sábado, 22 de noviembre de 2025

Los Dos que Soñaron.

Cuentan los hombres dignos de fe, que hubo en El Cairo un hombre poseedor de riquezas, pero tan magnánimo y liberal que todas las perdió, menos la casa de su padre, y que se vio forzado a trabajar para ganarse el pan. Trabajó tanto que el sueño lo rindió debajo de una higuera de su jardín y vio en el sueño a un desconocido que le dijo:

-Tu fortuna está en Persia, en Isfaján, vete a buscarla.

A la madrugada siguiente se despertó y emprendió el largo viaje y afrontó los peligros de los desiertos, de los idólatras, de los ríos, de las fieras y de los hombres.

Llegó al fin a Isfaján, pero en el recinto de esa ciudad lo sorprendió la noche y se tendió a dormir en el patio de una mezquita. Había, junto a la mezquita una casa, donde una pandilla de ladrones atravesó la mezquita y se metió en la casa,  las personas que dormían se despertaron  pidiendo  socorro. Los vecinos también gritaron, hasta que el capitán de los serenos de aquel distrito acudió con sus hombres y los bandoleros huyeron por la azotea.

El capitán hizo registrar la mezquita y en ella dieron con el hombre de El Cairo y lo llevaron a la cárcel. El juez lo hizo comparecer y le dijo:

-¿Quién eres y cuál es tu patria?

El hombre declaró:

-Soy de la ciudad famosa de El Cairo y mi nombre es Yacub El Magrebí.

El juez le preguntó:

-¿Qué te trajo a Persia?

El hombre optó por la verdad y le dijo:

-Un hombre me ordenó en un sueño que viniera a Isfaján, porque ahí estaba mi fortuna. Ya estoy en Isfaján y veo que la fortuna que me prometió ha de ser esta cárcel.

El juez echó a reír.

-Hombre desatinado -le dijo-, tres veces he soñado con una casa en la ciudad de El Cairo, en cuyo fondo hay un jardín. Y en el jardín un reloj de sol y después del reloj de sol, una higuera, y bajo la higuera un tesoro. No he dado el menor crédito a esa mentira. Tú, sin embargo, has errado de ciudad en ciudad, bajo la sola fe de tu sueño. Que no vuelva a verte en Isfaján. Toma estas monedas y vete.

El hombre las tomó y regresó a la patria. Debajo de la higuera de su casa (que era la del sueño del juez) desenterró el tesoro. Así Dios le dio la bendición,  lo recompensó y exaltó.



Autor: Desconocido.

10 comentarios:

  1. No hay nada mejor que soñar y si se está despierto tanto mejor.
    Precioso, un besote, feliz fin de semana 😘😘

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  2. ¡Qué cosas! Los tesoros siempre suelen estar cerca de nosotros, pero tenemos que aventurarnos a salir para saber verdaderamente dónde se esconde nuestra riqueza. Muy bueno, Piruja. Un fuerte abrazo

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  3. Al final aquel sueño surtió su efecto.
    Un abrazo.

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  4. Qué historia tan bella y llena de sabiduría. A veces buscamos lejos lo que siempre estuvo en nuestra propia casa, en nuestras raíces, en ese lugar íntimo donde habita lo esencial. El viaje —con todos sus riesgos y extravíos— no fue en vano: gracias a él, el hombre pudo reconocer el tesoro que tenía desde el principio.
    Así es también la vida: nos empuja a caminar, a equivocarnos, a creer en sueños que parecen absurdos, para finalmente mostrarnos que lo verdaderamente valioso suele estar más cerca de lo que imaginamos.

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  5. Que bonito sueño que tuvo de todo, hasta cárcel, pero el resultado fue fantástico.
    Me encantó.
    Un abrazo.

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  6. Siempre soñar, para alcanzar nuestros objetivos, y desearlos con los ojos abiertos.
    Con un final verídico. Sigamos soñando de pie
    Feliz semana Piruja.
    Un fuerte abrazo

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  7. Me ha gustado mucho!!.
    Siempre hay que soñar.
    Un beso.

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  8. Buena leyenda, me gustó mucho. Besos.

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