sábado, 4 de agosto de 2018

Las tres fechas de Bécquer... ( La Leyenda... )


En algunas placas colgadas en las esquinas de las callejuelas toledanas se destaca el dibujo de una hoja de los naranjos, los amantes del Toledo mágico saben descifrar su símbolo, un vivo recuerdo a Gustavo Adolfo Bécquer, a las leyendas toledanas que relató.

Se encontraba el poeta paseando un día por la plaza de Santo Domingo El Real, cuando vio como las cortinillas de una de las ventanas se levantaban para volver a caer con rapidez, ocultando a sus ojos la persona que le miraba. Bécquer volvió a pasar otra tarde y nuevamente ocurrió el mismo hecho, pero no pudo distinguir a nadie en concreto; sin embargo, su sensibilidad como poeta, no le dejo duda que se trataba de una bella mujer, que la conocía y que ella quería expresarle algo... Aquel día sacó su lápiz y apuntó en su cuaderno lo que llamo “ la primera fecha”.

Pasados unos meses, Bécquer vuelve a Toledo, y en otra de sus salidas por esta parte de la ciudad, estando dibujando la portada del viejo convento, creyó ver que desde la misma ventana, una blanca y juvenil mano le saludaba, sin que pudiera percibir rostro alguno. Nuestro poeta espero durante algún tiempo para ver si se repetía el suceso pero ya no volvió a ver aquella misteriosa mano.

Llegó la hora en que tenia que partir hacia Madrid, donde residía, pero antes de guardar sus dibujos apuntó en su cuaderno esta “segunda fecha”

Pasó un año hasta que el poeta volvió nuevamente a esta plaza sin que se le hubieran borrado del todo aquellos recuerdos. Llegándose, le pareció oír las notas de un órgano y los cantos religiosos de voces femeninas que salían del convento.

Preguntó a un mendigo que se hallaba junto a la puerta qué se celebraba ahí, y éste le contestó que se trataba de una toma de hábitos para una novicia.

Entregado Bécquer por ver el desarrollo de este ritual, entró en la iglesia y vio como los sacerdotes envueltos en el incienso se dirigían al fondo del templo donde se hallaba la virgen que iba a ser consagrada ese día con Dios.

Vio como la abadesa, en una acto ceremonial, cortó a la joven el largo cabello que tenía, le quitó las joyas que llevaba y la desnudó de su traje ordinario para ponerle el hábito, vio también como la joven se tumbaba boca abajo en el suelo y se la cubría con pétalos de flores en medio del sonido de una triste melodía.

Acabado el rito, se abrió una puerta dentro del coro por donde la nueva esposa de Dios entró hacia la clausura; en ese momento el poeta pudo ver su rostro y se dio cuenta que él conocía a aquella muchacha sin haberla visto nunca, era la mujer de la mano blanca que le saludaba desde las ventanas del convento.

Quiso gritar para expresar sus sentimientos, pero no pudo. En aquel mismo instante se cerraba para siempre la puerta claustral.

Pregunta con impaciencia a una viejecita quién era la muchacha... y ésta le dijo que se trataba de una joven que se encontraba sola en el mundo tras la muerte de sus padres y, viéndola así, el deán de la catedral, le ofreció una dote para que pudiera tomar el velo.

Cuando nuestro poeta le pregunta donde vivía esa mujer, no pudo contener sus sentimientos al saber que era aquella casa donde vio por primera vez levantarse y caerse las cortinas de la ventana.

Esta es “La tercera fecha” de Bécquer, que nunca fue escrita porque el poeta la llevó en un sitio donde no se borraría jamás, donde nadie más la puede leer...., en su corazón.


 Bécquer.





18 comentarios:

  1. Un amor misterioso e imposible para el poeta.
    Besos, Pily.

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  2. Tremenda leyenda, un amor imposuble.
    Besos.

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  3. Bonita y triste historia. Besitos Piruja.

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  4. Siempre me gustó Becquer pero desconocía esta triste historia que seguro le marcó mucho en su vida.Besicos

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  5. Pues yo tambien desconocia esta historia .
    Es triste , pero a la vez es una rica historia de amor.
    Muy tipica de Becquer.

    Me ha encantado.

    Un abrazo muy grand e.

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  6. Gracias por tu visita Piruja.
    No estuve nunca en Miarroba...
    Me gustó la historia sobre Bécquer, muy interesante y nostálgica.
    Besos y también te sigo.

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  7. Como siempre, historias bonitas pero muy tristes...
    ¡¡Querida amiga ya estoy en casa!!
    ya he vuelto de mis vacaciones en las que he pasado mucho calor, llego a Madrid y hace mucho más, asi que de momento, estoy metidita en casita que es donde mejor se está.
    Un besito guapetona.

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  8. Triste historia amor la del poeta...no la conocía..... de seguro y que escribió muchos poemas a ese amor....en fin poeta del amor.....un gusto pasar a dejarte mis saludos....cuídate.

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  9. Pilar, nos dejas una hermosa y nostálgica leyenda...Esa mujer que expiaba al poeta tras la ventana y que el universo no propició el momento para encontrarse...Sin embargo, él si descubrió el desenlace, que seguramente lo sumió en la tristeza de lo que pudo ser y no fué...La vida nos acerca y nos separa, todo tiene su sentido, aunque a veces no veamos la lógica...
    Te agradezco estas bellas historias que nos hacen pensar.
    Espero que haya refrescado y disfrutes del mes de agosto.
    Te dejo mi abrazo y mi cariño, amiga.

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  10. Una leyenda preciosa la que dejas en esta ocasión. Un amor misterioso que se quedo encerrado, pero como toda leyenda prefiero pensar que solo fue eso, leyenda.
    Me ha encantado leerla.
    Un abrazo Piruja.

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  11. Una gran historia.
    Bécquer es uno de mis poetas preferidos.
    Un beso. Feliz Agosto.

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  12. Me asombré...tenía que sucederle a un poeta...de allí la grandeza de su obra.

    hermoso sin dudas.

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  13. Que linda historia Piruja.
    Me alegré mucho de llegar a éste rinconcito.
    El encanto de Bécquer.
    Cariños,

    Cinthia

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  14. Es una hermosa y triste historia de amor,otra vez la vida emplea su juego de acercar a dos seres y apenas rozar sus almas para después volver a alejarles aunque sigan estando bajo el mismo universo.

    Me gusto mucho el relato.

    Saludos, un placer pasar por este bello rincón de letras.

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  15. Un maestro de las leyendas nuestro Bécquer y todas ella con una moraleja de la que extraer la lección.
    Me encantan.
    Gracias, Pilar.
    Besos

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