sábado, 7 de abril de 2018
Tu no Princesa, tu no...
Fue criada para triunfar, de chiquita su madre se quitaba el huevo frito del plato si hacia falta para dárselo a ella, porque la niña era una promesa de la que pendía toda la familia. No la dejaban siquiera fregar, para que sus manos no se cuartearan o endureciesen con el estropajo y el hollín. Cuando le peinaba el ensortijado pelo, su hermana mayor le predecía que se casaría con un francés, un español o un belga, con alguien de la "nobleza" monárquica o empresarial. "¡ Todos van a enamorarse de ti !" gritaba la abuela, a quien por lavar y planchar para la calle durante medio siglo, se le habían torcido los dedos con la artritis. Ni siquiera la dejaban tener novio en el vecindario, pues ella debía preservarse para el futuro que le esperaba, para el potentado que vendría a llevársela de aquel atestado solar en la calle Zanja y de aquel país varado en el Caribe.
Un día, saliendo apenas de la adolescencia lo encontró, Era muy mayor y no pertenecía a ninguna familia acaudalada, pero tenia un pasaporte italiano. Físicamente tampoco le gustaba, aunque la sola idea de imaginarse con el en Milán hacia que su abultado abdomen cervecero no le pareciera tan grande. El aroma de la ropa nueva que le traía cada vez que viajaba a La Habana cubría también el olor a nicotina y alcohol que siempre le salia de la boca. En casa, la familia de ella estaba encantada. "La niña se nos va a vivir a Europa" decían a las vecinas y la propia madre paro en seco una conversación donde ella le contaba que su prometido de vez en cuando se ponía violento y la golpeaba. Así la empujaron hasta los Juzgados donde se oficializo el matrimonio. En las fotos de la boda, ella parecía una "Princesa", pero una "Princesa Triste".
Cuando el avión aterrizo en el invierno italiano, ya no se parecía al amable señor que 24 horas antes le había prometido a su madre que la cuidaría. La llevo al Club esa misma noche, donde ella debía trabajar sirviendo a los clientes licores y hasta su propio cuerpo. Durante meses, ella le escribió a la abuela sobre los perfumes y la comida que había probado en su nueva vida. Recreo en sus cartas y en sus llamadas telefónicas una realidad muy diferente a la que vivía. Ni una palabra de la extorsión ni el marido que se había evaporado dejándola en manos de un "jefe" al que debía obedecer. En el solar habanero, todos la hacían mimada y feliz, no podía defraudarlos.
Cuando la policía italiana desmantelo la red de prostitución en la que ella estaba atrapada, mando un breve sms a los parientes del otro lado del Atlántico, para no preocuparlos: "No podre llamarlos por varias semanas. Me voy de vacaciones a Venecia para celebrar aniversario de bodas. Los quiero a todos, LA PRINCESA".
Autor: Desconocido.
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Que triste y real,abrazo.
ResponderEliminarUn relato triste aunque encierra mucha verdad por los casos que desgraciadamente se oyen hoy día sobre las jóvenes que los desalmados se traen engañadas para ejercer la prostitución.
ResponderEliminarMe gustó leerte.
Un abrazo
Una triste realidad que se da con demasiada frecuencia debido a la pobreza de algunos paises y las chicas, sin pensárselo, se van con cualquiera que piensan que tienen dinero y que así les cambiará la vida a mejor sin pensar en que están siendo engañadas y luego viene el desengaño.Besicos
ResponderEliminarUna historia muy lamentable y, por desgracia, muy real.
ResponderEliminarSe dejan impresionar y después viene la cruel decepción.
Un besito y feliz fin de semana.
Una historia muy real. Besitos.
ResponderEliminarUna triste realidad , de la que todabia hoy existen desgraciada mente.
ResponderEliminarUn saludo.Es la primera bes que visito este bloc.
Hoy tu entrada nos pone la piel de gallina.
ResponderEliminarLástima que lo tratado en este relato no sea algo ficticio como otras leyendas que nos cuentas y nos transportan a un mundo fantástico.
La realidad que viven cantidad de mujeres hoy en día, nos hace reflexionar y tener en cuenta tu post para tratar de evitarlo en al medida que podamos.
Cariños y buen comienzo de semana.
kasioles
Qué tristísimo, y que real puede ser... Una verdadera pena.
ResponderEliminarMe ha encantado venir aquí, que siempre tienes historias preciosas.
Muchos besos.
Pilar, tu relato nos hace pensar en lo importante que es la educación familiar...Aprender los valores humanos, valorar la propia tierra, las circunstancias, el trabajo de los nuestros y ser conscientes de que nadie regala nada porque si...El egoísmo y la maldad humana está ahí esperando a los ignorantes...Desgraciadamente las noticias nos hablan de miles de casos así...Y es una pena.
ResponderEliminarMi gratitud y mi abrazo, Pilar.
Un triste relato y muy real en la vida misma...
ResponderEliminarEs una pena, que las cosas tengan que ser así a veces.
Hay gente que viene con el corazón en la mano y otras con una piedra.
Encantada de venir a leerte Piruja.
Un beso y feliz semana.
¡Hola Piruja!
ResponderEliminarTriste realidad, que se vive en el mundo. La miseria humana es tan nauseabunda y tan putrefacta, que cual gangrena, va dañando a las sociedades y a los seres de bien y en este caso a las mujeres. que al parecer están muchas de ellas destinadas a ser victimas de este horrendo y asqueroso flagelo.
Has tocado un tema muy álgido y con mucha sensibilidad.
Te dejo un beso.
Una realidad que toca fuerte y aquí...en otra cara de la moneda...existe por igual el engaño articulado del otro lado....
ResponderEliminarMas este caso es denigrante para quien lo sufre y por desgracia seguirá pasando.
Estes bien.