sábado, 10 de junio de 2017
La Dama de las Estrellas.
Es la historia de “La Dama de las estrellas”, como se la llama entre las hadas nocturnas. Las hadas nocturnas son las hadas más tímidas y reservadas del país. Viven en los picos más elevados de la mayor cordillera del país “Las Montañas de la Luna”. De hecho, según una leyenda ancestral, la Luna que alumbra vuestro mundo no es sino un hada, que fascinada por vuestro mundo pero demasiado tímida para acercarse, quedó para siempre atrapada entre los dos mundos, desde donde lo que más le gusta es amparar y proteger a los amantes; por eso es la Luna la que rige los ciclos vitales… Por eso todas las mujeres enamoradas invocan a la luna, saben que las bendecirá con ver su amor correspondido.
Pero no era de la Luna de quien quería hablaros, sino de la Dama. En su juventud fue un hada llamada Deneb, la más brillante y luminosa de todas las hadas nocturnas. Y como casi todas nosotras en algún momento de nuestras vidas, sintió la llamada de la aventura y visitó vuestro mundo. Por entonces vuestro mundo era joven, cuando todavía los mortales respetaban todo lo que les rodeaba, vivían en armonía con la naturaleza y le rendían culto.
La joven Deneb se sintió fascinada sobre todo por un hermoso robledal, extenso y tupido, y le gustaba pasear bajo sus árboles durante el día, y bailar en un hermoso claro sembrado de flores, en las noches a la luz de la luna llena.
En una de esas noches de luna llena dio la casualidad que pasaba por allí un joven druida, que estaba recolectando el sagrado muérdago para sus ceremonias mágicas, le sorprendió la luz que se desprendía del claro, pues era noche cerrada y aunque había luna llena, las altas y frondosas copas de los robles la ocultaban en parte. El druida, curioso, decidió investigar y descubrir a que se debía ese fenómeno; y cuál fue su sorpresa al ver que la causante de aquel resplandor no era otra cosa que una hermosísima doncella, vestida de blanco y que resplandecía casi más que la misma luna, y que bailaba, casi flotaba etérea en el claro, sobre un lecho de flores silvestres.
La visión le dejó unos minutos como privado de sus sentidos, incapaz de moverse, de articular palabra, casi sintió que se le paraba el corazón… Al recobrar sus sentidos sintió como si su corazón se inundara de esa luz que emanaba la doncella, y en su mente sólo había espacio para una sola cosa, saber quién era, de donde venía, acercarse a ella. En ese momento ella se paró, le miró a los ojos, y empezó a cantar una canción, la melodía era tan hermosa que aunque el joven druida no entendía, pues Deneb cantaba en la lengua de las hadas, su corazón se llenó de amor por ella. Se acercó hacia ella, despacio, temiendo que se asustase y se marchase, o que fuera un espejismo, fruto de su imaginación… quería comprobar que era real.
Cuando terminó la canción, ella se acercó y lentamente le besó en los labios, un beso dulce lleno de amor y ternura. Pero desgraciadamente no pensó que su brillo, su luz esa energía tan intensa que tenía, pudiera dañar al joven mortal. El rostro del druida quedó completamente desfigurado. Al ver lo que su amor había hecho al druida, Deneb se sintió desolada y rompió a llorar, y sus lágrimas eran diminutas lucecitas. El druida intentó consolarla diciéndole que no le importaba su aspecto, que no le había dolido, que no quería que se marchase, pero ella sabía que jamás podrían estar juntos, pues su amor le mataría.
Pero antes de marcharse, y como regalo para él, las lágrimas luminosas que había derramado, las esparció al aire, sembrando todo el cielo de lucecitas diminutas y brillantes, que cada noche brillarían, alumbrándolo y recordándole que aunque su unión fuera imposible, Deneb siempre le amaría.
Cuando regresó a las Montañas de la Luna, se encerró en el más alto de los picos, en la torre de Mármol, y desde allí todas las noches siembra de estrellas el cielo, cumpliendo así su promesa de amor.
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Una historia muy bonita y romántica, me ha encantado.Besicos
ResponderEliminarLa leyenda de todo lo maravilloso que hay en el cielo y que contemplamos cada noche.
ResponderEliminarUn abrazo luminoso.
¡ Que bonita leyenda ! Muchos besos.
ResponderEliminarHola Pirujita linda.
ResponderEliminarAunque tardo en visitar, me necantan tus historias y relatos, los repaso y me empapo de su magia.
No estás en el olvido, pero las prioridades de la vida me obligan a ir muy despacio.
Un abrazo.
Ambar
Me gustan los cuentos y leyendas un modo maravilloso de mirar el mundo desde otra óptica, gracias por esta que no conocía.
ResponderEliminarUn beso
Tengo suerte de leerte porque nunca conozco las leyendas que pones. Esta, como todas, me ha gustado mucho. Desde mi ventana y aunque vivo en la capital, veo un rato la Luna. Desde hoy la voy a mirar con más atención...por si acaso.
ResponderEliminarUn besito Piruja.
Creo que ahora al mirar nuevamente la luna me gustará un poco más.
ResponderEliminarSaludos.
Cuánto me gusta leer las leyendas que nos dejas siempre, el ratito que paso aquí dejo volar la imaginación y es un placer desconectar de la rutina diaria para descubrir otros mundos, personajes o historias! Preciosa historia la de la Dama!
ResponderEliminarUn beso y feliz semana!
Condenados a no estar juntos, pero disfrutando de su manto de estrellas.
ResponderEliminarBesos.
Una leyenda preciosa.
ResponderEliminarUn gusto leerte.
Un beso grande,
Hola amiga, linda leyenda y tan mágica como sus hadas, y es que de leerte se abre mas el corazón y las ganas de mirar la luna siempre.
ResponderEliminarEs un placer leerte una vez más. Perdona mi tardanza. Un beso.
¡Hola Piru!
ResponderEliminarQue hermosura de leyenda, amiga. Da gusto pasar a leerte siempre encontramos historias de ensueño en este tu lindo espacio.
Te dejo un abrazo deseando que tengas un feliz fin de semana.
Besiños.