sábado, 10 de abril de 2021

Los Dos que Soñaron.

Cuentan los hombres dignos de fe, que hubo en El Cairo un hombre poseedor de riquezas, pero tan magnánimo y liberal que todas las perdió, menos la casa de su padre, y que se vio forzado a trabajar para ganarse el pan. Trabajó tanto que el sueño lo rindió debajo de una higuera de su jardín y vio en el sueño a un desconocido que le dijo:

-Tu fortuna está en Persia, en Isfaján, vete a buscarla.

A la madrugada siguiente se despertó y emprendió el largo viaje y afrontó los peligros de los desiertos, de los idólatras, de los ríos, de las fieras y de los hombres.

Llegó al fin a Isfaján, pero en el recinto de esa ciudad lo sorprendió la noche y se tendió a dormir en el patio de una mezquita. Había, junto a la mezquita una casa, donde una pandilla de ladrones atravesó la mezquita y se metió en la casa,  las personas que dormían se despertaron  pidiendo  socorro. Los vecinos también gritaron, hasta que el capitán de los serenos de aquel distrito acudió con sus hombres y los bandoleros huyeron por la azotea.

El capitán hizo registrar la mezquita y en ella dieron con el hombre de El Cairo y lo llevaron a la cárcel. El juez lo hizo comparecer y le dijo:

-¿Quién eres y cuál es tu patria?

El hombre declaró:

-Soy de la ciudad famosa de El Cairo y mi nombre es Yacub El Magrebí.

El juez le preguntó:

-¿Qué te trajo a Persia?

El hombre optó por la verdad y le dijo:

-Un hombre me ordenó en un sueño que viniera a Isfaján, porque ahí estaba mi fortuna. Ya estoy en Isfaján y veo que la fortuna que me prometió ha de ser esta cárcel.

El juez echó a reír.

-Hombre desatinado -le dijo-, tres veces he soñado con una casa en la ciudad de El Cairo, en cuyo fondo hay un jardín. Y en el jardín un reloj de sol y después del reloj de sol, una higuera, y bajo la higuera un tesoro. No he dado el menor crédito a esa mentira. Tú, sin embargo, has errado de ciudad en ciudad, bajo la sola fe de tu sueño. Que no vuelva a verte en Isfaján. Toma estas monedas y vete.

El hombre las tomó y regresó a la patria. Debajo de la higuera de su casa (que era la del sueño del juez) desenterró el tesoro. Así Dios le dio la bendición,  lo recompensó y exaltó.


Autor: Desconocido.


15 comentarios:

  1. Curiosa y bonita leyenda.
    Muchos besos.

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  2. Bonita leyenda, feliz sábado.
    Un abrazo

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  3. Esto me dice que hay que creer en los sueños. Me encantan las historias que nos dejas nos haces soñar amiga. Un gran abrazo y besote para ti .

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  4. Una historia estupenda. Una de mis Evas sueña cosas que pasan luego. Menos mal que no es muchas veces, porque volvería loca a las otras.

    Un beso soñador.

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  5. Toma yaaa!!! Qué suerte tuvo al final. A ver si tengo yo algún día un sueñecico de esos, ja ja ja.
    Feliz finde y un abrazoooo.

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  6. Hola Piruja. Curiosa historia. Hay ocasiones que los sueños tienen que ver con realidades.
    Un abrazo.

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  7. Pues si no llega a ir a Persia nunca se hubiera enterado del tesoro que habñia en su propia casa.Besicos

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  8. Esta leyenda me ha encantado. Besos y feliz domingo.

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  9. Siempre me gusta leerte,cariños.

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  10. Otro que no conocia, Gracias aiga, saludos.

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  11. Un sueño fantástico que le solucionó la vida. Una leyenda preciosa que me encantó leer.
    Buen domingo Piruja, y un abrazo.

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  12. Una gran leyenda. Muy bella.
    Un beso.

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  13. Muy linda y curiosa leyenda, siempre un placer leerte amiga Piruja, un abrazo.

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  14. Pilar, espero que todo vaya bien, amiga...La leyenda que nos dejas nos deja algunos mensajes. Los sueños a veces son premonitorios y lo que nos ocurre en la vida no es casual, tiene un sentido siempre, que hay que buscar y encontrar. Muy bueno, Pilar.
    Te dejo mi abrazo entrañable y mi ánimo.

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  15. Así es Piruja, como "El Alquimista" de Paulo Coelho se busca lejos lo que se tiene al alcance de la mano. Un beso.

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