sábado, 21 de septiembre de 2019
La Muñeca de Sal.
Lo que ella más quería era ver el mar.Siendo una muñeca de sal , ignoraba qué era el mar. Y un día decidió partir. Porque era el único modo de poder satisfacer su deseo. Después de un interminable peregrinar a través de territorios áridos y desolados, llegó por fin a la orilla del mar y entonces descubrió algo inmenso, fascinante y misterioso al mismo tiempo.
Era el alba, cuando el sol comenzaba a iluminar el agua encendiendo aún tímidos reflejos. Pero la muñeca no lograba entender qué era aquello.
Permaneció allí firme largo tiempo, como clavada fuertemente en la arena con la boca entreabierta. Y ante ella, esa extensión inmensa y seductora. Se decidió al fin y le preguntó al mar :
-dime: ¿ quién eres ?
- Soy el mar.
-¿ Y qué es el mar ?
- Soy yo.
- No llego a comprender, pero lo deseo tanto. Explícame lo que debo hacer.
- Es muy sencillo: sólo tócame Entonces la muñeca cobró ánimos.Y dio un paso, avanzando hacia las aguas.
Después de dudarlo mucho, tocó levemente con el pie aquella masa imponente.. Y obtuvo una extraña sensación. Y tuvo la impresión de que comenzaba a comprender algo.
Cuando retiró el pie del agua , descubrió que los dedos habían desaparecido. Quedó espantada y se quejó : - ¡malvado ! ¡Qué me has hecho ?¿Dónde han ido a parar mis dedos ?
El mar respondió imperturbable :
-¿por qué te quejas ? simplemente has ofrecido algo para poder comprender. ¿ No era eso lo que pedías ?
Pero la muñeca de sal insistía :
- sí ... Es cierto, no pensaba ... pero ...
Reflexionó un poco. Luego avanzó decididamente dentro del agua. Esta, a medida que progresaba, la iba envolviendo, le arrancaba algo alguna parte de ella dolorosamente. A cada paso la muñeca perdía algún fragmento. Cuanto más avanzaba se sentía despojada de alguna porción de sí misma, y la dominaba la sensación de comprender mejor. Pero no conseguía aún saber del todo lo que era el mar
Otra vez repitió la acostumbrada pregunta:
-¿ qué es el mar, entonces ?
Una última ola se tragó lo que aún quedaba de ella. Y precisamente en el mismo instante en que desaparecía , en que se disolvía hundida en las olas que la arrastraban, llevándosela no se sabe dónde, la muñeca exclamó con el último hilo de voz, - ¡Ah...! , ¡ahora el mar soy yo !
Narración Budista.
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Buena historia, no la conocía, pero me hace reflexionar sobre cómo nos comprometemos con las cosas. Para comprender algo y formar parte de algo debes dar algo de tí. Es una buena reflexión. Saludos.
ResponderEliminarComo siempre nos dejas un bonito cuento donde tuvo ella misma que adentrarse en las entrañas de esa masa inmensa de agua para saber que ella tan bien formaba parte de ella ..Muy lindo .
ResponderEliminarAbrazos y feliz fin de semana.
Bonita y gratificante historia, la vida somos nosotros mismos aunque a veces no lo entendamos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Que historia más bonita mi niña. Como todas las que nos ofreces. Un abrazo
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ResponderEliminarUna bonita gran historia, me encanta.
Feliz finde, guapetona.
Abrazón.
Preciosa esta historia, el mar es mágico, y esa muñeca de sal.Somos vida y tenemos que cuidar de ella como dueños que somos.
ResponderEliminarNo conocía la historia, gracias por compartirla.
Recién llegada de mi descanso os voy visitando.
Un beso y feliz finde Piruja.
Una historia sobre la que hay que meditar y no debe ser leída sin entrar en su meollo.
ResponderEliminarGracias y besos.
Una historia muy bonita. A veces no comprendemos lo que somos hasta que no nos metemos dentro de nosotros mismos. Buena lección. Un besito, Piruja
ResponderEliminarQue bonita historia aunque la muñeca de sal tuvo que pagar un alto precio para saber y comprender lo que era el mar.Besicos
ResponderEliminarHola Piruja.. Impresionante historia, al final de todo la muñeca de sal no desaparece, se integra en el mar donde permanecerá unida a el para siempre..
ResponderEliminarUn abrazo..
Muy buena historia. Me alegra la hayas compartido.
ResponderEliminarUn besito. Feliz domingo.
El mar y la sal en perfecta unión. ¡¡Preciosa historia!! Besos.
ResponderEliminarNo conocía esa historia y es curioso que yo pensara en diluirme en el mar estos días ¡hay extrañas conexiones!
ResponderEliminarUn abrazo y feliz finde.
Es bonita la historia. Muchos besos.
ResponderEliminarPobre muñeca, no le habían enseñado que la sal en contacto con el agua se disuelve y deja de tener consistencia, fue una autodidacta y pagó por ello el precio más alto.
ResponderEliminarBesos.
Una maravilla!cariños.
ResponderEliminarQué bonito!!!Me ha gustado mucho el sentido trascendente del relato y la unidad de la sal con su amado mar.
ResponderEliminarLa conjunción perfecta entre los dos.
Aún quedan las lágrimas!
Besucos
Gó
Que bonita historia que no conocía. Saludos amiga.
ResponderEliminarPilar, conocía esta historia, pero no la recordaba. Realmente para conocer los elementos de la naturaleza o los seres vivos, hay que informarnos bien y profundizar en su esencia. Todo tiene sentido, somos naturaleza y cuando nos detenemos a pensarla y sentirla, comenzamos a descubrir su belleza,su poder y su fortaleza. En estos momentos, que tanto se habla del cambio climático,todos deberíamos ser conscientes de lo importante que es cuidar el medio ambiente, porque es parte de nosotros mismos.
ResponderEliminarMi gratitud y mi abrazo por tus buenas historias.