en la que nadie se había fijado antes, pero que los amantes pronto descubrieron. Tan solo la voz atravesaba tan estrecha vía y los tiernos mensajes pasaban de un lado a otro por la hendidura.
A la mañana siguiente se encontraban en el lugar de costumbre. Un día después de lamentar su triste suerte, acordaron que a la noche siguiente, cuando todo quedara en silencio, huirían sin que los vieran, quedaron en un famoso edificio que se alzaba fuera de los limites de la ciudad, la tumba de nino. El que llegara primero esperaría al otro al pie de una morera que estaba junto a una fuente.
Cuando llego la noche, Tisbe, sin que su familia se diera cuenta, se escabulló cautelosamente, se cubrió la cabeza con un velo, llego hasta el monumento y se sentó bajo el árbol Mientras estaba allí sola, distinguió a la tenue luz de la Luna, una leona que con sus fauces aún exhalando el vaho de la reciente caza, se dirigía a la fuente para saciar su sed.
Tisbe huyó al verla, busco refugio en el hueco de una roca, y en su huida, dejo caer el velo. La leona, después de beber en la fuente, se volvió hacia el bosque, el velo caído en la hierba llamo su atención lo sacudió y desgarro con su boca ensangrentada.
Píramo, que se había retrasado, llego entonces al lugar de encuentro. Cuando vio las huellas del león en la arena, palideció creyó que su amada había muerto en las garras del león, recogió el velo y lo cubrió de besos y lagrimas. "Cambien mi sangre manchara esta tela", dijo, saco su espada y se la clavo en el corazón.
La sangre que broto de la herida, penetro en la tierra y alcanzo las raíces de la morera, de forma que el color rojo ascendió por el tronco hasta llegar a los frutos, tiñendo así de rojo las blancas moras del árbol.
En ese momento, Tisbe, temblando aún de miedo pero no queriendo defraudar a su amado, se acerco con precaución y busco ansiosamente al joven, deseosa de contarle el peligro del que había escapado, cuando llegó al lugar vio que el color de las moras era distinto.
Se sobresaltó y tan pronto reconoció a su amado gritó, se golpeo el pecho y abrazo su cuerpo exánime derramando lagrimas sobre su herida y besando sus fríos labios. Llamo a Píramo y cuando la escuchó este abrió los ojos, pero los volvió a cerrar.
Ella vio su velo manchado de sangre y la vaina de la espada vacía "Has muerto por tu mano y por mi causa", dijo, "yo también puedo ser valiente y mi amor es tan fuerte como el tuyo, te seguiré y la muerte, la única que podía separarnos no evitara que me reúna contigo. Y vosotros, nuestros desdichados padres, no neguéis nunca nuestra unánime voluntad. Puesto que el amor y la muerte nos han unido, permitid que reposemos en una sola tumba, que tus frutos árbol conserven siempre la marca de nuestra sangre y sirva para recordarnos". Entonces se hundió la espada en el pecho.
En ese momento se transformaron en dos gusanos de seda que acabaron tejiendo juntos en las ramas de aquel majestuoso árbol. A partir de entonces a aquel árbol se le llamó “morera”, puesto que “morera”(sāng) suena parecido a “muerta”(sàng). Desde entonces los frutos de la morera son purpura como lo fueron aquel día.
Autor: Desconocido.
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Siempre nos traes bellas leyendas de amores trágicos, pero de entrega ciega. La vida sin amor no se comprende.
ResponderEliminarBesos.
Que bonita leyenda aunque tenga un final trágico, pero al final se convirtieron es dos gusanos de seda y eso me gusta.
ResponderEliminarBuen fin de semana.
Besos
Adoro esta leyenda es tan hermosa pero triste...
ResponderEliminarQue leyendas tan lindas eso es amor lo demás tonterías ...Muchas gracias Piruja.
ResponderEliminarBesos u te deseo feliz fin de semana.
¡Qué historia más dramática! La verdad es que los amantes no tuvieron suerte con su amor, pero me da pena que termine así. Ha sido muy rato leerla.
ResponderEliminarBesos, Piruja
Recordaba tus historias tan hermosas como triste algo así como lo que he vivido estos meses, caóticos llenos de incertidumbre, dudas y miedo que todavía ahora llevo conmigo, pero más fortalecida que nunca vuelvo poco a poco a la normalidad. Besos Pili, me alegra mucho volver aquí.
ResponderEliminarQue triste historia la que cuentas hoy con ese final tan trágico.Besicos
ResponderEliminarPreciosa leyenda de Píramo y Tisbe. Acabaron siendo pura naturaleza en esa morera mítica y misteriosa. Por cierto, en mi casa del pueblo tengo una morera muy grande, Pilar.
ResponderEliminarEspero que sigas bien y animada, amiga.
Te dejo mi abrazo de auroras boreales.
Una leyenda buena y triste a la vez,
ResponderEliminarun gusto disfrutarla.
Besitos dulces
Siby
Bonita historia. Un beso
ResponderEliminarOtra historia muy bonita y de final muy triste. Besos.
ResponderEliminarQue leyenda más triste aunque muy tierna.
ResponderEliminarBesos.
Triste leyenda. Aunque bella.
ResponderEliminarUn beso.
Que bonita leyenda amiga, con triste final pero aun así es bella, no la conocía. Saludos y abrazo.
ResponderEliminar¡Qué bonita esta historia de la morera y los gusanos de seda!
ResponderEliminarMuchos besos y abrazos.
Esta es mi nueva casa. Un beso
ResponderEliminarQue deliciosa historia de amor, me ha encantado conocer esta particular historia de la morera, y disfrutar de la leyenda. Un abrazo
ResponderEliminarUna leyenda preciosa con un final muy triste pero perpetuado en la naturaleza.
ResponderEliminarMucho tiempo que no venía por aquí porque no me salían tus entradas. Me llevo de nuevo tu dirección, aunque seguramente deje un mes descansar el ordenador.
Un abrazo guapa, que se me ha ido sin despedirme, jajaja.
ResponderEliminarBella historia la que nos regalas de nuevo. Siempre hay una leyenda para cada ser vivo de este planeta...sólo hay que rascar y buscar como haces tú para encontrarlas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ya no voy a comer más moras. Son unos frutos que me gustan mucho pero ya los desecho de mis preferencias.
ResponderEliminarLa historia o leyenda es parecido en algo a Romeo y Julieta...dejemoslo aquí.
Un besito.