sábado, 28 de mayo de 2016
El Ocaso (Leyenda rusa)
En las proximidades de los Urales había un pequeño pueblo, y en él una pequeña casa en la que vivía un matrimonio con su hijo llamado Grischa. Pese a que el muchacho había acompañado a sus padres en diversos viajes, aseguraba que ningún lugar se podía comparar en cuanto a belleza con su poblado y sus alrededores, colmados de maravillas naturales.
Ni las grandes estructuras, ni la magnificencia del río Moskva a su paso por Moscú o los suntuosos palacios del zar hacían sombra a la tierra que habitaba Grischa, nada… hasta que conoció y se enamoró perdidamente de Natalyja.
Los dos enamorados pasaban largas tardes planeando sobre su futuro en común y sobre la posibilidad de tener hijos algún día; a veces tomaban Michkas y bebían Kumy o simplemente se tomaban de la mano y se miraban mutuamente durante horas. Incluso en los peores momentos, Grischa sentía que mientras estuviese junto a Natalyja nada podría hacerle daño, pero comenzaba a albergar el temor de que su suerte cambiase de un momento a otro, como finalmente sucedió.
Una tarde, Grischa llevaba como regalo a Natalyja una caja de Michkas mientras pensaba en las más sublimes palabras para dedicarle a su amada. Al verla, le dedicó una amplia sonrisa y un beso, pero cuando sus labios se juntaron Grischa advirtió que algo no marchaba pues aquel beso era tan frío e indiferente como el de un desconocido. Acto seguido Natalyja le confesó que su relación había llegado a su fin, ya que ella debía marcharse lejos.
El desolado Grischa tuvo que enfrentarse a la situación, pero su amor por ella no le dejó pensar en otra cosa y comenzó a buscarla por todas partes: en el campo, en pueblos vecinos, en calles y callejones. Hasta que un día la vio fugazmente y se acercó, pero en su desesperación por recuperarla sus palabras hacia ella fueron torpes e impertinentes, de reproche por su actitud, a lo que Natalyja respondió con desdén. Al ver el error que había cometido por no pensar sus palabras, decidió que ya no la buscaría más y que la había perdido para siempre.
Una tarde, Grischa vio a Natalyja en la distancia, pero en lugar de acercarse se quedó mirándola desde lejos, viendo que los años la habían vuelto incluso más hermosa que antes. Las llamas de su pasión por ella aun ardían con intensidad, pero había decidido dejar que Natalyja fuese libre, así que se marchó. Poco después, Grischa se encontraba a orillas del Mar Negro y lentamente comenzó a adentrarse en sus aguas hasta que desapareció bajo ellas. Se dice que la pasión de su corazón dio a los atardeceres el color rojo del fuego, una llama que ni las aguas pudieron apagar. Natalyja nunca supo que el color carmesí de los atardeceres es un recuerdo de su antiguo y joven amor.
Autor: Desconocido.
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La leyenda es preciosa y no deja de tener su parte de realidad. Besetes.
ResponderEliminarUna preciosa historia con un amor inmenso y trágico, como todos los amores que se sienten con el alma.
ResponderEliminarBesitos de luz mi linda amiga, pasa un bonito fin de semana.
Ni por un Amor tan Fuerte como el que le tengo aún a mi queridisima esposa.
ResponderEliminarQue incluso como el mio no tiene remedio, Grischa debió de luchar por conseguirlo.
Vaya con los rusos, que pronto se rinden.
Me gustó esa desdepedida yla copio
Besitos para mi linda amiga
manolo
Hola Piruja,una leyenda de Amor preciosa,pero creo que Grischa debió luchar un poquito más,no sé digo yo que por Amor se debe luchar hasta que no queden más fuerzas:).
ResponderEliminarBesos y más besos!!
Me ha encantado. La opción de Grischa de dejar que Natalyja fuese libre me ha parecido preciosa. La amaba de verdad por eso la dejó para que fuera feliz. Un abrazo.
ResponderEliminarTienes que dejar vivir en plena libertad al motivo de tus desvelos aunque eso implique que se aleje de ti.
ResponderEliminarBesos.
Te cuento que las publicaciones en blogger no están saliendo a buen tiempo. Ahorita veo tu publicación vendré más tarde a comentarte y a leerte.
ResponderEliminarBesitos.
Siempre estas bellas leyendas...
ResponderEliminarGracias.
Hay lugares tan extraordinariamente bellos, que solo con una leyenda la podemos concebir al verlos.
ResponderEliminarUn abrazo grande!
''' Ay, que pena me da!!!
ResponderEliminarNo puedo soportar esos amores que no llegan a su fin.
Un beso y que tengas buen fin de semana
Hola Piruja, buenas noches,
ResponderEliminarmmm un poquito y un poquito tenemos aqui eh,
triste por la separación pero alegre y bella por la resultante de su desaparición...
en este momento "pago" por que un poco de ese atardecer cubra mis tardes, los días grises no nos abandonan =(
Te deseo un excelente fin de semana
un beso grande
Que preciosa leyenda, pero por qué será que los grandes amores no están predestinados a sobrevivir, ya sea por manos propias o por ajenas, Diossssssssssssssss
ResponderEliminarAbrazos, Piru y lindo fin de semana
Una linda leyenda, me encanta. Besos.
ResponderEliminarMe gustó la leyenda.
ResponderEliminarBonitas fotos y bella historia.
Me voy a ver el atardecer.
Pilar, no quiero ser negativa y pensar que todos los grandes amores tienen un trágico final, sino que el amor se transforma poco a poco. La pasión de un principio se va convirtiendo en serenidad, belleza y eternidad como ese rojo atardecer...El protagonista fue generoso al dejar en libertad a su enamorada, pero no por eso debía poner fin a su vida. La vida es un regalo y nos va dejando día a día nuevas oportunidades.
ResponderEliminarMi abrazo y mi cariño, amiga.
Feliz domingo, Pilar.
M.Jesús
Pirujita linda, bella es la libertad y aún más la generosidad.
ResponderEliminarNos ofreces bellos relatos y muy preciosas historias, pero algunas de ellas como esta por ejemplo tienen un final muy triste.
Aunque los atardeceres sean hermosos, porque siempre algo tiene que morir en lo físico,para perdurar en la eternidad.
Un abrazo.
Ambar
Una hermosa leyenda que da lugar hasta donde puede llegar el verdadero amor
ResponderEliminarBesos
¡vaya leyenda más triste!
ResponderEliminarEn ella se cumple el dicho: Hay amores que matan.
Lo cierto es que, el amor, cuando sobrepasa los límites, nos lleva a cometer más de una locura ¡pobre Grischa!
Cariños y buena semana.
kasioles
" Se dice que la pasión de su corazón dio a los atardeceres el color rojo del fuego, una llama que ni las aguas pudieron apagar"
ResponderEliminar¿Puede ser más bonito?
Gracias por estas leyendas estremecedoras.
Abrazos
Una leyenda triste pero hermosa.
ResponderEliminarMuchas gracias por compartir historias tan bellas,
Un beso grande con todo cariño.
Un relato lleno de amor pero me quedo triste por ese final!!!
ResponderEliminarGracias por compartir tus hermosas historias
Con cariño Victoria
Qué románticoooo!!! Me ha gustado mucho. Un abrazooo.
ResponderEliminarHola niña bueno ya parece que me dejan navegar de nuevo por la red a ver hasta cuando me dura ejje que parezco el guadiana con tat¡nto ir y venir.
ResponderEliminarLuego me leo la leyenda que ando con poco tiempo esta mañana, ya sabes la casa tender, barrer salir corriendo ajajajaj la leshe
Besotessssssssss para las dos
Una mala decisión final... con tantas salidas que hubiese podido elegir y se quedó con la peor !!!Te dejo un beso, Piruja.
ResponderEliminarAgridulce pero romántica, y el romanticismo siempre es muy bonito. Me ha gustado mucho la leyenda Piruja. Un fuerte abrazo y buen fin de semana. @Pepe_Lasala
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