sábado, 27 de julio de 2024

Leyenda del Río Hablador.

Hace mucho, pero mucho tiempo, vivía en la cima celestial el dios sol, conocido también como Inti. Un joven de gran postura y sumamente bondadoso llamado Rimac, quien de cuando en cuando bajaba al mundo de los humanos a contarles bellas historias, por lo que era muy querido y reverenciado.

Un día que acompañado de los demás dioses miraba hacia la tierra por las ventanas del palacio dorado, vio que los llanos junto al mar eran azotados por una grave sequía, las hierbas, las flores y los árboles se marchitaban y los hombres y animales morían de sed.

Los dioses se alarmaron y acudieron al dios Inti, su padre, a pedirle que librase a los hombres de la costa, de aquella horrenda sequía. Pero el Inti les dijo que era imposible, pues según las leyes celestiales solo sacrificando a uno de ellos en el altar de fuego podrían conseguir agua.

Los dioses callaron, sin embargo ante la sorpresa de todos, Chaclla, la mas bella y virtuosa de las hijas del sol, poniéndose delante de su padre se ofreció valientemente ante el sacrificio. Rimac que adoraba a su hermana, se arrodilló implorandole y pidió a Inti que lo sacrificase a él en vez de ella, pero Chaclla, aun cuando agradecía su gesto, no aceptó aduciendo que los hombres echarían de menos las bellas historias que aquel sabía contarles.

Mas Rímac insistió, finalmente a ruego de ambos y ante la resignación de Inti, los dos se dirigieron al altar de fuego para el sacrificio. El dios sol pudo así hacer llover la tierra. Agradeciendo a los cielos, los yungas, así llamados antiguos hombres de la costa, recibieron el agua jubilosos.

Rimac y Chaclla, envueltos en infinidad de gotas caían sobre las montañas cercanas al gran valle de Lima, y convertidos en un tormentoso río corrían, jugando y riendo, hacia el mar. Una vez allí, elevándose en forma de nubes, persiguiéndose, llegaban al cielo para vaciarse de nuevo. Pero eso duró solo cuarenta noches, al cabo de los cuales, Chaclla quedó convertida para siempre en lluvia y Rimac en el mas bullicioso río de la costa peruana.

Cuenta la leyenda que quienes suelen sentarse a orillas del río Rimac y se ponen a escuchar con atención perciben claramente el murmullo de sus aguas como se disuelve en una voz humana que cuenta bellísimas historias de este y de antiguos tiempos, por eso se le llama “Río hablador”.

Seamos amigos, conóceme y será tuyo mi saber, cuidemos la naturaleza y el agua que es fuente de vida y alegría en el mundo.


Autor: Desconocido. 


sábado, 20 de julio de 2024

Seré la Brisa en tu Ventana.

Le pediré al viento que me haga uno con el para llegar hasta tu ventana entrar lentamente en tu cuarto, y verte dormir, pasar suavemente por tu cuerpo, hacerte suspirar, erizar tu piel, y que quizá por un segundo sueñes que te cobijan mis brazos, que sea mi aire el que respires para así vivir dentro de ti aunque sea una sola noche.

Delicadamente moveré las cortinas que cuelgan de tu ventana, para cumplir la promesa que le hice a la luna, me dijo que quería verte porque no me creyó cuando le dije que había visto resplandor mas grande que el suyo, una estrella con luz propia y que nunca perdía su brillo al amanecer, además le dije: luna toda ella hace que tu amado el sol parezca simplemente una estrella mas.

No te quiero despertar, tan quieta, delicada, hermosa, más que aquella rosa, déjame jugar con uno de tus pétalos, te prometo cuidarlo, hacerlo volar, pero antes le pediré a la muñeca de trapo que me prometió cuidarte que con mi ayuda caiga suavemente sobre tu cuerpo, para hacerte despertar y ver tus ojitos brillar, así la luna no tendrá duda que cualquier otra estrella ante ella es simplemente una estrella fugaz.

Se que el cielo de tu cuarto no te impide ver la estrella en el firmamento que lleva mi nombre, con el cristal del recuerdo puedes ver mas haya, no hay paredes ni muros, no hay tiempo ni espacio, al lugar de lindos recuerdos y bellos momentos puedes ir en un instante. El viento me atrae fuertemente hacia la ventana, parece que a acabado mi tiempo, le pediré a la muñeca de trapo me escriba un nota para dejarla sobre tu repisa, que diga: cada vez que sientas que una suave y delicada brisa en este lugar, recuerda que estuve aquí.

Me voy, te dejo quieta, callada y hermosa sobre tu cama, antes te he visto soñar pero nunca olvidare este día, el día en que te vi dormir, en que pude tocarte sin despertar tus miedos, el día que respiraste mi aire y que pude vivir dentro de ti aunque fuera un instante, cada vez que una pequeña brisa toque tu piel recuerda que estuve aquí.


Autor: Desconocido.


sábado, 13 de julio de 2024

El lobo y el Caribú. ( Leyenda )

En el principio de los tiempos, Kaila era el dios del cielo por encima de los inmensos bosques y llanuras heladas. Creó al Hombre y a la Mujer.

Completamente solos y libres, el hombre y la mujer observaron el mundo a su alrededor. La mujer le pidió a Kaila que poblara la tierra. Kaila le dijo a la Mujer que hiciese un agujero en el hielo, y que sacase del agujero a todos los animales. El último de los cuales fue el caribú.

"El caribú será tu mejor regalo. El te alimentara a ti y tu familia, gracias a sus pieles confeccionareis ropa y tiendas para abrigaros”, le dijo Kaila a la Mujer.

La Mujer ordenó al caribú que se multiplicara, y habitase los inmensos bosques y llanuras heladas. Así fue. Los caribús se multiplicaron y los Hijos de la Mujer también.

Los Hijos de la Mujer cazaban siempre los caribús fuertes y gordos, no deseaban los caribús débiles, porque estos no tenían buena carne ni tampoco sus pieles eran buenas. Así fueron desapareciendo los caribús fuertes y sanos, aumentando el número de caribús débiles y enfermos. Viendo que sus hijos empezaban a pasar hambre, la Mujer se puso a llorar. Kaila desde el cielo vio sus lágrimas.

“Te di el mejor de los regalos y lo malgastaste, pero como mi generosidad es grande, intentaré ayudarte.” dijo Kaila a la Mujer.

Kaila habló con Amarok, el espíritu de los lobos, que vivía cerca de él en el cielo. Le pidió que enviase lobos a la tierra para que estos se comieran los caribús débiles y enfermos.

Desde lo alto de la colina, los hombres observaban a los lobos. Después de reunirse en el bosque, la manada de lobos se dirigió sin ruido hacia los caribús que rumiaban tranquilamente. Al ver los lobos, los caribús se agruparon, formando un círculo protector alrededor de los animales débiles y jóvenes.

Los lobos se lanzaron para romper el círculo formado por los caribús y alejar a los más fuertes. Desde aquel día el espíritu de Amarok reina en el Gran Norte.

Los Inuit dejan cazar tranquilos a los lobos, porque saben que el caribú nutre al lobo, pero el lobo mantiene la buena salud de los caribús.



Autor: Desconocido.


sábado, 6 de julio de 2024

La Tijereta ( Leyenda Guaraní )

Sucedió hace muchísimos años.

Tupá había decidido que las almas de los que morían y que debían llegar al cielo, lo hicieran volando con unas alitas que Él enviaba a la tierra por medio de sus emisarios. Claro que para los mortales esas alitas eran invisibles.

Una vez que el alma llegaba al Ibaga, Tupá destinaba esa alma a un ave que Él creaba con tal objeto, de acuerdo a las características que hubiera tenido en vida la persona a quien pertenecía.

En un pueblecito guaraní vivía Eira con su madre, esta que había quedado imposibilitada, dependía para todo de su hija, que a su vez se dedicaba a atenderla y cuidarla, ganándose la vida con su trabajo. Eira era costurera, y para tener a mano la yetapá (tijeras) que tantas veces necesitaba, la llevaba colgada a la cintura, sobre su blanco delantal, por medio de un cordón oscuro.

Muy trabajadora y diligente, a Eira nunca le faltaba vestidos para confeccionar, de manera que era muy común verla con tela y tijera cortando nuevos trabajos. Se hubiera dicho que la tijera formaba parte de ella misma, por la mañana, al levantarse y luego de haberse vestido, lo primero que hacia era atarla a la cintura teniéndola pronta para usarla en cualquier momento.

Viejecita y enferma como estaba, y a pesar de los cuidados que le prodigaba, la madre de la laboriosa Eina murió una noche de invierno, cuando el frío era muy intenso y el viento soplaba con fuerza, grande fue la pena de esta hija buena, dedicada siempre y únicamente a su madre y su trabajo, desde ese momento quedo solo con su tarea, a la que se entrego con mas ahínco que nunca tratando de distraerse, porque su pena era muy intensa y la desgracia sufrida la había abatido de tal forma que perdió el deseo de vivir.

La tijera así suspendida acompañaba el ritmo de su paso y brillaba al reflejo de la luz, cuando la costurera se movía de un lugar a otro, no mucho tiempo después de la muerte de su madre, la dulce y sufrida costurera enfermo de tristeza y de dolor, tan gravemente que no fue posible salvarla.

Eira habia sido siempre buena, excelente hija, laboriosa y diligente en sus tareas, por lo que Tupá llevo su alma al cielo. Allí creo para albergarla un pájaro de plumaje negro, con la garganta, el pecho y el vientre blanco, omitió los matices alegres y brillantes considerando que su vida había sido humilde, opaca y oscura, aunque llena de bondad y sacrificio.

Cuando Tupá hubo terminado su obra, Eira se miro, después miro a Tupá como intentando pedirle algo, el Dios bueno que conoció su intención, dijo animándola:

- ¿ Que deseas Eira ? ¿ Que quieres pedirme ?

Conociendo la amplia bondad de Tupá, comenzó humilde y avergonzada a pedir...¡ ella nunca había pedido nada !

- Tupá...Dios bueno que complaces a los que te aman y respetan...yo desearía...

- ¿ Que es lo que desearías Eira ?

- Tú sabes que durante toda mi vida solo al trabajo me dedique, quisiera tener un recuerdo de lo que me ayudo a vivir...

- Dime entonces...¿ que es lo que deseas ?

- Yo desearía tener una tijereta que me recordara la que tanto use en mi vida en la tierra y que contribuyo a que sostuviera a mi madre...

Encontró Tupá muy de su agrado el pedido de la muchacha por la intención que lo inspiraba, tomando las plumas laterales de la cola las estiro hasta dar a la misma la apariencia de una Yetapá (tijeras), como lo deseara la costurera, otorgándole ademas la propiedad de abrirla y cerrarla a su voluntad, tal como lo hiciera durante tanto tiempo con la de metal con que cortara las telas.

Por la semejanza precisamente que tiene la cola de este ave con la tijera, se le llama Tijereta.

Los guaranís la llaman Jhuguay-Yetapá (Jhuguay: Cola - Yetapá: Tijera).