sábado, 1 de julio de 2023

Una calle en silencio.

Tuvo la extraña sensación de conocer ya aquel pueblo en el que jamás había estado. Quizá eran sus calles angostas, empinadas y empedradas, bordeadas de casas grises con balcones vacíos. Tal vez porque la plaza tenía un kiosco como tantos otros, rodeado de árboles, y una fuente seca junto al monumento. Probablemente fue por la gente paseando en círculos por el centro, saludándose sin detenerse porque nada tenían que decirse o ya lo habían hecho. O fue por la melancolía de la tarde, cuando el ocaso anuncia el pronto descanso; o porque comenzaron a dibujarse sombras y éstas le trajeron recuerdos. Pero sintió que conocía el pueblo, si bien era la primera vez que lo visitaba y de ello estaba muy seguro.

Supo que era por aquella calle, una en la que sonaba el silencio. Lo leyó en los árboles tristes, las casas viejas con abolengo, la hiedra que cubría las paredes y en la sensación de un recuerdo. Se detuvo ante una puerta y dejó volar sus pensamientos. Se parecía la entrada, con tres escalones, una reja forjada y una imagen de algún santo. Se parecía a otra casa, a una casi borrada en su mente, aunque no había olvidado lo que hubo dentro. Y se parecía a otras, a miles en calles con árboles y silencio.

Observó la ventana y la cortina que se separaba. Vio durante segundos unos ojos y luego volvió a su estado el velo.

Se apoyó en un árbol, encendió un cigarrillo y lanzó el humo al viento. Un nudo le tapó la garganta y algo se le movió en el cuerpo. Era como aquélla la casa de sus recuerdos. Así como la cortina y los ojos. Y en la sala había un piano, cuadros rancios en las paredes y un gato dormilón en las rodillas del anciano. Y ella en la ventana, espiando sus movimientos, aguardando verle en el árbol, con el cigarrillo encendido y la sonrisa en los labios. Luego salía al porche y ambos se sentaban en los sillones de mimbre, oliendo el azahar de la tarde, escuchando el murmullo de la brisa, leyendo sus pensamientos.

Así fue aquella tarde sin mañana, cuando el ocaso se tiñó de luto y el llanto empañó sus ojos. Se cerró para siempre la cortina, él olvidó el camino y esperó que el tiempo borrase sus recuerdos. Pero regresaba en cada pueblo, en cada calle en silencio, en cada pared con hiedra, en cada árbol gris de la tarde, en cada crepúsculo melancólico.

Se abrió la puerta y la mujer salió al porche. Se sentó en el banco ornado de azulejos. Miró hacia el árbol, el hombre y lo que había a lo lejos. Él subió los tres peldaños y apoyó la espalda en la pared. Observó a la mujer, sin verle ni el rostro o el cuerpo. Intentó ver en ella a otra, como mimbre en los azulejos.

—¿Tiene un piano en la sala? —preguntó en tono quedo.

—No —dijo ella con una sonrisa para forasteros.

—¿Y cuadros viejos en las paredes, un gato y un abuelo?

—No —respondió ella, perpleja—, no tengo nada de eso. Vivo con mi hermana y su esposo.

Ella sonreía invitante, deseosa de conversación. El atardecer motivaba a un rato en el porche, incluso al lado de un forastero.

Él descendió los escalones y encaminó sus pasos por la calle, dentro del silencio. No, no conocía aquel pueblo, ni la calle sombría, ni la hiedra sobre los muros de piedra, ni el kiosco y la fuente seca. Se parecía a uno de sus recuerdos, a uno al que sólo volvería en sueños.



Autor: Erlantz Gamboa.


12 comentarios:

  1. Una historia que bien pudiera ser cierta, cuantas veces nos encontramos en situaciones que creemos que las hemos vivido, personas , rostros que nos son conocidos.
    Será que en realidad hay otra dimensión paralela a la que vivimos en nuestros dias y por alguna razón alguna vez nos colamos al otro lado .
    Te dejo un besote y te deseo un feliz mes de julio.

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  2. Los recuerdos a veces son misteriosos. Un beso

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  3. Bello relato, es como describir un sueño ya que dicen que a veces soñamos con lugares o casas en las que vivimos en alguna vida anterior ¡cuanto misterio!
    Muchos besos.

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  4. Me ha encantado el relato Piruja. Misterio y melancolía. Un abrazo.

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  5. Un bonito relato, una pena que el hombre no descubriera en aquella casa esos recuerdos que tenía en su mente.Besicos

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  6. Un relato que me ha parecido muy bonito, lleno de nostalgia y, a la vez, emotivo.
    La vida siempre es un misterio.
    Un beso. Feliz mes de Julio.

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  7. Un relato interesante con una buena redacción, evocando recuerdos imaginaruos de su mente. Mi felicitación al autor.

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  8. Bonito relato, posiblemente todo fuera como comenta al final, un intrigante sueño del que en algún momento podría volver a retomar.
    Un beso.

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  9. Hermoso relato, los sueños a veces nos abren situaciones o paisajes que creiamos haber vivido
    Me ha gustado mucho
    Un abrazo

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  10. Hay sueños que parecen reales y siempre están ahí.
    Buena noche Piruja.
    Un abrazo.

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  11. Yo ya pensaba que se quedaba con la chica, ja ja ja. No tengo remedio Piruja, ya sabes que soy de finales felices.
    Un abrazooooo.

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