Hubo una vez un joven. Cansado de las batallas entre los clanes, las masacres y las peleas, decidió retirarse a un monasterio para recuperar la paz en su alma atormentada. El monasterio estaba en el valle que había entre dos montañas, oculto a la vida del exterior para no perturbar a los que buscaban paz allí Estaba construido con piedra, contaba con una torre principal para llamar a la meditación y dos torres dispuestas a cada lado de esta, desde las cuales podía divisarse a los viajeros que se aproximaran. A su lado fluía un arroyo que se había canalizado para que fluyera por el patio del monasterio, para así tener agua. Estaba rodeado de arboles grandes y fuertes, robles, fresnos, encinas, chopos,... Gran diversidad de plantas existían en aquel lugar, entre las cuales los animalillos del bosque se escondían de los extraños y de los viajeros que por allí pasaban.
El lugar reposaba una paz extraordinaria, y por ello el joven decidió ir allí creía que allí conseguiría la paz que tanto ansiaba para sanar sus pecados. Atrás dejo la vida que llevaba Atrás dejo la vida de guerrero y de riquezas, las noches de celebración y las hermosas muchachas que deseaban cortejarlo Fue aceptado como monje, y se pasaba los días pidiendo perdón a los dioses por todo el dolor que había causado. Paseaba por los pasillos, caminaba por el patio y subía a las torres. Siempre pidiendo perdón.
Cierto día cuando paseaba por el patio una bocecilla le llamo. El joven se giro, pero no vio nada. La bocecilla grito "¡ Aquí, en el agua!". Era una hermosa kelpie que le estaba llamando para que se acercara. El joven se aproximo y observo a la hermosa kelpie, sin dejar de preguntarse porque aquel espíritu del agua le llamaba. La joven kelpie tenia una mirada penetrante, ojos verdes, sus cabellos eran negros como la noche, y lisos como el cielo, sus labios eran rojos y carnosos. Su piel brillaba con los reflejos que el sol producía en el agua.
Finalmente la kelpie le pregunto porque pasaba los días pidiendo perdón El joven le contó el por que de aquello. Le contó los pecados que había cometido, los excesos en los que había caído y las atrocidades cometidas. La joven kelpie escuchaba atentamente al joven. Le había estado observando todos los días desde su llegada, ya que era muy joven para estar allí y a la kelpie le había atraído. La kelpie se había encaprichado con el, el joven era guapo y la kelpie, como son de naturaleza todos estos pequeños espíritus quería tenerlo para ella.
Pasaron los días y todos los días la kelpie se presentaba ante el joven, hasta que cierto día la hermosa kelpie le confeso lo que sentía El joven, que no quería negarse abiertamente ante la divinidad temiendo el castigo, le dijo que era imposible lo que le proponía que el no podía vivir bajo el agua, ya que no podía respirar, y ella no podía vivir en la tierra.
Autor: Desconocido.
Mira por donde yo he recogido cantidad de esas "lagrimas" de la joven kelpie en algunas playas en las que he pasado mis vacaciones y las tengo en una fuente en el centro de la mesa de mi comedor........son cristales de diversos colores pulidos por las olas del mar que ahora cuando los mire me acordaré de esta bonita leyenda.Besicos
ResponderEliminarSi son muchas la lagrimas que se marchan llenas de dolor.
ResponderEliminarSaludos
Que bonita leyenda !! Besicos.
ResponderEliminarLas lágrimas deben de haber sido de un valor invaluable, porque ahora cuesta encontrarlas.
ResponderEliminarPrecioso relato envuelto en tu magia.
Besos Piruja.
DE ESAS LAGRIMAS HE RECOGIDO Y RECOJO YO UN MONTON EN LA PLAYA. ME ENCANTAN Y SOBRETODO CUANDO ENCUENTRO DE COLOR AZUL Y ROJO. ALGUN TRABAJILLO HE HECHO YO DECORANDO CAJAS CON ELLAS
ResponderEliminarQUE BIEN Y QUE RATICO MAS AGRADABLE PASO LEYENDO ESTAS HISTORIAS TAN BONITAS
UN ABRAZOTE ENORME
Pilar, de nuevo tus bellas historias nos dejan bellas lecciones...Cada dolor y cada sufrimiento no es en vano, es recogido por el universo. En este caso las lágrimas de la joven se convirtieron en hermosas piedras, que alegrarían la vida a muchas personas...Y es que a veces hay amores imposibles, que dejan un rastro amoroso y bello.
ResponderEliminarMi gratitud y mi abrazo de luz por tu constancia y buen hacer, amiga.
M.Jesús
Muy bonita leyenda historia o cuento pero me ha dado pena el final, por lo tanto, tu que sabes muy bien escribir, la próxima vez ponle el final que a ti te guste, aunque sea de otro autor, pues no creo que nadie se enfade. Eso si, que sea un final feliz.
ResponderEliminarUn beso
Lo que me encantó escomo la iglesia cambia el curso de las aguas para beneficiarse...lo de todos, para su uso, como siempre.
ResponderEliminarEs una historia muy conmovedora. Gracias por compartirla.
ResponderEliminarTe dejo un abrazo!
Que historia tan emocionante y triste, aunque con un precioso poso colorido vistiendo el paisaje de belleza.
ResponderEliminarCómo perderse una tus siempre preciosas historias?
Imposible.
:)
Besos, guapa.
¡Hola Piruja!!!
ResponderEliminarComo siempre nos dejas una muy linda leyenda de un amor imposible, pero siempre se saca algo positivo, en ese caso la belleza de las piedra que harían felices a más de uno.
Gracias por compartirlo siempre es un inmenso placer leerte. Y mil gracias por tu amabilidad de contestar a la pequeña historia de mi cerezo y, tienes razón! Debe ser que quiere agradecerme el haberla traído a mi pequeña huerta, no tiene otra explicación. Es la flor más pequeña de lo habitual en su debido tiempo, pero tiene mucha, le saque una foto con el móvil, te la podría enviar por whatsApp si tú lo tienes...
Te dejo mi correo y hablamos en privado si te apetece sino no te preocupes, no pasa nada. mfigueirag@hotmali.com.
Un abrazo y toda mi estima.
Se muy muy feliz
Pero que bonito,Piruja.Mira que habré cogido yo lagrima de todos los colores y aun las sigo recogiendo cada vez que bajo a la playa.Y es curioso pero es en invierno cuando más salen a la orilla esa preciosas piedras de colores.
ResponderEliminarBesos y mas besos!!
Es un bonito significado el que la leyenda le da a tantas piedrecitas que hay en ríos, lagos y mares.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cada vez que recoja uona de esas preciosas piedrecitas pulidas por el agua, me acordaré de esta hermosa y triste leyenda.
ResponderEliminarBesos
Emocionante leyenda.
ResponderEliminarTe mando un beso
Pilar como siempre una bonita leyenda, en la otra cara existen pequeñas realidades como que no puedo acceder a mi blog ""Rincón para los sentimientos" han sido muchos ataques al mismo, supongo que por motivos políticos y despues de muchas averias del ordenador, provocadas, ni con la ayuda, escasa, de Google puedo acceder al mismo.
ResponderEliminarLo dejo abandonado en este mar.
Besos.
Hola Ricardo, me da mucha pena leer lo que te ha pasado con el blog, ya que este no puedes entrar en el, ojala habras otro y así poder seguirte de nuevo, no se si leerás este comentario, como no tengo otro medio te mande un correo y en el face también te deje un privado, ojala te tengamos de nuevo entre nosotros pronto, cuidate mucho vale?, y porfi, di algo de vez en cuando y así saber de ti:), gracias por todo amigo, hasta pronto.
EliminarBesos.
Esas piedrecitas tienen su magia, así como la leyenda, que me ha parecido preciosa. Espero que hayas pasado un buen verano Piruja, yo ya estoy de vuelta por el mundillo bloguero. Un fuerte abrazo. @Pepe_Lasala
ResponderEliminarQue bonita y triste leyenda nos traes Piruja, en mi ciudad tenemos mar, así que, son muchas las veces que recojo priedrecitas, de ahora en adelante me acordaré de Kelpie cada vez que lo haga.
ResponderEliminarUn beso.
Hola Piruja, buenas noches,
ResponderEliminarlinda leyenda...
lastima que no pudo concretar ese sentimiento =(
pelo negro, ojos verdes, labios carnosos, por un momento pensé que me estabas leyendo la mente =)
Te deseo un maravilloso domingo
un cálido abrazo
Hola hermosa Piruja, estamos un tanto distancias, pero no me olvido de ti.
ResponderEliminarBella, triste y cierto es que estas historias de amores imposibles no sólo ocurren en las leyendas, también en la vida real y más de lo que parece.
Una buena semana y un abrazo.
Ambar.
Me encantan esas piedrecillas. Ahora cada vez que las vea me acordaré de ti Piruja. Un abrazo.
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