sábado, 26 de diciembre de 2020

El Pescador y el Pez Dorado.

Erase una vez un pescador anciano que vivía con su también anciana esposa en una triste y pobre cabaña junto al mar. Durante treinta y tres años el anciano se dedicó a pescar con una red y su mujer hilaba y tejía. Eran muy pero que muy pobres.

Un día, se fue a pescar y volvió con la red llena de barro y algas.

La siguiente vez, su red se llenó de hierbas del mar. Pero la tercera vez pescó un pez pequeño.

Pero no era un pez normal, era dorado. De repente, el pez le dijo con voz humana:

-Anciano, devuélveme al mar, te daré lo que tú desees por caro que sea.

Asombrado, el pescador se asustó. En sus treinta y tres años de pescador, nunca un pez le había hablado. Entonces le dijo con voz cariñosa:

-¡Dios esté contigo, pececito dorado! Tus riquezas no me hacen falta, vuelve a tu mar azul y pasea libremente por la inmensidad.

Cuando volvió a casa, le contó a la anciana el milagro: que había pescado un pez dorado que hablaba y que le había ofrecido riquezas a cambio de su libertad. Pero que no fue capaz de pedirle nada y lo devolvió al mar. La anciana se enfadó y le dijo:

-¡Estás loco! ¡Desgraciado! ¿No supiste qué pedirle al pescado? ¡Dale este balde para lavar la ropa, está roto!

Así, se volvió al mar y miró. El mar estaba tranquilo aunque las pequeñas olas jugueteaban. Empezó a llamar al pez que nadó hasta su lado y con mucho respeto le dijo:

-¿Qué quieres, anciano?

-Su majestad pez, mi anciana mujer me ha regañado. No me da descanso. Ella necesita un nuevo balde porque el nuestro está roto.

El pez dorado contestó:

-No te preocupes, ve con Dios, tendrás un balde nuevo.

Volvió el pescador con su mujer y ella le gritó:

-¡Loco, desgraciado! ¡Pediste, tonto, un balde! Del balde no se puede sacar ningún beneficio. Regresa, tonto, pídele al pez una isba.

Así volvió el viejo al mar y este estaba revuelto. Llamó de nuevo al pez y este le preguntó:

-¿Qué quieres, anciano?

-Su majestad pez, mi anciana mujer me ha regañado aún más. No me da descanso. La anciana amargada pide una isba.

El pez dorado contestó:

-No te preocupes, ve con Dios, tendrás una isba.

Cuando volvió, se encontró a la anciana sentada en una piedra y, a sus espaldas, había una maravillosa isba con chimenea de ladrillo y un gran portón.

No quedaba rastro de la cabaña de madera.

-¡Estás loco! Desgraciado! -volvió a gritarle la anciana-. No quiero vivir como una pobre campesina, quiero ser una burguesa.

De nuevo, volvió al mar a buscar al pez. El mar no estaba en absoluto tranquilo. Llamó al pez y este le dijo:

-¿Qué quieres, anciano?

-Su majestad pez, mi anciana mujer me ha regañado nuevamente. No me da descanso. Ella quiere dejar de ser campesina, quiere ser burguesa.

-No te preocupes, anciano. Ve con Dios.

Cuando volvió, vio a su esposa ataviada con ropas caras, un collar de perlas, botas rojas y una corona. Tenía criados a los que azotaba continuamente.

El viejo le dijo:

-¡Buenos días, noble señora! ¡Estarás ahora contenta!

Pero ella ni lo miró y lo hizo llevar a las cuadras.

Volvió a obligarle a ir al mar por la fuerza. Incluso llegó a pegarle en la cara.

Ya no quería ser burguesa y le dijo que le pidiera al pescado que la convirtiera en zarina. Eso hizo el anciano. Volvió al mar, que estaba de color negro y agitado y le pidió al pez lo que su anciana mujer le había solicitado.

Cuando volvió a la aldea, su mujer estaba sentada en una gran mesa llena de manjares y servida por infinidad de criados. Detrás había soldados con hachas que vigilaban su seguridad. El viejo hizo una reverencia y le dijo:

-¡Buenas, su alteza zarina! -y ella lo hizo sacar de allí a palos y casi le dan con las hachas.

Esa semana la anciana lo hizo llamar de nuevo. Le dijo que quería ser la dueña del mar y poseer incluso al pez mágico. Lo mandó de vuelta al mar para que cumpliera con sus deseos.

El anciano le dijo al pez que su mujer quería ser la dueña de todo, vivir en el mar y por supuesto, poseerlo a él. El mar estaba absolutamente revuelto. Había una tormenta con olas tremendamente grandes y daba miedo acercarse.

El pez le salpicó con la cola y no dijo nada.

De repente, el anciano se encontró en su barca pescando con su vieja red. En la orilla, su anciana y amargada mujer estaba sentada frente a la casucha en la que habían vivido siempre.

A sus pies, estaba el balde roto.


FIN

1. Isba: Vivienda rural de madera, propia de algunos países septentrionales del antiguo continente, y especialmente de Rusia.

2. Zarina: Esposa del Zar. Zar: Título que se daba al emperador de Rusia.


Autor: Alexandr Puchkin.



18 comentarios:

  1. Cuanta ambición y crueldad albergaba la vieja, le estuvo bien empleado el castigo. Las fotos son preciosas.

    Besos.

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  2. El ser humano nunca estará conforme con lo que tiene, ese Alexander lo sabía muy bien, en su tiempo existían las zarinas.
    Abrazo.

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  3. No se le estuvo mal por avariciosa.
    Un saludo

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  4. Muy buena lección de moral . La ambición nunca es buena, la soberbia de la anciana le hizo perder lo más importante el respeto del anciano marido y la poca felicidad que podrían tener. Muy bonito Piruja muak.

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  5. La avaricia rompe el saco y es lo que le pasó a la señora y le estuvo muy bien empleado.Besicos

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  6. Nunca estamos conformes. Otra leyenda que no conocía y me gusto. Saludos y abrazo amiga. Feliz 2021

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  7. La ambición de la mujer tiene al fin su merecido ¡preciosa leyenda!
    Felices Fiestas y feliz AÑo Nuevo!!

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  8. Una ambición sin fin la de esa mujer, hasta que cansó al pez.
    Un abrazo grande, deaeando que el 2021 sea un año de bendiciones para ti, con salud, amor y felicidad. Gracias por tu cercanía.

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  9. Por pedir que no quede. Claro que a veces suele pasar, que tanto pides que al final te quedas sin nada.
    Un besito y que tengas un buen año nuevo que sea mejor que este.

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  10. Gran historia, Pilar. Lo chocante es que el hombre fuera tan humilde y la mujer tan soberbia después de tantos años viviendo juntos y sobrellevando la pobreza...Y es que el ser humano se vuelve loco con la riqueza, en este caso la mujer...Pero el tiempo, en este caso el pez, pone a cada cual en su lugar. Una pena, pero es así.
    Espero que estés animada y el nuevo año te traiga salud y lo que necesites para ser feliz, amiga.
    Te dejo mi abrazo y mi cariño.

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  11. Una buena historia que deja gran enseñanza.
    Un abrazo Piruja, deseo pasaras buenas fiestas.
    Abrazos

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  12. Muy peligrosa la codicia.

    Gran enseñanza en tu leyenda. Muy buena.

    Un besito.

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  13. Hola Pili,ya ves,ella pedía tanto para sí que no se dio cuenta que el mayor tesoro ya lo tenia en casa,,su humilde y para nada egoísta, marido.La avaricia rompe el saco y esta señora lo reventó:)

    Muchos besos linda amiga:)

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  14. No se puede pedir sin sentido al final te quedas como estabas. Un bonito cuento con moraleja.
    Un abrazo Pili y feliz año 2021
    Puri

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  15. BUENOS días Piruja, bonito relato.
    Feliz Año Nuevo, para ti y los tuyos.
    Un abrazo

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  16. La ambición y el poder, los males de esta sociedad. Me encantó este cuento. Abrazos

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  17. Demasiada ambición, pero me ha gustado. Besos.

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