sábado, 12 de mayo de 2018

Carta de una simple Ama de Casa.


Querida familia:

Me voy.

Volveré cuando sepan dónde están guardadas las bolas de naftalina, cuando nuestra casa ya no tenga secretos para ninguno de ustedes, cuando sea capaces de descifrar los códigos de los botones de la lavadora, cuando logren reprimir el impulso de llamarme a gritos si se acaba la pasta de dientes o el papel higiénico.

Volveré cuando estén dispuestos a llevar conmigo la corona de reina de la casa. Cuando no me necesites, más que para compartir.

Ya sé que me echarán de menos, estoy segura. También yo a ustedes, pero sólo desapareciendo podré rellenar los huecos que el cariño hacia ustedes me produce..

Sólo podré estar segura de que verdaderamente me quieren cuando no tengan necesidad de mí para comer o para vestir o para lavarse o para encontrar las tijeras.

Ya no quiero ser la reina de la casa, estoy harta, me he cansado de tan grande responsabilidad y he caído en la cuenta de que si sigo jugando el papel de madre súper no lograré inculcarles más que una mentalidad de súbditos. Y yo los quiero libres y moderadamente suficientes y autónomos.

Ya sé que su comportamiento conmigo no es más que un dejarse llevar por mi rutina; también por eso quiero poner tierra por medio. Si me quedo, seguiré poniendo todo al alcance de la mano, jugando mi papel de omnipresente para que me quieran más.

Sí, para que me quiera más.!!! Me he dado cuenta de que todo lo que hago es para que me quieran más, y eso me parece tan peligroso para ustedes como para mí. Es una trampa para todos.

Palabra de honor que no me voy por cansancio, aunque sea desgastante dormirse todas las noches pensando en la comida del día siguiente y hacer las compras a los saltos cuando vienes del trabajo y, a la larga, pesa mucho la manía de ver siempre un velo de polvo en los muebles cuando me siento un rato en el sofá, y la perenne atracción hacia la escoba y el trapeador.

Pero no es sólo por eso. No.!!

Tampoco me voy porque esté harta de poner la lavadora mientras me desabrocho el abrigo ni porque quiera estar más libre para hacer carrera en mi trabajo.

No. Hace ya mucho tiempo que tuve que elegir una perpetua interinidad en mi profesión porque no podía compatibilizar una mayor dedicación mental al trabajo profesional con la lista de la compra. Me voy para enseñarles a compartir, pero sobre todo me voy para ver si aprendo a delegar.

Porque si lo consigo, no volveré nunca más a sentirme culpable cuando no saquen notas brillantes o cuando se quemen las lentejas o cuando alguno no tenga la ropa planchada que ponerse.

La culpa de que sea imprescindible en casa es sólo mía, así que desapareciendo yo por unos días, se darán cuenta de que la monarquía doméstica es fácilmente derrocable y quizá yo pueda aprender la humildad necesaria para ser, cuando vuelva, una más entre la plebe.

Cuando encuentren la naftalina no dejen de avisarme. Seguro que para entonces yo también habré aprendido a no ser tan excesivamente buena. Sólo soy un simple ser humano, como ustedes.

Puede ser que ese día no nos queramos más, pero seguro que nos queremos mejor.

Besos.

Mamá.

 Anónimo.




13 comentarios:

  1. Muy bueno me ha encantado. Besitos.

    ResponderEliminar
  2. Cuanta verdad encierra, en verdad nuestras madres fueron y serán lo esencial en nuestra vida
    y es de esperar que solo cuando se van realmente uno capte toda esa dimensión
    de su infinito amor y entrega.

    ResponderEliminar
  3. Demasiado para una sola persona. Y sólo con esa ausencia se podría valorar.
    Cuánto han cambiado las costumbres, estamos en la gloria a comparación.
    Excelente.
    Besos de anís.

    ResponderEliminar
  4. Es muy real, no sraber delegar es un problema, porque te cargas todo, y a los demas les haces un falso favor
    No tengo muy actual, sabes que tengo una enfermedad con una dependencia importante
    Pense ser imprescindible, nadie lo somos, y depender y delegar, es muy difil, si no te pones una coraza invisible a los demas, para protegerte, de una fuerte depresion
    Tu me sigues, en ningun momento, viste, ves, y ojala no veas, que tiemble mi auto-estima, no me quejo, porque la lupa no seria justo utilizarla, pierdo en coas y gano en otras
    y nunca olvides, no es igual una firma por orden, que un firma propia
    un abrazo

    ResponderEliminar
  5. Pilar, nos dejas un post que nos hace reflexionar a todas las madres...Queremos hacerlo todo y los demás no valoran la entrega constante. Es importante que,todos sepan hacer las cosas y valorarlas...Entonces comprenderán, respetarán y querrán a esa madre como merece...Asi que es bueno desaparecer por un tiempo, como la madre que escribe esa carta.
    Mi abrazo y mi cariño, amiga.

    ResponderEliminar
  6. Una profunda reflexión la que encierra esta carta tan real.
    Colaborar y saber valorar es algo que deberíamos de tener siempre muy presente.
    Estupenda carta.
    Un beso grande.

    ResponderEliminar
  7. Excelente Piruja!
    Cuanto trabajaban las mujeres antes, todo pasaba por sus manos, y ahora toman el mando los robot, y nos quejamos.Aunque si me dieran a elegir mejor lo de ahora, antes eran verdaderas esclavas.
    Un gran abrazo.

    ResponderEliminar
  8. me ha gustado esta carta con humor, y con toda la verdad del mundo, aveces somos culpable de querer o hacer todo por los demas incluido hijos y marido, aunque los roles estan cambiando, un besito

    ResponderEliminar
  9. Bien por esa carta anónima, quien la escribió sabia muy bien de lo que hablaba, jajaja.
    Me encantó leerla.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  10. Preciosa carta.

    Es cierto que es un trabajo muy importante, que no pide nada a cambio y que se valora muy poco...

    Muchos besitos, me ha gustado mucho.

    ResponderEliminar
  11. Cuanta razón tiene la madre. Tanto trabajo para que?. Me gustó mucho. Besos

    ResponderEliminar