Ilusionada, llegó al templo y encendió su lamparita. La colocó junto al resto, todas más grandes, y dijo en voz alta:
– Perdona, Buda, por no poder traerte nada más. Es todo lo que tengo, pero deseo que esta pequeña luz pueda ser bendecida con el don de la sabiduría para poder hacer felices a otros e iluminar su camino.Durante esa noche, todas las lámparas se fueron apagando. Todas, menos una, la de la anciana. Uno de los discípulos de Buda, al ver a la mañana siguiente que estaba encendida, quiso apagarla. Pensó que no había razón para que estuviera encendida durante el día. Pero por más que intentó a pagarla, no lo consiguió. Ni soplando, ni apretando la mecha… La llama volvía a surgir de nuevo. Entonces se acercó Buda y le dijo:
– ¿Qué haces? – Intento apagar esta lámpara, pero no lo consigo…– No lo lograrás nunca. Ni aunque derrames sobre ella todo el agua del océano, ni aunque traigas hasta aquí el agua de todos los lagos. No podrás apagarla jamás.
– Pero… ¿por qué?- preguntó extrañado el discípulo.
– Porque esta lámpara fue encendida con el poder del amor, con la devoción y la ilusión, con la intención de hacer felices a otros.
Moraleja: «Cada vez que intentamos proporcionar felicidad a otros, nos proporcionamos felicidad a nosotros mismos»
Me parece una buena lección.
ResponderEliminarUna fábula a tener en cuenta.
Besos.
Muy bonito. Un beso
ResponderEliminar¡Qué fábula tan hermosa! Lo que se construye con amor nunca dejar de existir.
ResponderEliminarMil besos.
Muy bonita historia.
ResponderEliminarUn abrazo
La verdadera clave de la felicidad, aunque parezca una utopía, está en las pequeñas cosas, entre ellas tratar de hacer feliz a los demás.
ResponderEliminarUn beso
La fuerza de los pequeños actos llenos de amor que se hacen gigantes cuando revierten en los demás. Paso a saludarte y desearte un feliz fin de semana
ResponderEliminarMe ha encantado Piruja. Que tengas un bonito mes de septiembre.
ResponderEliminarPreciosa historia. Hermosa.
ResponderEliminarBesos-
! Qué preciosidad de fábula, querida Pirujiña¡ Me ha encantado, claro sí, es cierto, las pequeñas cosas con amor, pueden hacer que la felicidad reine en un corazón necesitado.
ResponderEliminarHe pasado un roto muy a gusto leyéndote, Gracias.
Te dejo mi abrazo llenito de gratitud y bendiciones que cuiden de tos pasos siempre en el paseo de la vida.
Se muy, muy feliz.
Me encantó,cariños.
ResponderEliminarA mi me encantan estas entradas, son tan curiosas como didácticas. Lo que se construye con amor permanece...
ResponderEliminarUn beso.
Que bonita la fábula y que agradable de leer.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con la moraleja
Besos
Una hermosa fábula Piruja ¡Cuánto amor tenía la anciana!.
ResponderEliminarBesos.
Una hermosa fábula a tener muy en cuenta.
ResponderEliminarUn abrazo Piruja.
El amor y la generosidad pueden conseguir milagros, como la lámpara de esta anciana, cuya luz era eterna. El cielo siempre nos mira y valora el empeño que ponemos cuando ayudamos a los demás con sentimiento auténtico, amiga.
ResponderEliminarMi abrazo inmenso y feliz mes de septiembre, Pilar.